Las explicaciones que se ofrecen sobre el desabastecimiento son varias. Ya se hablaba en verano de la falta de contenedores y del colapso en los puertos debido al fuerte repunte de la demanda. Esto, sumado al aumento del precio del petróleo multiplicó el coste de los fletes. BBC News informaba en agosto de que, si antes de la pandemia, mover un contenedor desde China hasta la costa oeste de Estados Unidos costaba 2.000 dólares, el precio en ese momento era de 20.000 dólares.
A la falta de contenedores se sumaban también los controles a la movilidad y el cierre temporal de algunos terminales marítimos chinos. Con el paso de los meses, en lugar de dar con una solución, la crisis se ha agravado y repercute ya en los retails de todo el mundo. Difícil entrar ahora en una tienda donde no se lamenta el propietario de llevar meses sin recibir pedidos y estar a punto de agotar existencias.
Roturas de stock por el desabastecimiento
“No sé cómo vamos a afrontar las campañas del Black Friday o la de Navidad”, comenta el propietario de un pequeño establecimiento de decoración en la calle Gaztambide de Madrid. Es todo muy raro”. Joel Balague, CEO de Volava, ratifica esta visión aunque, en su caso, no temen a la campaña de Navidad porque les pilla bien pertrechos.
El problema es global y afecta especialmente a los mercados europeos y a todos aquellos que han ido destruyendo tejido industrial, deslocalizando la producción y delegando en las fábricas asiáticas. Ese progresivo abandono de la producción local ha provocado, asimismo, una descompensación de la balanza comercial de manera que muchos de los container que llegan procedentes de Asia ahora regresan de vacío, otro factor que habría contribuido al encarecimiento brutal de los fletes.
El problema es que el rumor se ha extendido entre todos los comerciantes y se han apresurado a hacer los pedidos lo que acentúa, aún más, el problema del colapso. Pero lo cierto es que llegan tarde porque el desmoronamiento en los puertos implica el crecimiento de las listas de espera. Así, lo que antes tardaba en llegar uno o dos meses, ahora, la recepción de los pedidos se dilatan entre tres y cuatro meses.
El encarecimiento de los precios
A consecuencia de la situación descrita, lo otro que está por estallar son los precios. Hasta ahora, gran parte de los distribuidores habían optado por asumir los costes comerciales convencidos por muchas navieras de que la situación era provisional y estaba a punto de revertir. Sin embargo, en vista a que las perspectivas no mejoran, empiezan ya a contemplar un encarecimiento de precios y la consecuente inflación en un momento delicado marcado todavía por las consecuencias de la crisis sanitaria. De aquí que algunos expertos, como Carlos Moreno, portavoz de la Confederación Española del Comercios (CEC) animen a los consumidores adelantar las compras de Navidad.