Si te ha “tocado” soportar a un jefe difícil es normal que te sientas preocupado pues su comportamiento, además de crear un mal ambiente laboral, podría influir negativamente en tu estado emocional o impedirte desarrollar tus objetivos profesionales. No lo permitas, ni caigas en el error de pensar que el mal carácter de tu jefe tiene que ver contigo. Si, por el contrario, tu jefe es “un amor”, no está de más que leas estas líneas. Puede que en un futuro tropieces con uno complicado.
Hay dos tipos de jefes difíciles:
– El jefe difícil, pero profesionalmente bueno. Hay que tratar de ver lo positivo de este personaje, pues profesionalmente es alguien de quien se puede aprender. El que sea difícil implica que va a ser exigente, lo que mantendrá despierto al empleado y le hará, a su vez, ser exigente consigo mismo. Conviene pensar que la situación es como un master de aprendizaje en el que adquirirá experiencias válidas para un futuro. La adrenalina es un buen estímulo.
– El jefe difícil que, además, no es bueno profesionalmente. Este sí que es un problema. Probablemente es difícil porque se siente inferior y es consciente de su poca preparación. No hay que caer en su juego, porque tienes las de perder. Hay que actuar profesionalmente en todo momento y, sobre todo, no caer en la tentación del rumor fácil de poner verde al jefe que sólo empeora el ambiente.
Distintas alternativas
Llevarse bien con el jefe y con el resto del equipo supone un 50% del éxito en el trabajo. De ahí que cuando el jefe que nos ha tocado es de los llamados difíciles, nos sintamos preocupados por la mejor forma de sobrellevar la situación. Serecomiendan las siguientes estrategias para tratar con un superior complicado:
Plantéatelo como un reto. Trabajar con un jefe difícil es un auténtico reto profesional y no todo el mundo es capaz de hacerlo. De hecho debería ser una habilidad a adquirir, porque es bastante probable que tengamos que trabajar con alguno de ellos. Aunque sea una colaboración esporádica, hemos de procurar dejar constancia de que hemos sabido trabajar con esa persona, lo que nos convertirá en empleados deseables por ser personas que se esfuerzan en cooperar.
Establece los límites por los que no estás dispuesto a pasar. Si no puedes cambiar de trabajo, deberás adaptarte a la situación, pero marcando los límites de lo que no estás dispuesto a hacer.
Mostrar el sincero deseo de seguir el ritmo impuesto. En el caso de que trabajes con un jefe muy duro, porque es extremadamente exigente y muy difícil de seguir, lo primero que debes intentar es tratar de aumentar tu comunicación con él para poder descubrir una mejor forma de cooperar. Dile que estás haciendo lo posible para seguirlo, pero que te está costando y estás buscando la manera de conseguir la velocidad que se espera de ti.
La opción por la cooperación. Si tu jefe es difícil porque tiene pocas competencias pero es una persona con trato humano, trata de cooperar con él. Cuidado con caer en la tentación de querer demostrar que vales más que él porque puede volverse en tu contra.
Toma distancia emocional. Trabajar en un clima de hostilidad durante cuarenta horas semanales puede destrozarte tanto física como anímicamente.El manejo de la emoción es el punto clave en la solución del conflicto. Si tomamos distancia emocional y conseguimos ver la situación desde fuera, conseguiremos adaptarnos y buscar eficaces soluciones.
Plantéale la situación al jefe de tu jefe. Si a pesar de haber seguido todas estas estrategias, convivir con tu jefe continúa siendo imposible, acude al superior inmediato y explícale el problema de la forma más objetiva que puedas. Puedes plantearle el tema personalmente o en una reunión, pero asegúrate previamente de que tus compañeros van a apoyar tu punto de vista para que no parezca que es un enfrentamiento personal entre tu jefe y tú.
Además, en muchas ocasiones, los jefes de los jefes no son completamente ignorantes de la personalidad de sus colaboradores directos y toleran estas situaciones de conflicto. Si las quejas proceden de todo un equipo de trabajo, tendrá más complicado continuar haciendo “la vista gorda”.
Abre tus miras y cambia de actitud
Para ser eficaz con un jefe que no puedes soportar es esencial que consigas controlar tu actitud hacia él. Por lo general, no te quedará más remedio que soportarlo tal como es. Los siguientes consejos pueden ayudarte:
Si conoces a alguien que se lleva bien con tu jefe problemático búscale y pregúntale cómo lo hace. La idea es que te transmita lo que piensa, cómo ve a esa persona, qué clase de cosas se dice a sí mismo para sobrellevar la situación. Averigua cuál es el estado interior que le permite tratar con el jefe difícil de un modo tan diferente a como tú lo haces. Relaciónate con tu jefe utilizando este estado interior hasta que hayas fabricado el tuyo propio.
Compara los problemas con tu jefe difícil con los momentos más difíciles que has pasado a lo largo de tu vida o imagina escenarios de las peores circunstancias que podrían darse. Puede ayudarte a darle menos importancia a tu mala relación con tu superior.
Cambia el modo de hablarte a ti mismo. ¿Qué tipo de pensamientos tienes respecto a la situación de estar trabajando con un jefe tan difícil? Si tienes pensamientos del tipo: “A mí no me pagan para aguantar esta clase de abusos”, pregúntate cómo afectan a tu actitud y comportamiento. Tal vez sea mejor sustituirlos por otros más positivos como: “Voy detrás de lo que quiero y quiero lo que consigo. En alguna parte de esta experiencia hay una oportunidad. Puedo ser flexible…”.