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01 Abr, 2023

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El concurso de acreedores

Liquidar un negocio no es una decisión fácil, pero alargar un proyecto que agoniza para que las deudas engorden aún más, no tiene ningún sentido. Analiza si te conviene reestructurar tu empresa, venderla o cerrar sin poner en peligro tu patrimonio.

Si no has llegado a un acuerdo en la fase preconcursal o no has tomado una determinación en dos meses desde que detectaste la insolvencia de la empresa, no te queda más remedio que acudir al concurso de acreedores. Ya no se trata de tomar una decisión empresarial, es que te obliga la ley. Si no lo haces, puedes incurrir en responsabilidades como administrador y responder con tus bienes, presentes y futuros, de las deudas de la empresa.

Qué va a suceder durante esta fase
Como explica Carlos Pavón, “a nadie le gusta entrar en concurso porque da mala imagen”, pero, en realidad, tiene más ventajas que inconvenientes para resolver una situación de insolvencia continuada. Para empezar, se paralizan las demandas interpuestas por tus acreedores; tampoco se podrán interponer otras nuevas y si algún acreedor empieza a embargar bienes, se paralizarán las ejecuciones…

Es como un balón de oxígeno para ajustar las cuentas y volver a empezar de nuevo, si consigues que te aprueben el convenio. Por ley, podrás negociar quitas de tus deudas de entre el 30% y el 50%, y esperas de entre tres y cinco años. Eso sí, debes tener en cuenta que la cuantía de estas condiciones determina las responsabilidades que te puedan exigir. Así, por encima del 30% de quita y de tres años de espera estaríamos hablando de un convenio gravoso, en el que el administrador de la empresa puede incurrir en responsabilidades.

Cómo salir del concurso
Sólo un 5% de las empresas que entran en concurso consigue superarlo, pero, según todos los expertos, estas cifras tan desoladoras se deben más a que las empresas acuden excesivamente tarde a este proceso, cuando ya no tienen ninguna solución.

“Para que el convenio vaya a buen puerto, debes convencer a la mayoría de tus acreedores ordinarios (mínimo el 51%). El problema son los que tengan garantía hipotecaria, como los bancos, que no suelen aceptar quitas y prefieren ejecutar los embargos. Así, el primer objetivo debe ser lograr que se adhieran al convenio la mayoría de tus acreedores ordinarios; el resto, quedaría vinculado a los acuerdos firmados por la mayoría”, comenta Carlos Pavón.

“Después, tendrás algo más de oxígeno para negociar una salida con el banco, si tienes alguna deuda con garantía hipotecaria con alguno. Lo que no debes hacer es negociar primero con el banco y olvidarte del resto de acreedores, que igual sumados suponen una deuda importante”, recomienda Carlos Pavón.