La Nevera Roja ha sido recientemente noticia después de que Rocket Internet haya pagado por ella la friolera de 76 millones de euros. En esta entrevista José del Barrio nos cuenta la historia de la empresa y las claves de su gestión.
La idea de crear la Nevera Roja surgió de una necesidad real de sus fundadores, que cada día, al terminar de trabajar, pedían comida a domicilio. Poco podía pensar entonces, que años después venderían el negocio por un precio millonario y que crearía un fondo de inversión para ayudar en la proyección de startups dedicadas al e-commerce y al marketplace.
José del Barrio e Íñigo Juantegui, trabajaban juntos en PricewaterhouseCoopers cuando se dieron cuenta de que prácticamente todas las noches tenían que pedir comida a domicilio a través de procesos tediosos. Entonces, se les encendió la bombilla y pensaron: “Tiene que haber una forma de solucionar esto para no pedir siempre a los mismos sitios, tener variedad de comida y conseguir que sea un proceso divertido, sencillo y fácil”. Así de rápido surgió la idea de la Nevera Roja, una web donde se podría pedir comida a domicilio en los restaurantes de cada localidad.
Pruebas superadas
A pesar de que rápidamente se lanzaron a dar forma a la idea, se encontraron con varios problemas que les hicieron echar el freno. “La parte más complicada tiene que ver con buscar financiación, porque son proyectos costosos”, explica José del Barrio. Además, otro de los baches fue hacer que los inversores confiaran en el proyecto. “Costó hacer que los inversores confiaran en ello, porque todo el mundo piensa que en España sólo se toma tortilla de patata y paella y se bebe cerveza en las cafeterías. Era complicado hacer entender que aquí también se podía servir comida a domicilio”, recuerda.
Pero las horas de trabajo, dieron sus frutos cuando a finales de 2014 comenzaron a aparecer ofertas de compra a pesar de que nunca se habían planteado vender la empresa. “Fue inesperado, no lo teníamos pensado, de hecho se nos aproximaron varias veces algunos competidores nuestros europeos para comprarnos y no nos planteábamos la alternativa de venderlo”, afirma Del Barrio.
A medida que pasaba el tiempo las ofertas comenzaban a ser más interesantes. “Llegó un momento en que se alinearon ciertos acontecimientos y circunstancias, se nos presentaron varias ofertas muy interesantes que nos empujaron a abrir un proceso formal de venta para ver, por lo menos, qué precio podría llegar a tener el activo”, explica el fundador.
Todo son etapas, y al final, decidieron vender el que había sido su principal ocupación de los últimos años. “Pasamos de no querer vender la empresa y de no saber nada sobre cómo vender una empresa a tener cuatro ofertas encima de la mesa con unos importes muy elevados. Entonces, todo fue muy rápido, más o menos en mes y medio. Fue entre diciembre de 2014 y enero de 2015”, señala.
Aún así, José del Barrio continuaba con el gusanillo del emprendimiento y decidió pasar página y fundar Samaipata Ventures, “un fondo de capital riesgo que tiene como objetivo invertir en startups de Internet que siguen dos modelos fundamentales: el e-commerce directo, que es comercio electrónico como todo el mundo conoce, o los modelos de marketplace”.
De esta forma, el actual CEO de Samaipata quiere especializarse en un nicho muy concreto: “Queremos ser los que más sepamos de ese sector y, de alguna manera, contribuir con la suerte que hemos tenido desde el punto de vista financiero, porque como emprendedores nos ha ido bien. Se trata de revertir ese capital en el ecosistema y tratar de ayudar a otros emprendedores a cumplir sus sueños y tener proyectos de éxito. Lo hacemos desde un punto de vista de compromiso con la sociedad y financiero”.
La importancia del equipo
Los requisitos que tiene que cumplir una startup para que inviertan en ella son: que su modelo de negocio sea e-commerce o marketplace, que sean “potenciales líderes de categoría en los mercados en los que ya estén presentes” y que cuenten con “equipos sólidos, equipos fuertes, fundadores muy enganchados con el proyecto, que tengan una participación en el proyecto grande o un potencial de crecimiento muy elevado. Es decir, que puedan multiplicar por cinco o diez en los últimos años”.
De todos los requerimientos que buscan desde Samaipata, al que más importancia da José del Barrio es al equipo, “pensamos que es la clave. Tiene que ser gente muy buena. Cuando los proyectos son pequeñitos, y están naciendo, el equipo lo es todo”.