Los drones se erigen como solución viable que acaba con el problema de las empresas de mensajería para acceder a zonas aisladas o de tránsito complicado. En el supuesto de que MRW adoptara esta tecnología tras las conclusiones favorables de las pruebas que realizan en la actualidad, la empresa nacional de mensajería marcaría un nuevo hito en el sector.
Los ensayos se están llevando a cabo en colaboración con la empresa Hemav que, en opinión de su director, Carlos Ferraz, “tecnológicamente la industria ya está preparada para la utilización de drones en distribución punto a punto de paquetería. Aplicar drones en los envíos supone acortar distancias, complementar la entrega y dar un valor añadido” al sector.
“Actualmente, las empresas de transporte tenemos una gran dificultad al repartir en zonas rurales o de complicado acceso- explica Guillem Pérez, miembro del Comité de Dirección de MRW, por lo que la entrega con drones optimizaría de manera significativa el reparto de los envíos. Además, como consecuencia, se reducen los tiempos de tránsito de la entrega”.
En cuanto a las resistencias que encuentra todavía la aplicación de esta tecnología en el sector, se hallan los posibles conflictos de carácter legislativo, operativo y de seguridad que pueden surgir. De todos, el mayor freno lo pone la legislación dado que no contempla este tipo de operaciones. “Actualmente estamos en una primera fase en la que ya se realizan entregas de medicamentos, desfibriladores y otros elementos en situaciones de emergencia como desastres naturales”, explica Ferraz, quien defiende la habilitación de nuevos escenarios como paquetería en puertos y envíos en zonas rurales” una vez solventado el choque con la legislación vigente.
Otros grandes retos corresponden a los aspectos de seguridad y la gestión de la distribución a gran escala los cuales dependerán también de la regulación legislativa. Actualmente, un dron puede volar a más de 120 metros de altura sobre el punto en el que está el operador y, desde un punto de vista teórico, el techo de vuelo de las aeronaves con las que trabaja Hemav está alrededor de los 3.000 metros, aunque sus posibilidades van más allá de lo establecido en el marco legal actual