Las estadísticas y los expertos ponen de manifiesto que el trabajo constante, una gran dosis de paciencia, la inmunidad al desaliento y amplias porciones de creatividad se configuran como ingredientes imprescindibles para el éxito empresarial. Pero, además de todo ello, existe un elemento fundamental que puede impulsarlo definitivamente o, por el contrario, dar al traste con los planes del emprendedor más animado. Se trata del apoyo familiar, y en particular de nuestra pareja, que es donde en muchas ocasiones encontramos la principal baza para afrontar emocionalmente los problemas y desalientos que, sin duda, no tardarán en presentarse.
El emprendedor puede buscar en su familia varios tipos de soporte a la hora de lanzarse a impulsar un negocio. Los más importantes son tres:apoyo emocional; liberarte de ciertas tareas o responsabilidades, que te permita enfocar tu esfuerzo sobre el nuevo proyecto empresarial; y financiación.
Realidad global
Hay que destacar la importancia de plantear la realidad en todas sus dimensiones. Es decir, con los aspectos positivos, pero también negativos. Tampoco interesa que acojan nuestros planes con extrema euforia, sin asumir lo que significa. Si lo hacen así, los disgustos vendrán luego y acarrearán reproches. Este planteamiento ‘global’ puede limitar o frenar, en una primera fase, el apoyo de la familia, pero es mejor no dar nada por supuesto y pactar previamente todos los cambios que se vayan a producir.
Manejar los cambios.Al emprender un negocio, se plantean algunos cambios críticos, que pueden afectar al estilo de vida y a los roles que desempeña cada uno en el hogar y en la familia. Hay que reformular el rol de pareja, redistribuir responsabilidades y prioridades, tareas, tiempos y dinero.
Mentalidad.Otro elemento fundamental es la mentalidad de la pareja. Es importante actuar teniendo en cuenta si ésta es tradicional o moderna. Las segundas pueden aceptar mejor el hecho de que trabajes por tu cuenta o el tipo de negocio en el que pienses meterte.
Sin imposiciones
Todos los expertos coinciden en que no debes ‘imponer’ tu proyecto a nadie.
Coalición. Crear un negocio puede suponer, en principio, una acción unilateral, lo que frecuentemente genera cierta oposición natural al cambio por parte de la pareja. Para contrarrestarlo, es conveniente que el emprendedor consiga el apoyo de otros familiares y amigos íntimos del matrimonio, que legitimen sus esfuerzos. Creer en lo que estás haciendo es suficiente, pero sentir que la gente de tu alrededor también cree es lo que te confirma que estás en la dirección correcta.
Incertidumbres. La incertidumbre, la ansiedad, el estrés y las dudas del emprendedor son naturales. Es necesario que aprenda a convivir con ellas y enseñe a su familia a hacerlo también. Plantea válvulas de escape o formas de reducir la ansiedad. Si es necesario, pide ayuda para ello y organiza tu agenda con lógica, cuidando los descansos. Ver que los tuyos arriesgan, confían en ti y aportan su trabajo cuando la situación lo requiere, te empuja a intentar conseguir el éxito de la empresa no desfalleciendo cuando vienen las horas bajas.
Resistencia ignorada. Uno de los principales peligros consiste en ignorar la resistencia de su familia al cambio, una vez que se ha producido. Hay que vigilar si esto se da desde las primeras fases de su proyecto, ya que puede hacerlo fracasar.
Tácticas de persuasión
De la experiencia de los expertos y profesionales consultados, se deducen diez tácticas de persuasión con las que el emprendedor puede ganarse el apoyo de su familia.
1. Ofrece credibilidad. Para conseguir el apoyo de su familia, los esfuerzos del emprendedor deben ser legítimos y el proyecto ha de tener credibilidad. Nadie quiere apoyar a un perdedor, por lo que desde el inicio debes crear una imagen de ganador, estableciendo y comunicando unos argumentos sólidos, que permitan obtener confianza y credibilidad. A esta credibilidad pueden contribuir elementos tan diversos como las características del proyecto, la experiencia en negocios similares, la pericia técnica y los conocimientos, etcétera.
2. Elige el camino. No todo el mundo se convence de la misma manera. Unas personas son calculadoras y dan más valor a los datos, mientras que otras hacen más caso a los sentimientos y las intuiciones. Debemos tener en cuenta ante qué tipo de persona nos encontramos para elegir los argumentos más convenientes y dar peso a las cifras y a los datos (el negocio será rentable) o al aspecto emocional (me sentiré realizado).
3. Explica las ventajas. Una vez elegido el peso que daremos al aspecto cuantificable o emocional en nuestros argumentos, explicaremos detalladamente y de forma sencilla las ventajas que supondrá ‘embarcarse’en el nuevo negocio, tanto para el emprendedor como para su familia.
4. Reconoce los riesgos. Emprender un negocio supone asumir nuevos riesgos. Es vital ser sincero y no intentar ocultar ninguno de ellos. Uno de los más habituales son los casos en que se renuncia a percibir un sueldo fijo con el riesgo posterior de que el negocio salga mal.
5. Gánate a personas influyentes. Si convences previamente a una persona que tu pareja respete o admire, habrás dado un gran paso para convencerle también a ella. Esta persona puede ser su padre, su madre o un amigo íntimo.
6. Crea masa crítica. Además de esa persona influyente, es conveniente que te ganes también el apoyo de tus familiares directos, amigos cercanos y otras personas afines, que puedan pensar de forma similar a ti. Involúcralos en tus propósitos y se producirá un efecto ‘boca a boca’; estos aliados difundirán la noticia y animarán a tu pareja a darte también su apoyo.
7. Acota los cambios. Es necesario ser claro en todos los planteamientos. Por eso, debes establecer y planificar, junto a tu pareja, los cambios que se vayan a producir, tanto en vuestra vida laboral como en la familiar y personal. Hay que evitar la impresión de que los cambios pueden ser continuos e imprevisibles, sino que, al contrario, podemos acotarlos, definirlos y controlarlos desde el principio.
8. Establece responsabilidades. Los cambios implican nuevas responsabilidades. Pacta con tu pareja cómo serán las cosas de ahora en adelante e intenta conseguir que cada uno se comprometa a un reparto equitativo de responsabilidades, tanto en el ámbito laboral como en el familiar.
9. Comparte tareas. Compartir responsabilidades conlleva también compartir tareas. Si necesitas más tiempo para el nuevo negocio, pide la colaboración familiar. Utiliza argumentos como que es necesario la colaboración de todos en las diversas tareas, para mantener el nivel de vida o para aumentarlo, para mejorar las vacaciones, etc.
10. Prevé contingencias. Aunque hayamos conseguido el apoyo inicial de nuestra familia, los primeros problemas e incertidumbres pueden crear dudas y hacer peligrar ese apoyo. Por eso, es fundamental prevenir estos posibles reveses, advertir de ellos a nuestra pareja y pedirle, desde el primer momento, su apoyo también ante los posibles retos y problemas que se puedan presentar en el futuro.
Superar la peor situación
En ocasiones, conseguir el apoyo de la familia no es nada fácil e, incluso, puede convertirse en una empresa harto complicada. En estos casos, se aconseja un método fundamentalmente práctico, basado en la experiencia de la psiquiatría.
Fases. Esta ciencia ha comprobado que las reacciones humanas ante un hecho negativo comprenden sucesivas fases. En la primera, nos planteamos que “no es posible o no puede ser cierto, y tendemos a pensar que ‘esto tiene que ser algo que se te va a pasar’. En la segunda fase, buscamos un culpable, “alguien que te ha metido estos pájaros en la cabeza”. Mientras que en la tercera, lo vamos asumiendo, pero exigimos una compensación: “si esto es cierto, alguien debe resarcirme de lo negativo que va a suponer para mi”. La cuarta y última fase es la de la plena aceptación. Sin atajos. Si crees que la noticia va a sentar como un mazazo, acepta que, inevitablemente, para llegar a conseguir apoyo tienen que pasar primero por todas y cada una de estas fases. No intentes ahorrarte ninguna.
La clave está en conseguir ‘acelerar’ las fases negativas, para poder llegar a la aceptación. Para ello utilice la escucha activa y, cuando tenga oportunidades, haga matizaciones y preguntas que inviten a la reflexión, pero sólo cuando la persona esté preparada para ello; en los primeros momentos, basta con mostrar comprensión.