Advertisement
24 Mar, 2023

Emprendedores Logo

×

Reina ya tiene su trono

Las multinacionales contra las que compiten son grandes, pero lentas. Sus competidores se centran en productos industriales, mientras que Reina busca un toque artesanal para sus postres. Diferenciación y rapidez son las bazas de esta empresa murciana.

En un sector como el de la alimentación, copado por enormes multinacionales (Nestlé y Danone serían las grandes referencias), hacerse un hueco en el lineal de la gran distribución es casi una misión imposible. Sin embargo, una empresa 100% española y familiar como Reina ha conseguido colarse en los aparadores de las cadenas más prestigiosas de España. De hecho, es el principal fabricante nacional de postres lácteos frescos. En 2012 produjo 64.500 toneladas y cerró el ejercicio con una facturación de 106 millones de euros.

El camino hasta aquí ha sido largo y sinuoso. Es más, la empresa difiere mucho de la que concibió Enrique López Bustamente, bisa-buelo del actual director general del grupo, cuando la fundó en la localidad murciana de Caravaca de la Cruz, donde sigue teniendo sus instalaciones centrales.

“Mi bisabuelo creó una empresa de turrones, caramelos y dulces en 1926. Los productos de chocolate constituían la principal actividad de la compañía. Y en Navidad se hacían turrones y dulces para esa época”, explica Alfonso López, director general de Reina. Desde entonces, la compañía ha cambiado mucho, modificando su estructura y la actividad principal. En la actualidad, el grupo aglutina a las empresas Postres y Dulces Reina –matriz del conglomerado–, Postres Montero y Doce-Reina, que explotan las fábricas de Caravaca de la Cruz, Málaga y Pombal (Portugal), respectivamente.

Cambia el timonel, vira el barco
La historia de Reina se ha ido construyendo de generación en generación. La dirección de la empresa recae actualmente en la cuarta generación, pero la quinta ya se está incorporando a las tareas del día a día. La particularidad radica en que cada salto de padres a hijos se ha traducido en un viraje para modernizar la empresa y adaptarla a la demanda del mercado.

“A partir de la segunda generación, se produjo una separación familiar en la empresa. Una parte siguió ligada al chocolate. La otra, representada por mi padre y mi abuelo, decidieron continuar con la fabricación de dulces de Navidad y otros productos de pastelería típica de la zona. Fue a partir de 1960, cuando se fundó Dulces Reina”, señala López. Ese era todavía un paso previo a la configuración de la actual compañía, que en 1970 comenzó a producir sus primeros postres lácteos. El actual director general cogió el timón de la empresa en la década siguiente, dirigiendo definitivamente el rumbo hacia estos productos. “Sólo trabajábamos en Navidad. Eran cuatro meses fuertes de ventas. Decidimos buscar productos con actividad durante todo el año. Así que potenciamos los postres lácteos”, declara.

Esta reorientación se materializó en una época de importantes cambios. “Se incorporó una nueva planta y empezamos a desarrollar la gama de flanes de huevo, natillas, arroz con leche… todos los postres que hoy son nuestros buques insignia. En los 80 éramos un pequeño negocio, con unos 20 trabajadores. Pero fuimos evolucionando y vimos que la gama de postres era el futuro de la compañía. Decidimos apostar fuerte, con grandes inversiones en 1990. Y también en 1996, cuando nos trasladamos a las actuales instalaciones. Aquella primera unidad productiva tenía una capacidad de 10.000 toneladas al año. Y se ha ido ampliando hasta hoy, contando ya con una capacidad de 50.000 toneladas anuales”, remarca el director general.