El modelo de precio dinámico tiene mucho que ver con la idea de subasta. Y sabemos que ha tenido un gran éxito en las webs de mercados entre individuos como eBay, donde te puedes deshacer de cualquier cachivache al precio que el comprador determine.
Este modelo se cree que se extenderá, en especial, a todos los mercados en los que el producto se quede obsoleto rápidamente y haya necesidad de deshacerse del stock con velocidad. Lo veremos incluso en el supermercado. Los yogures se renuevan ya cada día en los de Japón: se saldan, a bajo precio, al final del día. Incluso se utilizan ya tecnologías de pantallas que permiten variar el precio de los productos al minuto, de forma centralizada: desde el puesto de mando del supermercado.
Y quizás lo veremos en las máquinas de vending de refrescos, cuyos chips decidirán si la alta temperatura y la elevada demanda en un determinado momento aconsejan subir el precio de las latas, o todo lo contrario. Literalmente, podremos encontrarnos con variaciones de precios en cuestión de minutos.
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