Es inevitable. Hay compañeros de trabajo con los que no te llevas (o no te vas a llevar, tiempo al tiempo…) bien. Suele ser recíproco, aunque muchas veces es sólo problema tuyo. Aquí va un sencillo consejo para que no vaya a mayores.
Lo primero, está prohibido manifestar simpatía con alguien que te cae mal. Podemos disimular con palabras, pero no con nuestra expresión La clave está en no llamar la atención en nuestra relación con el otro, porque no nos jugamos sólo lo que esa persona pueda pensar de nosotros, sino la imagen que estamos proyectando delante de los demás ante situaciones conflictivas. No pasa nada si la gente sabe que alguien no me cae bien, pero si me ven alterado, mi imagen se ve debilitada.
¿Cuáles son las señales que te pueden delatar? Mucha más seriedad, evitar el contacto visual, utilizar un lenguaje más seco al dirigirnos a él o no hablarle… eso es lo que hay que evitar. Conviene medir las palabras sin mentir. Utilizar un lenguaje neutro, sin adjetivos ni adverbios, que son valoraciones, y a ser posible mirarle, no con una sonrisa de oreja a oreja, pero sí de una manera serena. Que parezca que en ese acto comunicativo estamos tan cómodos y con tanto control como si hablásemos con otra persona.