En principio estaba previsto que fuese el 1 de marzo cuando entrase en vigor el real decreto que, conforme a la normativa europea, obliga a todos los comercios a cobrar las bolsas de plástico. La medida, sin embargo, se pospone, presumiblemente hasta el verano, dado que aún no se ha aprobado el nuevo real decreto que lo regulará.
El objetivo, acorde a la norma comunitaria, es eliminar estos envases y mitigar así la contaminación medioambiental. “Las bolsas de plástico dispersas provocan contaminación en el medio ambiente y agravan el problema generalizado de la presencia de residuos en las masas de agua, lo que supone una amenaza para los ecosistemas acuáticos a nivel mundial”, decía el borrador del Real Decreto sobre la reducción del consumo de bolsas de plástico publicado el pasado 25 de julio. En este se establecía también el 1 de marzo como la fecha para la entrada en vigor del cobro por parte de los comerciantes de cada bolsa de plástico que entreguen al consumidor, tanto en el punto de venta como en el negocio online.
Fuera de la medida quedan las bolsas catalogadas de muy ligeras, es decir, con un espesor inferior a las 15 micras que estén en contacto con alimentos por considerarlas necesarias por motivos de higiene o que se suministran como envase primario para alimentos a granel.
El proyecto de Real Decreto marcaba también unos precios orientativos, dependiendo del espesor de cada bolsa y que oscilan entre los 0,05€/bolsa y los 0,15 céntimos de euro por unidad. Se obliga también a los comerciantes a informar a los consumidores de los precios establecidos, exponiéndolos al público en un lugar visible.
Sin embargo, la aplicación de la norma ha sido aplazada, dado que no se ha redactado aún de forma definitiva. En cualquier caso el Gobierno está obligado a hacerlo antes del 31 de diciembre de 2018. Si un comercio no cobrase por la bolsa a partir de la entrada en vigor, podría ser multado según lo dispuesto en la Ley de Residuos y en la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios.
Los fabricantes se reinventan
Desde la Asociación Española de Industriales de Plásticos (Anaip) informan de que los fabricantes entienden la medida y están concienciados con la contribución a la mejora medioambiental. En este sentido, Ángela Osma, directora de Asuntos Técnicos y Medio Ambiente de Anaip, resalta el esfuerzo que en su momento supuso para el sector la adaptación a los cambios. Ahora, sin embargo, hablan ya de una evolución donde los fabricantes ponen sobre la mesa dos nuevos modelos de bolsa de carácter ecológico. Están, por un lado, las bolsas fabricadas con un alto porcentaje -más del 70%- de plástico reciclado y, por otra, las bolsas biodegradables compatibles con la producción de compostaje o abono orgánico. Se facilita, asimismo, la gestión de los residuos dado que, mientras que la bolsa reciclable deberá depositarse en el contenedor amarillo, la compostable va en el naranja o el de los residuos orgánicos. En ambos casos, la fabricación de las bolsas, a día de hoy, resulta más cara que con los métodos tradicionales.
Con respecto a la nueva normativa, Ángela Osma no prevé grandes cambios dado que hace ya años que las grandes y medianas superficies empezaron a aplicar el pago a sus clientes. Se notó entonces una caída aproximada al 50% en el uso de las bolsas de plástico que sí supuso cierto descalabro y ajustes en las empresas del sector.
La disminución del consumo de bolsas de plástico llevó aparejada una importante reducción en el número de empresas –y puestos de trabajo– dedicadas a su producción. “El proceso fue especialmente traumático entre 2010 y 2012, cuando se cerraron empresas y líneas y se pasó de un consumo estimado de bolsas per cápita de 255 en 2009 a 101 en 2013”, publicababa recientemente Anaip. Superado el bache, María del Carmen del Amo, directora de Comunicación y Marketing y de la División Industria de Anaip, entiende que ahora “las bolsas de plástico no son el problema, sino su abandono en el medio ambiente. Es importante apelar a los consumidores, dejar claro que está en nuestras manos cerrar el círculo del reciclaje depositando siempre las bolsas en el contenedor amarillo al final de su vida útil”.