De ellos, el grueso procede de las exportaciones, a las que se destina el 88% de la producción. En ese constante incremento tiene mucho que ver, como insiste el propio Font, “el control del gasto y el rigor de las operaciones. Yo siempre digo que gestiono una empresa del siglo XXI con tácticas financieras del siglo XIX, es decir, no hay que estirar nunca más el brazo que la manga”.
Esta estrategia le ha permitido invertir en el 2011 24 millones de euros en la nueva planta de 8.500 m2, de los que 18 millones salieron de fondos propios y los otros seis de entidades financieras. “Yo hace 20 años que no veo un duro y supongo que en los próximos 20 años tampoco lo veré. Tengo un sueldo digno, pero los beneficios se reinvierten. Por eso no podría incorporar a inversores externos en mi proyecto, porque no quiero tener que explicarles que no hay beneficios porque hay que comprar un túnel de lavado”.
El objetivo de la nueva planta es multiplicar por 10 su capacidad de producción, ello unido a los numerosos proyectos que tiene la unidad de Biotech para los próximos cinco años, le anima a pensar en duplicar su facturación en un futuro próximo.