“Detectamos que había un hueco en Madrid para una propuesta híbrida como la nuestra, con el diseño como hilo conductor, y vinculada a un público urbano”, señala Asunción. Diedro combina bisutería, joyería, relojería, escritorio y regalo, complementos de moda y menaje decoración. En su interior se pueden encontrar desde sillas de Philippe Starck a bisutería y joyería con las firmas de Adolfo Domínguez, Paola Dominguín, Belén Bajo, Calvin Klein o Pandora. Su oferta está distribuida en los 800 metros cuadrados que tiene el local en sus tres plantas. En la primera, bisutería y joyería, relojería, escritorio y regalo; en la segunda, en un nivel inferior, moda de complementos (“utensilios y cosas de casa”); en la de abajo, menaje y decoración. Su público objetivo: personas de nivel económico medio, medio-alto, “que valoran el diseño. No somos Prada, pero tampoco Ikea”. Diedro comercializa 30.000 referencias. A la hora de elegir el diseño del local (una antigua gestoría), “optamos por el minimalismo, de manera que los productos son más visibles”. Asunción asegura que el hecho de ser un multiespacio les ha permitido diversificar riesgos derivados de la caída del consumo: “Nos ha ocurrido con la escritura, que ha disminuido mucho; un caída compensado con el crecimiento de la venta de carteras para ordenadores”.