¿Qué persigue una empresa al hacer un rebranding de su logo? La respuesta la facilita Fran Fernández, director creativo de CG Artist y profesor de Marketing en la escuela Trazos: “Está claro que lo que pretenden es identificar mejor sus valores, plasmar una tendencia visual que sea más acorde con su público… Y un largo etcétera cuyo real objetivo se resume en llamar la atención de la marca. El famoso efecto buzzing (de boca en boca) del que habla cualquier erudito de las artes visuales. Fíjate en Instagram. Con un mero cambio de imagen ha sido, sin lugar a dudas, la marca más mencionada en cuanto a su identidad se refiere de toda la red de las últimos semanas”.
Podrá gustar más o menos, habrán podido defraudar a los amantes de lo retro, pero desde que la más famosa red social para subir fotos y vídeos anunciara el pasado 11 de mayo su nuevo icono no ha parado de hablarse de la red. “La comunidad de Instagram ha evolucionado en los últimos cinco años”, justifican desde su página oficial el cambio de imagen, pero el lavado de cara no ha gustado a todos por igual. Han eliminado la cámara Polaroid que transmitía los valores de instantaneidad y la han sustituido por una imagen que recuerda a la cámara trasera del Smartphone adaptando el logotipo a lo que José Enrique Santos, de Artabria llama “la chiquillería” aunque otros prefieren hablar de millennials.
“Desde la compra por parte de Facebook, mucho, por no decir todo, ha cambiado en los principios de Instagram. Se ve que ni el icono ha resistido a la avalancha de cambios”, explica Álvaro de Ramón Murillo en Graffica. “Este giro es claramente estratégico pese a que desde la empresa se justifique con frases de amor a los usuarios. Se han cargado la marca, lo que en origen era Instagram, a favor de un diseño más pensado para los millennials, más colorido, sintético, moderno y adaptado a una estética más Facebook, más corporativo, menos cercano, menos de toda la vida y altamente artificial”, es la opinión de Álvaro de Ramón.
Este rebranding o rediseño de logo responde, según Fran Fernández, “a la tendencia que lleva enfrentando al extendido estilo del esqueumorfismo que abanderó y lideró Apple en sus interfaces (aquellas que simulaban objetos reales para identificar aplicaciones) frente a la nueva y ya pasada tendencia del Flat Design (la búsqueda del diseño plano, geométrico en muchas ocasiones, de cualquier figura o señalética llevándolo a su extremo más simple). ¿Y quién ganó la batalla? El diseño, al igual que la industria de la moda, también tiene sus “diseños de temporada” y cuando llegó el flat design y desbancó en trendy a los trabajados estilos esqueumorfistas, entonces todas las marcas se apresuraron a ser minimalistas e incluso simplistas en sus imágenes corporativas”.
Instagram era, hasta el 11 de mayo, una de esas aplicaciones que se mantenía fiel a una imagen esqueumorfista, “con un logo muy característico en el que se había apropiado de la conocida Polaroid como símbolo inequívoco para la primera red mundial de fotografía, pero siguiendo esta tendencia del post flat design, ha desarrollado su nuevo logo con guiños a esta línea y, al mismo tiempo, una transgresión brutal: un fondo de degradado colorido que ningún diseñador habría escogido jamás para esta red”, dice Fernández. “Solo ha faltado que utilizaran la tipografía Comic Sans (para los no doctos en diseño, uno de los tipos de letra más odiados por cualquier diseñador cool) y lograrían extender el debate durante los próximos años”.
“¿Es la suerte del “feo? No, es pura provocación, eso que tanto buscan muchas marcas en su imagen corporativa: dejar huella, generar ruido…”, concluye Fran Fernández.