DE UN VISTAZO
Edad: 44 años.
Lugar: Suecia.
Estudios: Administración de Empresas, Ingeniería Física e Informática en la Universidad de Uppsala (Suecia). Último año en la Universidad de Michigan
(Estados Unidos).
Hito empresarial: Lograr que el software p2p Kazaa fuera el más descargado en el año 2003 y vender Skype por 2.100 millones de euros a los dos años de fundarlo.
Su paso por varias empresas y la creación de otras tantas le ha dado la sabiduría necesaria, la credibilidad (y también los millones) para convertirse en un inversor con una meta clara: “Encontrar al próximo emprendedor que con su aporte tecnológico sea capaz de cambiar la manera en la que se hacen las cosas”. Zennström no se prodiga en entrevistas, pero cuando habla sabe muy bien lo que dice; sereno y amable nos recibe en sus oficinas de Atomico, en pleno corazón del distrito londinense de Mayfair, donde se cuecen la mayoría de los negocios de la City. Durante 40 minutos acomoda sus casi dos metros de envergadura sueca en una silla y responde con exactitud, a veces dibujando gráficos con sus manos sobre la mesa para asegurarse de que entendemos lo que nos explica.
EMPRENDEDORES: Llama la atención de su currículum el considerable número de empresas que ha fundado, en las que ha invertido o en las que ha trabajado. Esto de ser emprendedor parece algo innato en usted…
Nikles Zennström: Cuando estaba en el colegio ya decidí que no quería trabajar para otros y que montaría mi propia empresa, pero cuando acabé la universidad en 1991 no había muchos emprendedores ni muchas ayudas en Suecia, así que la opción más natural era empezar con un trabajo. Mi padre vio en el periódico un anuncio para Kinnevik, una empresa tradicional dedicada al papel y al acero que tenía pensado lanzarse al mundo de las telecomunicaciones con Tele2 y me pareció interesante. Desde luego trabajar con ellos hizo crecer la semilla de emprendedor que llevaba en mí y me dio la oportunidad de aprender lo que no se enseña en las escuelas de negocios: las cosas prácticas que se necesitan conocer del día a día, el manejo de la información…
EMP. Y en 2001, tras su paso por varias empresas, da el salto, junto a su socio Janus Friis, y funda KaZaa, que se convierte en el software más descargado del mundo para compartir archivos p2p, pero decide venderlo cuando los abogados estadounidenses le empiezan a pisar los talones con los problemas de copyright. ¿Fue la decisión acertada?
N.Z. Sí, vender fue una buena idea; aunque perdimos dinero, aprendimos una lección: reconocer el momento adecuado para salir al mercado es muy importante. El problema es que en el año 2001 era demasiado pronto; al público le encantó la idea de poder compartir música, vídeos… pero los dueños de los contenidos no estaban preparados. Intentamos reunirnos con estudios de cine y discográficas, pero nadie quería hablar con nosotros y nos dimos cuenta que empezar una batalla legal llevaría demasiado tiempo, así que decidimos vender. Deberíamos haber esperado seis años, salir cuando lo hizo YouTube que tiene un modelo de negocio similar al nuestro.
EMP. Bueno, dicen que equivocarse es de sabios…
N.Z. El fracaso es parte del modelo de negocio, tienes que entender que la mayoría de las empresas van a fracasar y no tenerle miedo. El problema que tenemos en Europa es el estigma que acompaña al fracaso, inmediatamente se piensa que todo ha sido un error y que no se debería haber hecho. En Estados Unidos si empiezas una empresa y fracasas, la gente te dice, “bien hecho por haberlo intentado”, o “¿qué has aprendido de esa experiencia?”; lo analizas y vas a por lo siguiente, mientras que en Europa estás preocupado por si el banco te quita la tarjeta de crédito.
EMP. Con lo que no se equivocó fue con Skype, aunque los inicios no fueron sencillos. Resulta paradójico pensar lo difícil que le resultó encontrar inversores para una empresa que en sólo dos años fue adquirida por eBay por 2.100 millones de euros ¿Cree que en Europa los inversores no asumen riesgos?
N.Z. La tradición europea es la de invertir en empresas que ya tienen beneficios y que no se encuentran en un primer estadio; no les gusta asumir riesgos. Cuando empezamos Skype, tardamos más de un año en encontrar financiación en Europa, y eso que teníamos el respaldo de Bill Raper, uno de los inversores más reconocidos de Silicon Valley. Es cierto que Europa se encontraba todavía bajo los efectos de la crisis de las puntocom, pero en realidad cuando hay una crisis es el mejor momento para empezar una empresa porque te tienes que esforzar y concentrar mucho más: lo ideal es montar la empresa cuando la economía está baja y venderla cuando está alta.
EMP. ¿Fue esto lo que puso en práctica cuando vendió Skype en 2005?
N.Z. No, la verdad es cuando empezamos Skype, pensamos que iba a ser algo para largo; sabíamos que podría cambiar el futuro de la comunicación. Lo que ocurrió es que estábamos creciendo muy rápido y nos dimos cuenta de que las grandes empresas de Internet (Yahoo, Google, Microsoft…) probablemente intentarían hacer lo mismo. Decidimos contactar con ellos para ver si podíamos asociarnos y así, al tiempo que reduciríamos a un potencial competidor, nos haríamos más fuertes. Descubrimos que todos estaban interesados, lo que nos dejó claro que era un momento insuperable para vender. No fue una decisión sencilla: como emprendedores Janus y yo queríamos seguir desarrollando Skype, pero como accionistas no podíamos rechazar la oferta.