Convencer a un business angel para que financie tu negocio representa para muchos emprendedores la diferencia entre arrancar/funcionar con tranquilidad o correr el riesgo de quedarte a mitad de camino. Dada la trascendencia de este cortejo, no está de más seguir algunos de estos consejos:
Analiza a quién le vas a pedir el dinero. Es importante que realices tu propia investigación del mercado de los business angels porque ni todos son iguales ni sirven para los mismos proyectos. Uno de los errores más habituales es acudir a inversores ajenos al sector o que no entran en las rondas de financiación que se anda buscando. Y busca preferiblemente a aquellos con experiencia en este tipo de inversiones porque implican riesgos muy altos y una flexibilidad mental muy alta.
Observa y entrena. Intenta acudir a todos los eventos y foros de inversión que puedas tanto para hacer networking como, sobre todo, para comprobar qué hacen los demás, cómo presentan sus ideas, qué fallos cometen, qué preguntan los inversores….
Prepara alternativas. Hay que hablar con más de un inversor porque la posición negociadora del emprendedor mejora sensiblemente. Además, puede darse el caso de que el BA dé marcha atrás después de haber firmado el precontrato.
Y ten mucha paciencia. El proceso de negociación para captar inversores privados profesionales suele ser largo y complejo. Lo normal es que se prolongue al menos durante nueve meses, por eso conviene tener mucha paciencia y empezar la búsqueda y la negociación con mucho tiempo.
Argumentos para convencerlos
En cuanto a los argumentos de seducción, todos los business angels coinciden en destacar estos cinco a la hora de decidirse por un proyecto u otro:
Un buen líder. Antes que en los números, estos ángeles inversionistas se fijan en el emprendedor que está detrás del proyecto. Debe ser ambicioso, entusiasta, apasionado y, sobre todo, estar muy comprometido con el proyecto, tanto económica como personalmente. Y con experiencia, ya sea en el sector o en el emprendimiento.
Con un buen equ¡po. Es casi más importante que la idea, porque, como siempre se dice, una buena idea mal ejecutada puede quedarse en el tintero, pero una ejecución brillante saca adelante cualquier proyecto por mediocre que sea. Y esa ejecución es obra no sólo del emprendedor sino también del equipo del que se rodee. Por eso es muy importante seleccionar muy bien a los compañeros de viaje. Este equipo debe ser diverso, integrado por actores ccon diferente perfiles (técnicos, comerciales, financieros) que se complementan unos a otros. Algunos confieren a este criterio hasta el 80% de la decisión, hasta el punto de que si el equipo o el líder no gustan renuncian al proyecto.
Que sea viable. Para definir esta viabilidad, Luis Martín Cabiedes, uno de los principales BA de nuestro país, apela a la ventaja competitiva y a la existencia de un mercado. A muchos inversores, de hecho, les gustan más los modelos importados que los totalmente innovadores, porque en ellos ya está demostrada esa viabilidad. Y por supuesto debe ser factible en el momento actual.
Escalable y global. A los inversores privados les gustan los proyectos con una gran capacidad de crecimiento, deben ser proyectos con la vista puesta en un futuro de crecimiento y expansión. Eso sí, bien sustentado en un plan de negocio realista y coherente. Y con el punto de mira puesto en el espacio exterior. Los proyectos locales no tienen sentido en los tiempos actuales, es necesario que el emprendedor desarrolle una idea que sea fácilmente externalizable.
Contado de forma clara y concisa. Debes saber contarlo muy bien y en muy poco tiempo. Para ello, lo mejor es que te prepares tu elevator pitch: contar quién eres, qué haces, para quién y para qué lo haces, qué vas a hacer en los próximos cinco años, quién es tu competencia, para qué necesitas el dinero y cómo tienes previsto facilitar su salida y todo ello en apenas cinco minutos. Prepáratelo muy bien, con palabras sencillas, fáciles de entender y persuasivas (beneficio, logro, resultados…). Un buen recurso es contarlo en forma de pequeña historia y que sea muy visual, incluyendo incluso cómo surgió la idea o cualquier anécdota que pueda imprimir humanidad a tu presentación.