El QR es un código de respuesta rápida (Quick Response) para unir el entorno físico con el digital. A los clientes se les presenta en forma de imagen cuadrada, una especie de gráfico, generalmente en blanco y negro, al que basta dirigir la cámara del teléfono móvil durante unos segundos para acceder a la información que el cliente desea recibir y que la empresa quiere comunicar. De esta forma, toda la información susceptible de ser comunicada de forma analógica y en papel puede transmitirse de forma digital a través de un código QR.
Aunque es una tecnología ya veterana y que siempre ha sido interesante, lo cierto es que, hasta hace unos meses, su uso se restringía a determinados ámbitos, tales como el control de acceso a eventos, embarcar en el tren o el avión, algunas publicaciones o los museos. No obstante, la pandemia y la llamada economía de bajo contacto han disparado su uso. “¿Tenía sentido usarse con anterioridad al COVID?, pues sí, ¿por qué no se usaba?, porque somos seres muy arraigados en las costumbres y a veces hace falta una bofetada para que nos despierten y nos demuestren que la tecnología es útil, esa bofetada ha venido en forma de virus…”, declara Francisco Javier Gómez Gómez, CEO de Qualica-RD.
El impulso viene de la restauración
El sector de la restauración es el que más ha disparado su utilización atendiendo a la recomendación de suprimir de la mesa todo elemento de uso común. “Antes de la pandemia, la demanda del QR para restaurantes y bares era prácticamente inexistente. Sin embargo, ahora, la inmensa mayoría se han acogido a la carta digital”, afirma Rubén Burriel, responsable de marketing digital en Carta360. Se trata de una empresa fundada en Zaragoza por Jesús Carro que se especializa en soluciones digitales para negocios de restauración y hostelería y que ha visto crecer la demanda de sus servicios entre un 200-300% durante las últimas semanas.
El problema que observa Burriel es que muchos establecimientos se están limitando a digitalizar el menú, cuando el aprovechamiento de esta tecnología va mucho más allá. “Hay empresas que se limitan a hacer un pdf con el menú, subirlo y generar un código QR para digitalizar la carta de siempre, pero se pueden hacer muchas más cosas que aporten valor y enriquezcan la experiencia del cliente y la interacción”. Lo que ellos ofrecen es un acompañamiento integral en la estrategia digital del negocio conforme a sus necesidades. “Nosotros nacemos con vocación de ayudar al restaurante en su transformación digital. Para ello, le brindamos herramientas que son totalmente autogestionables por él mismo y le asesoramos en todo lo que necesite (lo ponemos en el centro de nuestra estrategia), con un objetivo claro: ayudarle a llenar el restaurante a través de los canales digitales y hacer rentable su negocio (carta digital, en la que le recomendamos cómo ordenar la carta para vender más a través de estrategias de neuromarketing, , página web, sistema de delivery propio, reservas, encuestas de satisfacción… todo unido en una misma herramienta Carta360)”.
Más allá de la pegatina en la mesa
Mejorar esa experiencia del cliente a través de una carta digital distinta es lo que se proponen también en MCA, una consultora de gestión especializada en hostelería de origen británico e implantada hace apenas un año en España de la mano de María Quereda. Con importantes clientes repartidos por distintos países, Quereda reconoce que ella siempre fue algo reacia a la carta digital. Sin embargo, la desescalada y la nueva normalidad condujeron hace dos meses a la empresa a crear una nueva división, MCA QR ,una herramienta que ofrece un servicio integral para la digitalización de los menús de restaurantes y hoteles con códigos QR dinámicos.
La cuestión que se plantearon en MCA era cómo presentar la carta digital a unos clientes de gama media-alta. “No podíamos limitarnos a poner una pegatina en la esquina de la mesa”, dice Quereda. De manera que optaron por adornar su presentación imprimiendo el código QR en distintos soportes físicos, tales como madera, aluminio, metacrilato, piedras o pizarras los cuales se higienizan cada vez que llega un nuevo comensal. “Ya sabemos que no hemos inventado la pólvora, pero es una fórmula para adaptar la presentación de la carta a la tipología de cada establecimiento”, dice. Considera también un acierto el lanzamiento de la división de MCA QR en estos momentos teniendo en cuenta que les ha abierto la puerta a un nuevo tiempo de clientes. Como ejemplo cita el de un carnicero de Vallecas (Madrid) que ha encargado la emisión de un QR Code para grabarlo en forma de imanes que los clientes pueden pegar a la puerta del frigorífico y consultar la oferta del establecimiento desde casa.
Ventajas e inconvenientes
Como principales ventajas del uso del QR Code, Gómez Goméz subraya el hecho de que se puedan llevar en el móvil y permitan la redirección a páginas web. Pero también detecta algún inconveniente, sobre todo “a nivel seguridad, ya que se pueden montar sistemas con QRs dinámicos asociados a terceros elementos, pero en general, son fácilmente replicables, basta con una foto, no es menos cierto que no se suelen usar en entornos de seguridad sino en entornos en donde la seguridad no es un requisito primordial”. Otra barrera inicial fue el desconocimiento de su uso por la mayoría de los consumidores, obstáculo que suponemos ya más que superado después del verano porque ya no hablamos del futuro sino del presente.