El fundador de Amazon, Jeff Bezos es un fervoroso defensor del fracaso como vía para alcanzar el éxito, aún sabiendo que el coste de sus experimentos fallidos asciende a millones de dólares. Es el precio que tiene innovar para mantener viva la empresa. Recogemos aquí algunos de sus fracasos más sonados y que Bezos lleva a gala.
Fire Phone: en telefonía móvil
Cuentan que el experimento en el mundo de la telefonía móvil le costó a Amazon la pérdida de 170 millones de dólares. El Fire Phone fue el smartphone con el que Amazon quiso competir con los grandes del mercado como el iPhone de Apple o Android, pero fue un tremendo fracaso. A los quince meses de su lanzamiento dejó de venderlo tras numerosas críticas a la mediocridad del producto y su elevado precio. Semejante tropiezo no ha sido suficiente para que Bezos desista. Algunos hablan de que la compañía pronto sorprenderá con el lanzamiento del Ice Phone destinado, en principio, a mercados emergentes como India, aunque todavía no está en el mercado.
Amazon Key
Este corresponde al empeño de Amazon de que nada obstaculice la entrega de los paquetes a los consumidores. El sistema de entrega permite a los repartidores de Amazon acceder al interior de las viviendas en ausencia de sus inquilinos para depositar los pedidos. Para garantizar la seguridad hacen uso de una cámara de vigilancia y una cerradura conectada compatible para que el repartidos pueda abrir la puerta con una aplicación especial. Ahora quiere extender el servicio de entrega al maletero de tu coche. Además de las críticas recibidas a los fallos de seguridad cabe aventurar la poca aceptación que podría tener la solución en países como España donde no soltamos el bolso ni para ir a un baño público.
Amazon Destinations: el aprendizaje en la rama turística
Aquí dieron la lección por aprendida a los 6 meses de su lanzamiento que es cuando la compañía dijo adiós a Amazon Destinations. Fue la primera incursión de Amazon en el negocio de las reservas hoteleras que ofrecía descuentos y que pretendía competir con otras firmas como Booking. Su estrategia pasaba por recopilar la oferta hotelera cercana a las zonas metropolitanas, de modo que podía aprovechar los descuentos que ya aporta el servicio de proximidad de Amazon Local.
Amazon Rapids : lectura digital para niños
Se trataba de una aplicación para leer libros digitales destinada al público infantil. No se puede decir que Bezos sea precisamente un ignorante en el sector editorial, que es donde Amazon encuentra sus raíces. Tal vez por eso llama más la atención el error de Amazon Rapids, una iniciativa muy criticada por la comunidad de padres además de ignorar que los niños, a edades tempranas, prefieren las ilustraciones en papel antes que en Whatsapp.
Amazon Rekognition: el negocio de la seguridad
Se conoce ya como la última metedura de pata de Amazon. Su sistema de reconocimiento facial ha suscitado una gran polémica. Basado en el uso de la inteligencia artificial, el sistema es capaz de “identificar personas de interés en una colección de millones de rostros casi en tiempo real”. Las críticas proceden del suministro de este software a las autoridades y Policía estadounidense por la supuesta amenaza a la privacidad de sus ciudadano dada su utilización en lugares públicos. Hasta los propios empleados de la compañía han expresado su descontento con la solución.
Curiosa también otra de las posibilidades que ofrece Amazon Rekognition para analizar emociones como la felicidad, tristeza o sorpresa, y datos demográficos, como el sexo en las imágenes faciales. Rekognition puede analizar imágenes y enviar los atributos de emoción y demográficos a Amazon Redshift (su almacenaje de datos en la nube) para realizar informes periódicos sobre las tendencias, como en establecimientos comerciales y situaciones similares.
Kozmo. com: entregas gratuitas
La participación de Amazon en kozmo.com fue solo económica, con un aporte de 60 millones a este servicio de entrega rápida a domicilio de cosas tan absurdas como un helado, unos aperitivos o un CD y todo ello de forma gratuita. Normal que la empresa no parase de crecer cautivando no solo a Bezos sino también a Starbucks. A toro pasado es fácil decir que un servicio de reparto gratuito, sin mínimo de compra, tenía pocas perspectivas de progresar como negocio. La empresa terminó cerrando en 2001 pero a Bezos le costó 60 millones de euros aprender la importancia de ajustar un servicio de entrega rápida, pero cobrando.