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01 Jun, 2023

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Venta online de joyas personalizadas

Decidieron trabajar con stock, pero sin abandonar el análisis de tendencias, con el que descubren cosas que pueden ser interesantes y para después sacarlas y comercializar.

Venta online de joyas personalizadas

https://singularu.com

Desde que, a finales de 2013, lanzaran Singularu, Cristina Aristoy y Paco Tormo han aprendido mucho de sus aciertos y sus errores. “Lo lanzamos como un marketplace donde conectábamos artesanos con personas que querían un producto hecho a medida: mueble, cerámica, vidrio, forja y joyería. Al cabo de unos meses, vimos que nos costaba mucho conseguir ventas porque trabajábamos con proveedores poco acostumbrados a lo online y los clientes se desmotivaban al no cerrarse los proyectos. O pivotábamos o lo dejábamos”, confiesa Tormo, que recuerda que “todos los problemas logísticos habían sido con productos grandes, pero no con las joyas, que caben en cajas pequeñas a un coste fijo de envío”.

Todo a demanda

Hicieron un análisis sobre lo que más se vendía en todo el mundo, ventas, productos, modelos, tipos, diseños, estilos… “Cruzamos los datos y encontramos patrones de los productos que más se vendían. Lanzamos 13 modelos de joyas basados en esos análisis. Nuestras joyas se vendían mucho más que las de los otros joyeros. Era todo a demanda, no teníamos stock”. Habían encontrado el camino, pero tuvieron que afinar un poco más porque, por un lado, no le salían los márgenes, “ya que fabricar joyas artesanalmente, de una en una, es muy caro. Y, otro, la artesana que nos hacía las joyas nos dijo que no quería asumir más trabajo porque quería producir en serie”. Buscaron un pequeño taller que fue capaz de soportar la demanda que tuvieron durante seis meses. Pero les costaba mucho vender.

En marzo de 2015, llegó el cambio: “Sara Carbonero sacó en su blog unos pendientes nuestros y empezamos a vender mucho. En ese verano, Paula Echevarría también se puso uno de nuestros collares. Y el salto fue espectacular. Pero en el Black Friday de 2015 casi morimos de éxito. Teníamos previsto vender unas 300 unidades. Y vendimos 1.900. Encontramos, no sin esfuerzo, a un proveedor capaz de asumir la producción. Decidimos que íbamos a trabajar con stock, pero sin abandonar nuestro análisis de tendencias, con el que descubrimos cosas que pueden ser interesantes y las sacamos. Si tenemos dudas, hacemos preventa con una pequeña tirada. Medimos cómo ha sido la respuesta. Si funciona bien, hacemos más, sino a otra”.