3. Vender el negocio
Es una opción que no debes descartar y que puedes tomar, incluso, durante la fase de tramitación de un concurso de acreedores. “La venta de la empresa es una de las soluciones más beneficiosas para todas las partes, incluida la plantilla de trabajadores. De esta manera, el empresario transmite su empresa con un beneficio económico o simplemente liberándose de, por ejemplo, deuda bancaria y los acreedores ven satisfechas al menos en parte sus aspiraciones de cobrar, ya que si la empresa fuese a liquidación en sede concursal sus posibilidades de cobrar serían mínimas”, explica Carlos Guerrero.
Debes tener en cuenta
Para Guerrero, se puede vender la empresa como un todo o por partes y siempre se va a conseguir mejores ofertas que si terminamos en la fase de liquidación por un concurso de acreedores. “Puede haber algún competidor que le interese tu negocio por tu mercado, por ejemplo, una empresa de transportes de Galicia que compra otra que está en dificultades porque tiene clientela internacional, aunque no le interesen los camiones. Es muy engorroso, pero puedes vender también la empresa por partes, acudir a la competencia y preguntar”.
4. Iniciar una negociación extrajudicial o fase preconcursal
Una solución interesante a la crisis es entrar en una fase voluntaria de concurso que puedes iniciar en el momento de detectar la insolvencia de la empresa (sin esperar a que hayan transcurrido dos meses). ¿Por qué es interesante? “Porque te permitirá ampliar el plazo para hacer frente a tus deudas y negociar con tus acreedores. Es decir, tendrás cuatro meses de protección legal para poder negociar libremente y, si llegas a un acuerdo con tus acreedores y resuelves la situación de insolvencia, evitas el concurso”, explica Carlos Pavón, socio de Iure Abogados.
Para acogerte a esta figura legal, debes hacer una propuesta anticipada de convenio o negociación para el pago de las deudas y ponerlo en conocimiento del juzgado por escrito.
Debes tener en cuenta
Para eludir el concurso (y ahorrarte el coste del proceso judicial) es importante la forma de iniciar esta fase. Recuerda que debes evitar el convenio, ya que si no lo hay, no estás obligado a acudir al concurso posteriormente, salvo que la situación de insolvencia se mantenga.
Si consigues llegar a un acuerdo para aplazar los pagos y alcanzar una situación solvente, la empresa podrá seguir operando en el mercado, sin acudir a concurso.
“Otra idea clave es que a la hora de negociar con tus acreedores no estás obligado, como en el concurso, a distribuir equitativamente las quitas y esperas entre todos los acreedores. Puedes hacerlo de la forma que más os beneficie a las dos partes. Unos aceptarán más quita por cobrar antes, otros más plazo y mantener el máximo importe de la deuda. Eso, en un convenio no lo puedes hacer. El problema es convencer a los acreedores de que esa opción es menos gravosa y que te apoyen, al menos, los que concentren la mayor parte de la deuda, para poder resolver la insolvencia”, explica Carlos Pavón.
Para convencer a tus acreedores, “preséntales tu plan de viabilidad, intenta que comprendan bien el proyecto y no cierres acuerdos unilaterales con ninguno. Busca una solución global. Debes explicarles claramente que si no aceptan tu propuesta en cuatro meses vas a ir a concurso y tendréis que veros en un proceso judicial que va a durar tres, cuatro o cinco años. Te empezarán a tomar en serio”, apunta Pavón.