No vamos desencaminados si sospechamos que a la hora de pedir ayuda te estás equivocando de enfoque. Tú esperas ayuda en forma de dinero contante y sonante, subvenciones a fondo perdido y créditos con un interés bajo, y el mercado de la ayuda al emprendimiento te ofrece, en cambio, una larga lista de recursos para asesorarte sobre tu negocio y acompañarte en su puesta en marcha, pero no dinero. Como cantan los Rolling Stones: no siempre consigues lo que quieres, pero a veces encuentras lo que necesitas.
¿Por qué te puede interesar el asesoramiento? “Cuando empezamos el proyecto escribimos una lista con varias formas de rentabilizarlo, les asignamos puntuaciones según la viabilidad que les veíamos. Pues bien, la que finalmente hemos escogido como buena y que es la que nos está funcionando es la que obtuvo menor puntuación desde el principio. Todas las demás opciones, haciendo el estudio de mercado, fueron cayendo por ser inviables y la que ni nos imaginábamos al principio fue la que cuando hicimos su estudio era viable”, nos explicaba Laura Alcober, fundadora de Pekefriendly, que buscó asesoramiento en la agencia de desarrollo local Barcelona Activa (trayecto en tren y metro de más de una hora y media mediante).
¿La realidad del mercado de las ayudas? Depende de dónde vayas a emprender y en qué sector. Las ayudas económicas (que las hay para proyectos y situaciones muy concretas) y no económicas dependen de cómo funcionen tus Agencias de Desarrollo Local (ADL) y Regional (ADR).
¿Innovador o no?
Si estás en La Rioja, por ejemplo, te interesa acercarte a su Agencia de Desarrollo Económico, que ofrece préstamos participativos a proyectos innovadores. Si estás en Valladolid, antes que con la ADR vas a tener más suerte con el Ayuntamiento, que acaba de aprobar un programa de microcréditos para emprendedores. Pero, claro, eso si tu proyecto tiene una base social. Si tienes un proyecto tecnológico, en esa misma ciudad te interesa ir al Parque Tecnológico de Boecillo.
Si estás en Bilbao y quieres montar una agencia de comunicación, puedes acudir al SPRI, la ADR del País Vasco, pero si quieres que tenga la forma de una cooperativa, puede ser tan sencillo como acercarte a Work-Lan Bizkaia, una asociación sin ánimo de lucro que ayuda a montar empresas de economía social. Pero si estás en San Sebastián, para ese mismo negocio el departamento de creación de empresas del Ayuntamiento funciona como un reloj. Aunque si tu idea es de base tecnológica, entonces te interesa más acercarte a BEAZ, en Sondika, o a Saiolán, en Mondragón.
Si estás en Málaga, si quieres montar una empresa de alimentación y necesitas una pequeña nave industrial para fabricar tus productos, antes que quedarte en la ciudad a lo mejor te interesa irte a la localidad de Coín, donde el Ayuntamiento te pone una nave gratis durante tres años y te ayuda a conseguir financiación para ampliar tu plantilla. ¿Ves a lo que nos referimos?
Este último es un caso real; es el caso de Pablo Romero y José María Monzón, co-fundadores de Muuglu, una empresa de alimentación para alérgicos. La primera puerta a la que llamaron fue Andalucía Emprende (ADR), de ahí les derivaron al Ayuntamiento de Coín (ADL), y en el Ayuntamiento de Coín, además de la ayuda citada, les derivaron a la Cámara de Comercio de Málaga para que se formaran como empresarios. Nadie les ha puesto dinero y sin embargo…
Nuestro ideal de emprendedor son Alcober, Romero y Monzón, pero somos conscientes de que hay otros emprendedores, como Álex Durán, co–fundador de la empresa de juegos para ejercitar la memoria BeeBrite. “Mi familia no tenía recursos y en los bancos no conseguí nada, así que tiré del dinero de amigos. Mi madre decidió escribir al entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Al cabo de tres meses recibimos una respuesta de Presidencia remitiéndonos a la Asociación de Jóvenes Empresarios y a la Empresa Nacional de Innovación (ENISA) para un préstamo sin aval. Conseguimos la financiación y pudimos arrancar con el negocio”.
Como ves, no hay un único camino para todos.