En marzo del año pasado, el aeropuerto de Teruel recibía el Premio Mundial de Innovación, Quality Innovation Award, QIA, que organiza la asociación China de la Calidad, en Pekín, para impulsar proyectos innovadores en empresas y organizaciones. El premio lo retiró Alejandro Ibrahim Perera, doctor ingeniero aeronáutico por la Universidad Politécnica de Madrid y Director General del Aeropuerto de Teruel desde 2012. De haber recibido el galardón este año, la Covid habría impedido el desplazamiento de Ibrahim a China,“aunque yo creo que hubiese intentado ir por todos los medios, porque nos hizo muchísima ilusión”, declara. No obstante, desde la perspectiva del negocio, tampoco les ha ido mal con el coronavirus dado han crecido entre un 10 y un 15% debido a que muchas compañías eligieron sus instalaciones para estacionar y reparar sus flotas de aeronaves durante el confinamiento y la reducción global de la movilidad.
Ibrahim se define como “el director de orquesta” de un gran equipo “que hace posible todo este tinglado”, pero a su gestión se debe, en gran medida, el hecho de que el aeropuerto de Teruel dejase de ser un secarral sin pasajeros a ser el mayor centro de estacionamiento y mantenimiento de grandes aviones de Europa y el único centro de reciclado de grandes aeronaves en España.
De cero a motor de desarrollo regional
En un principio, Teruel, igual que la inmensa mayoría de las provincias españolas, quiso contar con un aeropuerto propio que impulsara el desarrollo regional. Su historia arranca en el año 2007, en un proyecto que surge al margen de AENA y liderado por el consorcio que integran el Gobierno de Aragón (60%) y el Ayuntamiento turolense (40%), un consorcio que preside José Luis Soro. Conscientes de las limitaciones de Teruel- 35.890 habitantes- para atraer actividad turística o comercial, la visión nunca fue construir un aeropuerto de pasajeros, sino crear un complejo industrial aprovechando para ello un terreno de 2.043.600 m2 de superficie -actualmente son 340 hectáreas- de un antiguo polígono de tiro cedido por el Ministerio de Defensa. Comienzan así en 2009 las obras de lo que se conoce como PLATA (Plataforma Aeroportuaria de Teruel) empezando por el allanamiento y asfaltado del terreno y otras tareas de la obra civil.
En 2011 finalizan las obras de acondicionamiento de un proyecto relativamente barato, 40 millones de euros. Es entonces cuando llega el momento de buscar a alguien que se encargue de insuflar vida a un centro de características únicas en España: un aeropuerto internacional industrial para dar cabida a la reconversión del sector aeronáutico.
El concurso público, bastante reñido, lo gana Alejandro Ibrahim, de origen canario y con dilatada experiencia previa en empresas como INECO o el Grupo Unión Fenosa. La nueva misión al frente de PLATA consiste en “crear un aeropuerto desde cero” y con un presupuesto bajo, tarea que acometió en 2012, el peor año de la crisis. Más adelante se sumará a la iniciativa Tarmac Aragón, filial de la compañía de origen francés especializada en mantenimiento y reciclaje de aviones y motores.
Los citados han sido los principales artífices de un caso de éxito que han hecho del centro aeronáutico turolense un potente foco de innovación sectorial a escala mundial, que aspira a dar empleo a más de 450 profesionales de la zona, que supera la media de 3 millones de euros de facturación anual, que cuenta con más de 150 clientes de 40 países y que ha permitido aterrizar en Teruel a los aviones más grandes del mundo.
Claves del éxito
Entre las principales claves del éxito pueden señalarse:
Un negocio diferenciado. La especialización industrial otorga al complejo “una entidad propia y un espacio para el desarrollo económico” de la zona.
Internacionalización: Desde el año 2014, cuenta con el Certificado de Aeropuerto Internacional, una distinción de la que carecen muchos aeródromos nacionales. Desde su apertura al tráfico aéreo en marzo 2013 su crecimiento de operaciones aéreas ha sido exponencial con un aumento del 575% del número de grandes aeronaves el segundo año operativo respecto al primero debido a la calificación internacional.
Hub aeroespacial: El Aeropuerto internacional de Teruel se ha convertido en un hub aeroespacial líder mundial en el sector aeronáutico y del transporte aéreo que aglutina a una red empresarial de máximo nivel en diferentes áreas de especialización. En sus instalaciones se alojan empresas como PLD Space, la startup valenciana fundada en 2011 que desarrolla nanocohetes y cohetes espaciales reutilizables, el fabricante de aviones Airbus, British Petroleum o Delsat Aeronautics, especializada en el desarrollo de drones.
Diversificación: Las líneas de negocio son múltiples y muy diversas. Van desde los servicios originales de mantenimiento, estacionamiento y reciclaje de aviones hasta una escuela de pilotos comerciales, suministro de combustible, banco de prueba de motores o rodaje de películas y anuncios. Se suma ahora la actividad de aeropuerto comercial, tras recibir la autorización para recibir aviones de hasta 19 pasajeros, y un hangar para impartir cursos de Formación Profesional.
La apuesta por la innovación. Si ya en su momento, el de Teruel fue pionero en el reciclaje de aviones dentro de un modelo de economía circular, la innovación y el I+D ha seguido siendo seña de identidad del complejo, con sistemas de meteorología aeronáutica automática o permiso para vuelos VFR (Visual Flight Rules), por citar algún ejemplo.
La contención del gasto. Ya se ha dicho que su concepción y presupuesto inicial fueron baratos y a esa filosofía de contención de gasto se han seguido ciñendo los responsables del proyecto. “Las inversiones no se aprueban hasta que no se estiman necesarias y se amortizan las anteriores”, dice Ibrahim Perera recordando que gran parte del equipamiento original se adquirió de segunda mano.
Autofinanciación. Al no crearse bajo el paraguas público de AENA, entre los objetivos de sus impulsores ha estado siempre hacer rentable el aeropuerto desde el principio. Los 3 millones de euros que facturan de media cada año proceden de las distintas líneas de negocio ya referidas correspondiendo una parte importante a las tasas que cobran a las empresas concesionarias que operan allí. Los principales clientes son las compañías de leasing de aviones, además de los servicios de mantenimiento y reparación.Y si alguien opina que la cantidad facturada es baja, aclarar que es suficiente para convertirlo en el aeropuerto más rentable de España.
Proyección a medio y largo plazo. Siguiendo con esa línea de inversiones conservadoras, el consorcio estima llegado el momento de hacer un nuevo desembolso importante. El previsto desmantelamiento masivo de aeronaves que llevan en funcionamiento más de 20 años, la tendencia a la sostenibilidad de la industria y situaciones vividas como con la pandemia, así lo justifican. Para ampliar las instalaciones y los servicios han aprobado una inversión de 30 millones de euros que destinarán, entre otros, a la ejecución de un hangar para pintar aviones de gran envergadura, tres naves nuevas para acoger aviones pequeños o extender la campa de estacionamiento y aumentar así su capacidad actual de 250 aeronaves estacionadas. A la pregunta de si es buen momento para acometer la inversión, Alejandro Ibrahim declara:“nosotros siempre nos hemos arriesgado en momentos de crisis y, por ahora, nos ha ido bien”.
Un gestor ‘todoterreno’. No solo la plataforma aeropuertaria de Teruel ha sido merecedora de grandes reconocimientos. También Alejandro Ibrahim ha recibido galardones personales como la Cruz al Mérito Aeronáutico con Distintivo Blanco por el Gobierno de España, el Premio Europeo a la Calidad en la Gestión Empresarial o la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo. Comparte su actividad gestora con la académica con experiencia docente en las Universidades Politécnica de Madrid, la Carlos III o la de Zaragoza. Además de doctor ingeniero aeronáutico es Executive MBA por el Instituto de Empresa de Madrid, Máster en Informática por el Instituto Microsoft, piloto de aviación e instructor de vuelo. Y si le preguntas qué le queda por hacer te contestará que todo “porque cada día me levanto con un plan diferente en la cabeza: hacer algo nuevo y mejor”.