Mientras que a algunos les dio por la cocina durante el confinamiento, parece que a otros les dio por matar el tiempo documentándose un poco sobre eso del bitcoin, el halving y las criptomonedas. No siempre fue por iniciativa propia sino a raíz de recibir el whatsapp de algún amigo diciendo “me da pena que te estés perdiendo esto” o “compra ya bitcoin”. Sea por la vía que fuese el caso es que plataformas como la valenciana Criptan reconocían haber visto multiplicar por 20 el volumen de dinero transaccionado a raíz del coronavirus.
Pero hablar de criptomonedas siempre genera controversias. Están por un lado los evangelistas, por otro, los detractores y, en un término medio, los escépticos, que ni afirman ni niegan porque no saben lo que puede pasar. Estos son los argumentos que sostienen unos u otros para defender sus posturas.
Los defensores
La ‘maquinita’ que desencadena la inflación. Son muchos los que sostienen que la crisis actual, primero sanitaria y, ahora, también económica ha supuesto un gasto tremendo en materia de subvenciones y ayudas mientras que la actividad económica se ha mantenido al ralentí. Una de las consecuencias sobre las que advierten es que podría implicar un aumento de emisión de dinero fiat por parte de los bancos centrales para sufragar los gastos. La advertencia es: “cuidado que ahora van a empezar a darle a la maquinita de hacer dinero” con el consecuente riesgo de inflación “que pagamos todos”. Ejemplo: “si antes con cien pesetas podías tomarte un café un comprar una barra de pan, ahora, con 1 euro, ni lo uno ni casi lo otro mientras que un con bitcoin te puedes comprar un coche”.
La descentralización: A Roger Ver, evangelista del bitcoin, se le atribuye esta frase: “Bitcoin marca el comienzo de algo importante: una moneda sin gobierno, que es necesaria e imprescindible”. Más radical aún es la sentencia que se le atribuye a Andreas Antonopoulos: “Bitcoin hará a los bancos lo que el correo electrónico ha hecho al sector postal”.
Aquí no es posible un ‘corralito’. El hecho de que el estado de alarma y el confinamiento impidiese el acceso a las entidades bancarias trajo a la memoria de muchos depositantes el ‘corralito’ argentino de 2001 y el ‘secuestro’ provisional de sus cuentas.
La prueba de la confianza está en el desembarco institucional. No solo los usuarios de a pie empiezan a interesarse cada vez más por este mundo sino también los bancos, los fondos de inversión, las financieras de toda la vida o multinacionales. En este sentido, cualquier apoyo público les viene bien, pero si es te una gran empresa, tipo PayPal, o de una personalidad, pongamos por caso Elon Musk, mayor motivo de celebración porque ello genera confianza. “Nosotros entendemos que es algo que genera confianza a nuestros clientes, mientras que el banco puede ofrecer un servicio cada vez más demandado a los suyos”, declaraba Jorge Soriano, CEO de Criptan, plataforma que cuenta con Bankinter entre sus partners.
Sustituirá al oro como valor refugio. Es otra de las esperanzas que mantienen sus defensores apoyándose en que se trata de una inversión más rentable y segura que el oro, cuyo valor lleva un tiempo cotizando a la baja.
Solo tienes que esperar a que suba ‘el suflé’. Los que alientan a otros a adentrarse en el mundo de las criptomonedas suelen alegar lo sencillo que resulta participar y ganar dinero, aunque no tengas ni idea de inversión ni sepas nada de ‘divisas digitales’. Plataformas como Coinbase lo ponen fácil y sirve tanto como monedero virtual donde almacenar tus criptomonedas como de plataforma de compraventa, aunque hay quien se queja de sus altas comisiones. Solo tienes que comprar el equivalente a 50, 100, 10.000€…e ir consultando las gráficas con la evolución de los precios que te muestra Coinbase y, cuando consideres que ha subido lo suficiente, vendes “y eso que te llevas”.
No te lo puedes perder. El momento es ahora. Además de sentirse muchos de ellos como los pioneros en los orígenes de internet, acostumbran también a apelar a la oportunidad, como suele pasar cada vez que se celebra un halving con el bitcoin.
El niño tiene ya un Lamborghini. No se sabe muy bien por qué, pero también circula el rumor de que a muchos cracks del mundo cripto, generalmente a los más jóvenes, les da por comprarse un Lamborghini, de color naranja, para más detalle.
Los detractores
Mayor volatilidad. Es la respuesta que dan los incrédulos a aquellos que encuentran en las criptomonedas la solución a la inflación alegando que su valor es mucho más volátil que cualquier moneda fiat. No es, pues, la mejor solución para dar estabilidad al mercado.
El mismo perro con distinto collar. Si ya han entrado las instituciones, los fondos de inversión, los bancos…en este mundo ¿no será porque se han anticipado a la mayoría y se han hecho ya con el control del negocio?, es la pregunta que se formulan algunos.
El consumo energético: El consumo energético que conlleva la minería de las criptomonedas es otro de los argumentos a los recurren sus opositores. Según algunas fuentes, un estudio realizado en 2019 por la Universidad de Cambridge comparaba el consumo de energía que se produce al minar Bitcoins con el gasto eléctrico que realizan los suizos en un año y que ahora lo comparan con el de Argentina.
Una estafa de libro. El hecho de que haya corrido la voz por whatsapp, por las redes o cualquier otro canal masivo invitando a la compra de bitcoin u otra criptomoneda, conduce a algunos a sospechar de posible “estafa de libro”. Hay incluso quien se refiere a ellas como “el nuevo forum filatélico” en el sentido de que compras algo que ni entiendes ni lo ves ni lo tocas. “Es ingenioso y el blockchain es importante, pero el bitcoin no tiene ningún valor único en absoluto, no produce nada. Puedes mirarlo durante todo el día y no van a salir pequeños bitcoin ni nada de eso. Es un engaño, básicamente”, frase signada a Warren Buffett.
Los escépticos
Es una tecnología todavía en desarrollo. La tecnología que ha dado lugar al nacimiento de las criptomonedas es la blockchain, también conocida como la cadena de bloques. Se trata de una tecnología que empieza a fraguarse en 2008 por lo que, lejos de estar madura, se halla todavía en desarrollo y habrá que esperar un tiempo para que veamos y se compruebe todo su potencial. La observación corresponde a Iván Saiz, cofundador de la startup Lázzaro y desarrollador de blockchain. Por su parte, Marc Sansó, profesor en OBS Business School y CEO de Elsebits, es de la opinión de que quien afirme saber cuál va a ser el futuro de las criptomonedas “miente”.
Ni es sencillo ni el suflé sube solo. Los que de verdad han conseguido hacerse con ciertas sumas invirtiendo en criptomonedas, saben que no es solo cuestión de comprar y permanecer luego mano sobre mano balanceándose en la hamaca esperando a que suba ‘el suflé’. Antes al contrario, saben que ha sido cuestión de mucho empeño, de muchos desvelos, de mucho cambio de contraseña para evitar hackeos, de mucha documentación y de mucho relacionarse con desarrolladores.
Lo del perro y el collar no tiene sentido. Iván Saiz descarta la posibilidad de que los bancos o las instituciones puedan terminar haciéndose con el control de las criptomonedas. “En mi opinión, lo que les interesa a los bancos es la tecnología que hay detrás. El uso del blockchain ha demostrado que se pueden suprimir intermediarios, agilizar las transferencias y reducir los costes y esto es algo que a ellos también les beneficia. Además, los bancos saben que tienen que llevar el sistema financiero a un nivel digital más avanzado y el blockchain les sirve para implementarlo y avanzar”.
Por su parte, Marc Sansó, sostiene: “Está claro que nos estamos dirigiendo a la desaparición del cash, hacia la desbancarización y la desintermediación del dinero, pero ello no quiere decir que terminen imponiéndose las criptomonedas, que están fuera del sistema bancario y del regulatorio”.
Sí sabes moverlo, algo sí que produce. Si eres lo suficientemente hábil para vender a tiempo, igual no te pasa, como dice Buffett, que te crecen pequeños bitcoins pero sí que puedes convertirlos en euros o cualquier otra moneda del sistema fiat y comprar lo que te de la gana siempre y cuando lo declares al fisco.
Igual funciona, pero, si no entiendes, mejor no te metas mucho. Decía también Javier Megias cuando le preguntamos hace un tiempo por el tema, que él, como no sabía mucho de esto, mejor no se metía y declaraba: “Todavía queda cierta cultura del pelotazo y muchos se están apuntando a esto como si fuese la fiebre del oro, pero olvidan que los que se hicieron ricos entonces fueron los que vendieron las palas”.