Los ingredientes no varían demasiado de los que requiere el arranque de cualquier otra empresa: una idea de negocio, un buen equipo de profesionales para desarrollarla, un business plan y dinero, mucho, en este caso.
La idea surge de una startup integrada originalmente por Carlos Pérez Tenorio, Augusto Méndez de Lugo y Raimundo Jiménez Alba, los tres con dilatada experiencia en el sector de la restauración, que deciden apostar por ellos mismos y aprovechar su background para montar algo nuevo. La oportunidad que vieron seguía estando en la restauración, animada ahora por un repunte de la economía, con segmentos, como el del pan, en alza y con una avalancha de emprendedores apostando por el régimen de franquicia. Y en este batiburrillo que crecía de forma atomizada, ellos vieron el nicho, precisamente, en la organización y la profesionalización. Así concibieron FoodBox, “una plataforma de restauración organizada”.
Para dotarla de contenido, identificaron tres enseñas con claro potencial de crecimiento hallándolas en las gastro-tabernas Volapié, en los Coffee & Bakery Santagloria, primero, y los restaurantes de pizza al taglio Papizza, después. Iniciaron negociaciones para la adquisición de las tres cadenas y, tras cerrarlas con éxito, reconocieron que no tenían dinero. “Empezamos la casa por el tejado”, dice Augusto Méndez. Fueran o no de farol, lo cierto es que disponer ya de los acuerdos firmados les abrió la puerta a la participación de Nazca Capital, sociedad gestora de fondos de capital riesgo que se hizo con el 90% del grupo.
Crecimiento exponencial
Así es como entre marzo y junio del año pasado se fraguó lo que hoy es FoodBox, una innovadora plataforma multimarca que aglutina a las enseñas ya referidas y que, con recorrido tan corto, presentaba ayer públicamente “un balance más que satisfactorio”, según exponen a continuación. “Una facturación de 36 millones de euros (1 millón más de lo previsto), 130 establecimientos operativos, una inversión de 3,8 millones de euros, un ritmo de apertura de 2 locales por mes equivalente a la creación de 170 nuevos puestos de trabajo. También hemos conseguido ampliar en 21 el número de franquiciados adscritos a sus marcas”.
Los planes anunciados por el CEO no son más tímidos para el 2016. “Este año nuestra idea es seguir abriendo restaurantes y puntos de venta propios a la par que franquiciados. Vamos a superar en nuestro presupuesto los 10 millones de euros de inversión y, aunque nosotros somos más una enseña de franquicias que de operación propia, la intención es buscar un sano equilibrio entre ambas modalidades para que, al final de ese ciclo inicial que nos hemos marcado de 5 años, lleguemos a un 20% de establecimientos propios y un 80% franquiciados”. Las previsiones de facturación para el ejercicio hablan de 50 millones de euros, lo que supondría un incremento del 40%.
En cuanto a otras posibles vías de desarrollo, fueron dos las únicas alternativas planteadas: “O incorporar a las marcas que ya tenemos enseñas que complementen las nuestras, o bien abrir un nuevo nicho de mercado, que los que hay, y que pensemos que tienen potencial importante”. Lo que no contemplan, por el momento, es la internacionalización de ninguna de las enseñas, salvo recibir alguna oferta interesante con master franquiciado en el país de origen.
Distintas estrategias
No ha estado nunca en la intención de FoodBox alterar de forma drástica la identidad de las enseñas sino que han procurado el avenimiento con sus responsables originales y aprovechar su buen hacer, teniendo en cuenta su buen posicionamiento en el mercado. “Lo que les aportamos nosotros son esos ajustes necesarios para hacerlas crecer más y para ayudar, a ellas y a sus franquiciados, a tener mayor rentabilidad”. Lo dice Ignacio Poblaciones, director de Expansión de FoodBox.
Y en esa búsqueda de mayor rentabilidad entienden que cada una de las enseñas requiere una estrategia distinta. Así, para el caso de Santagloria, tienen prevista la apertura de 26 establecimientos, potenciando su presencia en Madrid, lo que daría como resultado a finales de 2016 un total superior a los 70 locales. Volapié, que al día de hoy tiene 44 unidades, terminaría con 65-70, mientras que Papizza pasaría de 23 a 48 centros, buscando localizaciones diferentes a Madrid, donde ya está muy enraizado. El principal esfuerzo económico en los planes de apertura de centros propios lo acapara Santagloria.
Un equipo de 30 profesionales
Para coordinar la buena marcha del plan de negocios, FoodBox pone a disposición de sus clientes un equipo de 30 profesionales que dan soporte a todas las áreas empresariales y controlan el crecimiento del grupo. Empezando por la elección de los franquiciados, sometidos a un meticuloso proceso de estudio previo que empieza por un primer filtro a cargo de un director comercial y acaba en un comité de desarrollo que analiza cada caso. La experiencia en el sector no es necesaria pero sí es un plus. “No vamos buscando un perfil determinado, aunque tengamos nuestras exigencias. Para nosotros, un factor determinante es la dedicación y el interés por el negocio y por el servicio que vaya a dar”. En cuanto a las inversiones medias para unirse a las enseñas, se estipulan en 110-120.000 euros para Santagloria, 120-130.000 euros para Volapié y 100-110.000 euros para integrarse en Papizza.
La misión, la visión y los valores
“Hemos trabajado mucho para crear lo que representa FoodBox -dice Méndez- y, partiendo de la visión de que el sector de la restauración tiene todavía mucho que dar en nuestro país, nuestra misión es crear y desarrollar conceptos innovadores que marquen tendencia dentro del sector. Esto ya dice hacia dónde vamos”.
En cuanto a los valores que sostienen cita tres: uno que es la meritocracia, palabra que disgusta a Augusto Méndez pero no se le viene otra para adjudicar a cada cual la responsabilidad de cosechar méritos en su respectiva parcela, el segundo es la apuesta por la innovación “en un mercado tan competitivo como el nuestro” y, finalmente, cita la excelencia operacional, consistente en no perder nunca el horizonte de cualquier negocio, que es el cliente final.