El suyo el de esta empresaria murciana, ha sido un viaje de ida y vuelta. Elena Brugarolas empezó su carrera empresarial en la construcción de piscinas. Luego, la crisis la hizo refugiarse –e inventarse– en una actividad profesional relacionada con
el mundo de los bebés: la empresa Mi Primera Alforja,
la cual diseña, fabrica y comercializa una alforja que permite, a mamás y papás, organizar los bolsos de los carritos del bebé. Por último, y sin abandonar, ni mucho menos a los bebés, ha regresado al campo de las piscinas. Según ella misma explica, “en su momento, tuve que diversificar mi actividad. Me abrí a algo tan distinto a las piscinas, como son los bebés, por dos razones. La primera tiene que ver, evidentemente, con la crisis en el sector inmobiliario los encargos de piscinas se pararon. Entonces, tuve que buscar otras actividades con las que hacer empresa y ganarme la vida”. La segunda de las razones tiene que ver con la necesidad que descubre, como empresaria y emprendedora, de cubrir una carencia existente en su entorno personal: “al nacer mi sobrino me di cuenta de los problemas que tenían las madres para transportar las cosas del bebé en las bolsas que se llevan en los carros. Entonces, se me ocurrió desarrollar una bolsa que podía separar las cosas de la alimentación y del higiene, creando una estabilidad que evita que el cochecito pueda volcar con el peso”.
Así es como nace Mi Primera Alforja... y así es como ha dado una nueva vida a Inment Creative, una compañía especializada en la venta, construcción, instalación y montaje de piscinas. Elena vio el momento de saltar de las piscinas a las alforjas para bebés “al ser el sector de la construcción un sector eminente masculino, para una mujer resulta agotador el tener que estar haciéndose valer constantemente. Marché al del bebé, en el que me sentía más a gusto”. Sin embargo, la escasa tasa de nacimientos le hizo regresar a lo que ya sabía hacer... aunque eso sí, armada con todos los conocimientos adquiridos en Mi Primera Alforja.
Aprender de los fallos
“En mi nueva etapa con Inment Creative me ha servido mucho todo lo que he aprendido con Mi Primera Alforja. Por ejemplo, me di cuenta de que tenía que saber de todo, tener el máximo capital de conocimientos posibles. Cuantas más cosas supiera hacer y más conocimientos tuviera, menos tendría que pagar por externalizar y más podría dedicar al desarrollo del producto”.
En opinión de Brugarolas, no cree que el fracaso del emprendedor esté tan estigmatizado en nuestro país como habitualmente suele decirse en todos los ámbitos: “Las cosas, con esfuerzo, se consiguen y eso, creo, es algo que la gente y la sociedad valoran. Tardarás más o menos en conseguirlo, pero también aprendes mucho de los fallos”.