El perfil del trabajador que ha perdido su empleo desde julio de 2008 hasta julio de 2009 es, según un informe de Comisiones Obreras (CC OO), el de un asalariado temporal que trabajaba en una empresa privada (si nos atenemos a las estadísticas oficiales, procedente de los sectores de la construcción y la industria) y que ha salido del mercado de trabajo a través de un despido individual, tramitado a través de los Servicios de Mediación y Arbitraje. Pero esa es sólo una parte de la realidad, la de los contratos temporales (el 80% de los despidos en España durante la crisis). Hay también otra realidad, la de los despidos colectivos y los despidos colectivos temporales. El matiz es importante. Los despidos colectivos se han multiplicado por cuatro en los primeros seis meses de 2009, y como consecuencia de ello, 43.433 trabajadores han perdido su empleo dentro de un ERE de extinción y 347.266 se encuentran en paro en una situación de incertidumbre después de haber sido incluidos dentro de un ERE temporal, según las estadísticas que maneja el propio Ministerio de Trabajo. ¿Es el despido temporal un homólogo del contrato temporal?
¿SE DESPIDE AHORA MENOS?
Los incentivos fiscales que aprobó el Gobierno en marzo para los ERE temporales (bonificación del 50% de la cotización empresarial a la Seguridad Social por los trabajadores en situaciones de suspensión de contrato o reducción temporal de jornada aprobadas en un ERE) han aumentado el número de estos el 954%. De momento, los ERE de extinción (en los que los trabajadores se van definitivamente al paro y en los que el empresario tiene que pagarles una indemnización y un finiquito) representan únicamente un 3% de la destrucción total de empleo, pero, ¿qué ocurriría si esos 333.509 empleados vieran cómo los ERE temporales que les amparan se convirtieran en ERE definitivos?
¿Quiere decir esto que las ventajas fiscales para que las empresas se decanten por ERE temporales funcionan? Si nos atenemos a los datos oficiales resulta complicado saberlo.
En el primer semestre del año se autorizaron 12.444 expedientes de regulación que han afectado a 390.699 trabajadores españoles. En los primeros seis meses de 2008 fueron 2.354 expedientes y afectaron a 35.512 empleados. De esos 390.699, 43.433 han perdido ya su empleo. El año pasado se quedaron sin trabajo como consecuencia de un ERE de extinción 19.700 trabajadores.
Los ERE de suspensión temporal de empleo ascendieron a 8.428 hasta agosto, 7.508 más que en igual periodo de 2008 (se multiplicó un 1.000%), mientras que el número de afectados por estos expedientes se multiplicó por casi un 2.000%, con 333.509 trabajadores. Parte de esta abismal distancia puede explicarse apelando a que la crisis todavía no era tan fuerte en el primer semestre de 2008, con lo que muchas empresas aún no habían comenzado a adoptar medidas.
¿Crecen los ERE únicamente como consecuencia de una situación de crisis económica interna? Los ERE temporales aumentan, pero es que, aunque los ERE de extinción crecen en menor medida, el volumen de empleados despedidos no disminuye. En julio de este año nos encontramos con la misma cifra de empleados despedidos que en un mes conflictivo como diciembre (de 2008) o enero (de 2009). La realidad es que los ERE de suspensión todavía representan el 22,5% del total; los ERE de extinción, el 67,4%; y los Expedientes de Reducción de Jornada, un 10,59%.
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¿Consigue evitar la medida del Gobierno que haya menos ERE de extinción? Según explica Óscar Morales, secretario general de la Asociación Española de Asesores Fiscales y Tributarios, “funciona y lo hace por motivos económicos. Si vamos a una extinción, la empresa tiene que pagar finiquitos e indemnizaciones. Si vamos a una suspensión, no. También se va a esta última porque a las empresas les interesa dar una imagen de continuidad: se está diciendo, al menos de puertas afuera, que cuando las cosas vayan mejor, volverá a trabajar con sus empleados, pero hasta entonces no puede hacer frente a sus responsabilidades”. ¿Consigue entonces su objetivo? “Todavía hay muchos expedientes en suspenso. Habrá que ver cuántos se convierten luego en extinciones. Hay casos en los que habría que ir a la extinción directamente, y, sin embargo, se va primero a la suspensión…”, plantea.
En este contexto, ¿es positiva a medio plazo la entrada en vigor de bonificaciones a las empresas que presenten un ERE temporal? Está claro que el incremento de ERE dispara el déficit público vía aumento del gasto destinado a prestaciones por paro (en junio de este año, sin ir más lejos, el Gobierno ha tenido que aprobar un crédito de 17.000 euros para poder hacer frente a las necesidades laborales). Sólo hasta mayo, dos meses después de entrar en vigor la medida del Gobierno, se dio luz verde a 22.026 bonificaciones de cotizaciones empresariales por un valor de 134 millones de euros.
Gayle Allard, directora del departamento de Entorno Económico del Instituto de Empresa, considera que “ el aumento de los ERE es un síntoma de los problemas de la estructura del mercado laboral. Si comparamos países y analizamos el impacto de esta última crisis, vemos que el ratio entre la profundidad de la recesión y la subida del desempleo está descompensado. Es un disparate. En Estados Unidos, por ejemplo, el paro, antes de la crisis, estaba en el 6% y ahora es del 9%, subiendo hacia el 10%. España, con una recesión económica similar, ha pasado del 8% al 18%… ¡nada menos que 10 puntos!” Allard añade: “El último dato de costes laborales apuntaba a que éstos están subiendo al 4%… eso ¿dónde ocurre? ¿Dónde hay un paro del 18%? Un 30% de los empleados están en situación precaria…”. Antes, ese 30% era fácil de contratar… ¿ahora es también fácil de despedir?
LOS ERES, EN CIFRAS
En los primeros seis meses de 2008 se despidió definitivamente a 19.708 trabajadores. En el primer semestre de 2009, a 42.513. Por otra parte, en los seis primeros meses de 2008 15.130 trabajadores se vieron incluidos en un ERE temporal. En ese mismo periodo en 2009, 333.509 se han ido ya al paro hasta que a su empresa le vaya mejor dentro de un ERE definitivo.
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