Si algo hemos reivindicado desde estas páginas es la necesidad de que exista una cultura emprendedora que impregne todos los ámbitos del país para poder afrontar con éxito la salida de la crisis y el futuro económico en general. Ahora bien, en los últimos meses hemos pasado de la ausencia casi absoluta de noticias sobre emprendimiento a la sobreexposición o, a decir de algunos, hasta de cierto hartazgo.
Además de las propuestas televisivas, también hemos visto proliferar espacios radiofónicos, secciones periodísticas o carreras deportivas, amén de los premios ad hoc, las incubadoras, las plataformas, los concursos profesionales o los encuentros y eventos especializados.
En definitiva, lo único que ha faltado esta última temporada es el “ponga un emprendedor en su vida”. Y ahora nos preguntamos: tanto ruido ¿es positivo? ¿Puede tener efectos negativos y que se difunda una imagen deformada del emprendedor? ¿Podemos estar ante una burbuja? ¿Es un boom bluf?
El origen
¿Qué es lo que ha pasado para que se haya producido esta confluencia de propuestas? Para la gran mayoría de los consultados, está clarísimo: la situación económica en España ha empujado a muchas personas al autoempleo, como explica París de L’Etraz, director del Venture Lab de IE Business School, “ahora hay una cierta especulación con el emprendimiento: gente que está en el paro y se plantea emigrar o emprender” y el Gobierno quiere aprovechar esta tendencia de generación de puestos de trabajo, dando luz verde a una alternativa que, y ahí está el peligro de esta burbuja, no está sustentada sobre bases sólidas.
“La realidad es que el banco y el Estado tienen que crecer a la par para que el emprendedor tenga un apoyo normativo y financiero. Y si no es así, que no lo está siendo, podemos crear un gran desastre, un suicidio empresarial, porque no se han hecho los deberes”, afirma el consultor Edgar Barroso.
“Se están generando expectativas que inducen a la creación de empresas de forma un poco irresponsable cuando realmente no se dan las bases. Antes de promover tanto emprendimiento, es necesario promover más fondos para invertir en las nuevas ideas, en los proyectos y cuando tengamos más gente, será cuando realmente habrá posibilidades para crear emprendimiento real”, señala la profesora Alicia Coduras.
Y es que si en algo coinciden todos es en el gran peligro que puede derivarse de una mala interpretación del concepto emprendimiento, que haya gente que crea que todo se pueda poner en marcha y al final se genere una gran frustración por el fracaso empresarial que se una a la frustración del desempleo.
¿Burbuja o recorrido?
“Oigo mucho sobre la burbuja del emprendedor pero la realidad es que en España los números están todavía muy lejos de los de Estados Unidos u otros países. Es decir, hay un boom mediático, pero todavía no hay uno emprendedor. El día que este país tenga los emprendedores que tiene que tener, entonces empezará a crecer”, insiste L’Etraz.
“España tiene una cultura emprendedora baja con respecto a otros países, sólo que aquí la desesperación del desempleo ha movido a mucha gente a emprender y ese emprendimiento por necesidad, como último recurso, conlleva un gran riesgo, porque en la gran mayoría de los casos conduce, si no al batacazo, al emprendimiento de mala calidad”, confirma Barroso.
“Lo necesario es enviar un mensaje de que toda la sociedad sea emprendedora, pero que lo sea con rigor”, explica Coduras y matiza: “Ha habido una confusión en torno al concepto: el emprendedor no sólo es aquel que pone en marcha una empresa, sino todo aquel que trabaje para innovar, que busque una mayor efectividad, que persiga la forma de ser más útil tanto por cuenta propia como ajena”. Y eso no se está fomentando ahora mismo.
Imagen irreal y frívola
Coduras insiste en que los concursos de televisión “transmiten una imagen irreal. Los emprendedores exponiendo sus ideas no hablan de ubicación, de mercado potencial, faltan detalles desde el punto de vista académico. Frivolizan con el tema. En este tipo de programas, además, parece que la crítica ácida, el dramatismo asociado es lo más llamativo y esto es una navaja de doble filo: salen personas con ideas pero a la vez se les ridiculiza de una forma asombrosa. Tengo miedo de que el mensaje que se transmita sea poco serio”. Como resume Jorge Dobón, CEO de Momentum, “hay que desterrar la imagen que dan en la televisión: los emprendedores no somos superhombres, los empresarios no tienen un modo de vida por todo lo alto, los inversores no se comen a los emprendedores y las rondas de inversión de verdad no se cierran en los platós”.
Cómo aprovechar el boom
Para Barroso, la clave para que esta moda no se convierta en un bluf es se apunte a las verdaderas claves emprendedoras: “que se alargue en el tiempo: emprender en sectores de bajo riesgo financiero, para aquellos que no tienen experiencia, racionalizar el proceso emprendedor y ver qué proceso es el más adecuado. Y formar, porque es necesario crear carreras serias de emprendimiento como las que tienen en otros países desde hace 40 años”.