Mejorar la productividad
Se ha hablado muchísimo en los últimos años de la necesidad de ser más competitivos en precio. Pero, tal y como señala Javier Quesada, “en la competitividad hay dos factores: uno es la productividad y otro es el precio. Puedes tener un modelo basado en salarios muy baratos o ir hacia más productividad y salarios más altos. No hay que buscar hacer productos baratos, sino aquellos que ofrezcan valor añadido y que se puedan vender a precios más altos. Implica ir hacia un modelo más tecnológico y de conocimiento”.
Invertir en intangibles
Todos los expertos coinciden en que la baja productividad de la industria española se debe en gran parte a la falta de inversión en tecnologías punteras. “Se habla mucho de innovación e inversión en tecnología y no siempre se trata de descubrir cosas nuevas, sino simplemente de adoptar las innovaciones que ya existen para mejorar los procesos productivos, que muchas veces ni eso se hace”, apunta María Jesús Fernández.
El estudio de IVIE va más allá y apunta hacia un cambio en los patrones de inversión de la industria. “Hay que invertir en intangibles. Ahí estaría la I+D, en la que es tradicional nuestro retraso, pero están también las TICs, la formación en el puesto de trabajo, la innovación en la gestión porque las empresas que innnovan en gestión son las más punteras y la inversión en marca. Si comparamos España con Europa, en volumen de inversión no estamos muy lejos, pero sí en los conceptos en los que invertimos. La inversión en intangibles nos aleja de una forma extraordinaria de Reino Unido y Estados Unidos. Aquí se invierte más en naves, en maquinaria, en infraestructuras, en cosas convencionales. Y los países que van mejor son los que invierten en intangibles. Ahí todavía tenemos un reto importante”, asegura Quesada.
Impulso internacional
En 2013, las exportaciones españolas crecieron más que las italianas, las francesas, las alemanas y las británicas. Y la previsión de la Comisión Europea es que este año se incrementen otro 5,5% y un 6,7 % en 2015. Nuestros productos compiten bien fuera, pero dependemos excesivamente de Europa, que representa el 60% de nuestras ventas. Otro reto fundamental es aumentar el número de empresas exportadoras. Según un informe del BBVA, ahora mismo hay unas 40.000 empresas que venden fuera de forma constante. El objetivo es llegar a 100.000. El 70% de las ventas fuera lo realiza un 1% de las compañías. Muchas, además, han llegado tarde a los mercados internacionales y están todavía en las primeras fases de la exportación.
Apoyo comercial en el exterior
Hay que impulsar más la labor del ICEX para salir fuera y asociar la marca España a innovación y tecnología. “Las empresas alemanas tienen mucho apoyo del Gobierno. Vas a un parque tecnológico de Shanghái y tienen edificios del Gobierno alemán que construye con tres o cuatro grandes compañías –como Vox y BMW– y conforman un hub (centro de actividad) para compañías pequeñas que les permite introducirse en el mercado. Cuando nosotros llegamos allí, no había ninguna compañía española dedicada a la tecnología. En España no se apoya ese área. No es un sector estratégico”, asegura Luis Miguel Vindel, CEO de la firma Playthe.net, que fabrica cartelería digital en Cuenca.
Otro problema añadido es el coste de salir fuera. España ocupa la 101 posición mundial en facilidades para exportar; estamos 18 puestos por debajo del que ocupábamos en 2007. Además, según el Banco Mundial, los costes burocráticos asociados a las ventas al exterior en nuestro país se han elevado un 29% desde 2007. Son los más gravosos de toda la Unión Europea (sólo por detrás de Luxemburgo y Rumanía).
Crear ecosistemas industriales
La deslocalización de las industrias tiene un efecto a largo plazo que resulta casi irreversible: con la empresa que se va fuera a fabricar se marcha, poco a poco, todo el ecosistema que hace posible esos productos. “Ahora es imposible fabricar en Europa electrónica de consumo porque falta el ecosistema necesario para desarrollar y crear un producto aquí. Ninguna empresa fabrica todo lo que necesita su producto. Todas compran componentes y contratan procesos. Y todo eso hoy está en Asia”, explica Rodrigo del Prado, director adjunto de la firma de tecnología BQ. La reindustrialización de cualquier lugar está estrechamente ligada a ese factor. De hecho, “si aquí vienen los extranjeros a fabricar automóviles que se venden fuera es porque tenemos todo ese ecosistema necesario para el desarrollo de la industria del automóvil”, añade.
Universidades y formación profesional
La otra cara de la moneda de la industrialización de un lugar está en los centros de formación e investigación que puedan impulsar las innovaciones. “Ahora estamos fabricando impresoras 3D en Navarra y estamos compitiendo en todo el mundo. Y las fabricamos allí porque existe el ecosistema para hacerlo: están los proveedores, las industrias auxiliares, grandes escuelas de formación profesional, universidades y mucha industria electromecánica”, asegura Rodrigo del Prado.
De hecho, el modelo industrial de Alemania y el País Vasco se basa exactamente en eso: “Un cluster industrial a partir de una gran empresa y acciones dirigidas a favorecer la transferencia tecnológica. No han dado tanto énfasis a la ciencia, la investigación, como en Estados Unidos e Israel, sino que la política industrial se ha centrado en desarrollar más tecnología que ciencia”, explica Javier Quesada.
Apostar por sectores de futuro
España es muy competitiva en bienes de equipo, alimentación, automóviles, productos químicos, semifacturas no químicas, manufacturas de consumo, etc. Son los segmentos que ocupan los primeros puestos de nuestras exportaciones. Pero nos queda mucho por hacer en mercados de futuro y en especial todo lo que tenga que ver con la economía digital. Y su desarrollo está íntimamente relacionado con la investigación. En lo que claramente estamos en desventaja.
Incentivos fiscales
El Gobierno tiene claro que el futuro de la reindustrialización está en estos segmentos. El ministro de Industria, José Manuel Soria, aseguraba recientemente que “debemos basar la reindustrialización en las telecomunicaciones y todo lo relacionado con la tecnología de la información. La industria 4.0 (big data, cloud computing) es vital para impulsar la economía digital”. Pero no se está haciendo una política real para facilitar su desarrollo.
En un reciente informe sobre la reindustrialización del país, CEOE pedía impulsar la economía digital por el impacto que tiene sobre el crecimiento y la mejora competitiva de las empresas; incluso aunque sean de sectores económicos tradicionales. Queda también mucho trabajo por delante para poner en valor la tecnología española fuera de nuestras fronteras, fomentando acuerdos con terceros países. Habría que adecuar la investigación de universidades y centros públicos a las necesidades de las empresas, facilitar el acceso a la propiedad industrial y aligerar las tasas de trámites para patentes y marcas, según el informe de CEOE.