"El elemento que nos diferencia de la competencia es el producto. Además, nuestra cadena pasa por tener una imagen muy cuidada en el espacio físico, bien diseñado, con materiales nobles como la madera y con buen material de marketing y merchandising", explica desde la central.
En esta dirección, Aimé cuenta con sus propios diseñadores, por lo que tiene un producto diferente al de la competencia y con rotación semanal. "Estamos al corriente de las últimas tendencias que van saliendo, con el fin de diseñar esas novedades y distribuirlas en nuestro país". Profundizando en la oferta, "escapamos de la seriedad y el clasicismo en busca de colecciones que reflejen la juventud y libertad de la que se ha impregnado la cadena. Se trata de una marca natural y sencilla, pero a la vez chic, atributos que también se reflejan en los materiales que utiliza: algodón, bioalgodón y seda 100% naturales".
Respecto al perfil de franquiciado, encaja bien con las personas que buscan autoempleo y con capacidad comercial. "Nos encontramos en un sector muy dinámico, donde se precisa implicación comercial por parte del franquiciado, ya que todo lo demás, como compras, producto, marketing y marca, lo aportamos nosotros".
En cuanto al plano económico, un solo apunte, el pay-back se estima en dos años.
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