El contexto
Montar una peluquería no es caro y, si se hace bien, puede ser un negocio rentable. Claro que mucho menos que antes de la crisis que obligo a bajar la persiana a más de 45.000 salones de peluquería y belleza. Muchos de los profesionales que se vieron abocados al paro optaron por el lado oscuro de ofrecer servicios a domicilio bajo demanda, pero otros apostaron por montar su propio negocio como solución de autoempleo coincidiendo con una demanda de poder adquisitivo disminuido. Se sumó a ello la proliferación de inmigrantes que en se decantaron por este sector para emprender -lo que algunos denominan peluquerías étnicas- como servicio de cercanía. El exceso de atomización sectorial se agravó con una violenta subida del IVA que, en 2012, pasó del 8 al 21%, subid que, en algunos casos, asumieron erróneamente los empresarios en lugar de repercutirla en los precios.
No obstante, el panorama de empobrecimiento no ha amedrentado a sus profesionales. Desde que se inició la recuperación económica han abierto más de 55.000 centros de peluquería, dos tercios de ellos posicionados en el low cost y salones modernos, según el último informe de la Asociación Nacionall de Perfumería y Cosmética (Stanpa). El informe habla también de una “prometedora situación de los salones de peluquería y centros de estética de nuestro país” teniendo en cuenta el arraigo cultural en España de ir a la peluquería, especialmente en las mujeres. “En España contamos con un salón de peluquería por cada 900 habitantes, muy por encima de la media europea (1 por cada 1.500 habitantes)”, afirman.
El nuevo perfil
En cuanto a la tipología de establecimientos, Stanpa distingue cuatro tipos principales en función del precio y valor añadido que ofrecen: peluquerías clásicas, con precio medio-alto y un cuidado servicio; peluquerías low-cost,; salones modernos con precios bajos y servicios variados a precios muy ajustados; y centros premium con precios más altos y servicios de muy alto valor añadido.
El grueso, ya se ha dicho, lo representan el low-cost donde destaca el auto empleo y las peluquerías étnicas y los salones modernos con especial presencia de las cadenas de peluquería y franquicias. Fernando Suarz coaching comercial para negocios de belleza, define el perfil medio de los nuevos emprendedores del sector como el de “una persona joven de entre 25-35 años, preferentemente mujer, con experiencia previa en otros salones, que monta el negocio como solución de autoempleo y abre un salón que pocas veces supera los 35 m2 y una inversión inferior a los 15.000 €. Como fuentes de financiación habituales se valen de recursos propios, apoyo de familiares o crédito bancario”. Así han surgido, en su opinión, la mayor parte de los nuevos negocios de peluquería. Estos, en época de crisis, con una demanda menguante, han podido sortear el temporal, pero ahora, con atisbo de recuperación y el nacimiento de un nuevo tipo de consumidor, lo van a tener difícil. “El 85% de estas nuevas peluquerías están abocadas al cierre temprano por falta de profesionalidad y no adaptarse a los tiempos”, vaticina Suarz.
Cómo hacerlo
Entrar el ese alto porcentaje de cierre que auspicia Suarz no es una cuestión de tamaños ni de dinero. “Igual puede triunfar o fracasar un salón de 120 m2 que otro de 25 metros y una inversión de 10.000-15.000€. Es una cuestión de profesionalidad , de estar en el sitio adecuado y dar al cliente lo que pide, que tiende a una atención óptima y más personalización, a la búsqueda de experiencias y al uso de nuevos canales de comunicación… Igual que en el resto de los sectores, también las peluquerías tienen que modernizarse. Esto es para todas, grandes y pequeñas”.
En este caso nos interesan las segundas, las pequeñas peluquerías con ánimo de sobrevivir y convertirse en negocio rentable y estas son las recomendaciones principales que facilita el coach aclarando antes que las considera “una solución económica y de urgencia para empezar, pero la aspiración deber ser, siempre, ir mas allá”.
-Trabaja antes para otros. Entiende el coach que es peligrosa la opción de abrir directamente un negocio de peluquería sin haber trabajado antes para otros profesionales. “Antes de emprender, recomiendo haber trabajado al menos 5 años por cuenta ajena. Hacerlo incluso gratis si se presenta la oportunidad de hacerlo con profesionales de prestigio. Lo que se puede aprender es impagable. Otra ventaja es que los errores típicos de cualquier novato los paga otro, no tú con tu propio negocio”.
-El local: Sería suficiente con un establecimiento de 25 m2 y a pie de calle. El negocio en el domicilio particular lo aconseja solo para aquellos profesionales con una larga trayectoria en grandes salones y con una marca personal muy fuerte. Más que las dimensiones del local, hay que mirar la ubicación (que sea un lugar de tránsito) y el precio del alquiler en función de las previsiones de ingresos. Bastará con 2-3 tocadores y un lavadero de cabeza para ese único o dos empleados que trabajarán el local a tiempo completo. Si la ubicación es sombría, aconseja llamar la atención con una buena iluminación en el escaparate u otros recursos como unas plantas a la entrada. El confort y una buena iluminación son requisitos imprescindibles en el interior. “Da igual lo pequeño que sea el salón, siempre hay que planteárselo como si fuera una marca grande, aunque el equipamiento lo adquieras de segunda mano”. En cuanto a la decoración, apuesta por el minimalismo.
-Los precios. Dice Suarz que mas de un 14% de clientes se pierden por el tema de los precios, pero que la influencia negativa procede tanto de los muy bajos como de los muy altos. Su recomendaciones es lucir los precios de algún servicio en el escaparate “bastará con 3 flashes de los servicios más comerciales en ese momento. Es una manera de poner una barrera de entrada y aclarar las expectativas del cliente”. Otra de sus recomendaciones es no fijarse en los precios que pone la competencia, que suele ser la táctica habitual. “La diferencia la marca la profesionalidad y la calidad de los servicios que ofreces, no ser más o menos caro”.
-Aprovisionamiento: Recuerda el coach que la logística ha cambiado. “Ahora, en menos de 24-48 horas te pueden servir un pedido por lo que no hace falta robar espacio al salón acumulando productos”.
-Funciona con cita previa: Dadas las dimensiones del sslón, olvídate de reservar asientos para los clientes que se presentan de forma inesperada. Es mejor organizarse con los horarios y acostumbrar a los clientes a que acudan con cita previa.
-Especialización: “Si lo que montas es una peluquería, olvídate de abrir cabinas de belleza o de la venta de productos y céntrate en una sola cosa”.
-Formación permanentemente: Igual que sucede en el entorno de la moda, el mundo de los tintes y los cortes de pelo se renueva constantemente. Según Suarz, habría que destinar el 3% de los ingresos al capítulo de formación para evitar el riesgo de quedarte obsoleto en el breve periodo de 1 año. “Mi consejo es que se meta esta partida en la cuenta de explotación. Es un mundo muy vasto y que avanza deprisa, por eso no te puedes quedar atrás. Por poner un ejemplo, el otro día leí un artículo que hablaba de más de 100 tipos de mechas”.
-Trabaja tu marca personal. En estos locales pequeños, la tendencia es ir a la peluquería de autor, hasta el extremo de bautizar el establecimiento con el nombre propio. “Así lo hizo Llongueras en su momento y así lo están haciendo ahora muchos pequeños que triunfan”. La ventaja que tiene el sector de la peluquería es que, una vez que demuestras tu profesionalidad a los clientes, es más fácil fidelizarlos durante largo tiempo que en otras actividades. “Hay clientes dispuestos a tomar un avión para que les atienda el peluquero que les gusta. Y ya se sabe que un cliente fiel, es un cliente que te recomienda a otros. Por eso es tan importante crear una marca personal potente”.
-Unas tijeras, un peine, arte en las manos y Facebook: Claro que, para fidelizar a los clientes es preciso, primero demostrar tu profesionalidad y calidad técnica y, segundo que te conozcan, que sepan que estás ahí. Internet y las redes sociales ofrecen una oportunidad, antes inexistente, de disponer de un escaparate al mundo. Ello no implica dirigir tu servicio a un público masivo, antes al contrario, Suarz recomienda poner el foco en lo local, en tu entorno, pero cuanta más difusión tenga tu trabajo, mejor, sobre todo si tienes vocación de crecer.