La misión de Balanze Digitizing Sport (BLNZ) ha sido proporcionar la capa de negocio digital que Cubofit requería. Cubofit surgió hace unos años en España con un nuevo concepto de gimnasio que aprovecha contenedores reciclados o de nueva fabricación y los convierte en un gimnasio portátil con material suficiente para practicar deporte al aire libre.
Muchos los conocerán porque estos pequeños gimnasios modulares están desplegados ya en numerosas ubicaciones de las principales ciudades de España. Pueden verse en las playas, en los parques públicos, en algunos campus universitarios e, incluso, en una bulliciosa plaza peatonal dado su perfecto encaje en entornos urbanos.
La mayoría de los 50 cubos que se distribuyen ya por el territorio nacional opera como un servicio que ofrecen las administraciones locales a los residentes y visitantes para que puedan practicar deporte outdoor a conveniencia.
Sin embargo, la empresa Balanze Digitizing Sport (BLNZ), compañía especializada en transformar la gestión del deporte, se propone ahora extender esta oportunidad de negocio abriéndola a la participación de inversores y emprendedores.
Para ello, han incorporado a los tradicionales modelos de CuboFit la capa de tecnología necesaria para que cualquier persona pueda operar en este negocio deportivo sin que sea necesario tener experiencia ni conocimientos específicos. “Con la digitalización, hemos querido separar el rol del propietario del gimnasio del del monitor dado que, en este caso, hablamos de deporte tutelado. Aunque ambos perfiles pueden coincidir en la misma persona, tanto puede gestionar en remoto uno o varios cubos un inversor privado contratando a los monitores pertinentes, como un entrenador deportivo profesional interesado en montar su propio gimnasio”, explica Ignacio Iglesias, CEO de BLNZ.
Para que esto sea posible, han diseñado un modelo de gimnasio ‘llave en mano’ donde se paquetiza, además del contenedor con el equipamiento deportivo necesario, los seguros pertinentes para su funcionamiento y la capa de servicios digitales que facilitan la gestión del mismo. Gracias a la digitalización y automatización, los propietarios del gimnasio pueden controlar a tiempo real y desde cualquier lugar la actividad del negocio, el número de usuarios, las horas de mayor demanda o los ingresos, entre muchos otros factores.
Los usuarios, por su parte, pueden hacer la reserva previa online, efectuar el pago por el mismo canal, conocer las actividades colectivas programadas o disfrutar de una app con distintos entrenamientos.
La versatilidad y flexibilidad del negocio
Hablamos de gimnasios modulares y que tanto pueden ser fijos como transportables, pudiendo así adaptar su ubicación itinerante a la demanda estacional. Su tamaño oscila entre los 10 y los 20 pies y en su interior se almacena el material deportivo necesario para practicar al aire libre múltiples disciplinas deportivas y gimnásticas de la mano de un monitor experto. Asimismo, es habitual ofrecer entrenamientos funcionales que se adaptan a las condiciones de distintos colectivos.
“El reto, para nosotros, está en conseguir que esto no se quede para deportes de nicho. Queremos que lo disfrute todo el mundo, que la población abandone el sedentarismo y practique deporte al aire libre de una forma divertida, pero guiado por profesionales, y muy experiencial. Para conseguirlo, jugamos con distintos elementos como son la música, el clima, el entorno o la socialización”, afirma Iglesias.
Obviamente, lo que no van a encontrar los usuarios de este modelo de gimnasios son las comodidades de otras propuestas más caras. “Para hacerlo asequible a todos hemos quitado los servicios que no son imprescindibles. Aquí no van a encontrar duchas ni vestuarios ni aire acondicionado ni un hall de recepción. Hemos dejado solo el material de trabajo necesario y lo hemos integrado en un soporte relativamente barato, que es un contenedor. Es un modelo que tira más a la filosofía low cost”, continúa Iglesias.
Una propuesta sostenible
Además de representar una solución integral paquetizada, otros valores distinguen la propuesta de BLNZ. Entre los más importantes se encuentra el de la sostenibilidad. Los gimnasios encajan en el concepto de economía circular, dado que algunos de los contenedores son reciclados y utilizan materiales ecológicos. Otros son de nueva construcción.
Asimismo, la instalación se autoabastece energéticamente gracias a la instalación de una placa fotovoltaica dispuesta en el techo y que va acompañada de una batería que acumula a energía sobrante para poder utilizarla los días sin sol.
La oportunidad de negocio con BLNZ
El concepto de gimnasio descrito es el que se propone ahora expandir BLNZ por todo el territorio nacional bajo el sistema de franquicia. Hablamos de una tendencia en el mercado y de negocio en el que, por ahora, los principales clientes son las corporaciones locales, aunque sus beneficiaros finales sean los ciudadanos. “Es un modelo de colaboración público–privada donde trabajamos con los Ayuntamientos para el ordenamiento del deporte al aire libre”, aclara Iglesias.
En consecuencia, el primer trámite que los interesados particulares en franquiciar han de abordar corresponde a la obtención de la licencia municipal para la ocupación del espacio público. Para aquellos que no están acostumbrados a bregar con la Administración, BLNZ asume estas negociaciones proporcionando, además, los seguros pertinentes.
Obviamente, los trámites administrativos no requieren de la intervención de las administraciones cuando es una empresa o un particular el que quiere adquirir el cubo para disfrute de sus empleados o el propio y dispone de terrenos de su propiedad.
Gran parte de los ‘cubos’ que están operativos a día de hoy pertenecen a los Ayuntamientos como servicio público. Los franquiciados intervienen cuando un Ayuntamiento acepta la instalación y cede la explotación del gimnasio a un tercero, donde tanto vale un inversor como un entrenador o monitor profesional a quienes, desde BLNZ, desean empoderar.
En este caso, BLNZ propone la opción del renting al objeto de facilitar la adquisición del Cubo cuyo coste es de 30.500 euros, para los de 10 pies, y de 35.000 euros, en caso de optar por el de 20 pies. Al margen de esta adquisición, la franquicia ha establecido una bonificación cero para los que se adhieran al modelo antes de que finalice el año en curso. Ello implica que no pagarán canon de entrada ni royalties, aunque sí los costes asociados al resto de los servicios, incluidos los digitales.
“Además de con la instalación, el franquiciado sale con un seguro de responsabilidad civil, otro seguro de continente y contenido y un tercero de monitor. Ello, sin olvidar la tecnología que le permite gestionar el negocio en remoto, aunque estemos hablando de un modelo de deporte tutelado”, continúa Iglesias.
La empresa ofrece, en paralelo, managers para los monitores “al objeto de asegurar que todo el personal que está en el Cubo está cualificado”. Han suscrito, también, convenios con cátedras y universidades para desarrollar programas formativos y de deporte ad hoc uno de ellos con el foco puesto en las personas mayores.
BLNZ ha empezado a franquiciar hace relativamente poco tiempo. Participaron en la última edición de Exprofranquicia con el propósito de mostrar el producto y ver el interés que despertaba. El resultado, según Iglesias, ha sido muy satisfactorio dado que han recibido “muchísimos pedidos sin mover nada de publicidad”.
Asegura, no obstante, que para franquiciar el negocio buscan a candidatos que entiendan muy bien el modelo. “Lo que queremos es acerca a las personas al deporte sacándolo a la vía pública y satisfacer una demanda que apunta a que los ciudadanos españoles, cada vez más, deciden sus destinos vacacionales mirando la posibilidad de practicar deporte”, concluye.