“En una época de crisis, normalmente las empresas suelen tener problemas porque no venden, porque ha bajado el consumo, porque tienen morosidad, porque no se han internacionalizado, porque no han innovado, porque no han sabido adaptarse y se han quedado obsoletas, etc. Pero lo más triste es que una empresa, que nació con sólo 3.000 euros, y que 10 años después, en plena crisis, sea capaz de facturar 60 millones, abrir en más de una veintena de países en sólo tres años, lanzar contínuamente productos novedosos y tener 22 millones de capital social, no pueda asumir los pedidos que nos llegan porque nos deniegan el acceso a financiación”, explica José Ramón García, cofundador de Blusens (lee la entrevista aquí)
Pedidos asegurados. La compañía consiguió reunir, hasta 2008, 44 millones de euros de financiación bancaria abierta, y cuatro años después se quedó en 18 millones, una cifra que no les permite realizar las inversiones necesarias para seguir creciendo. “Trabajábamos con 15 bancos y, tras la reestructuración de la banca, nos hemos quedado con sólo siete, porque la mayoría ha dejado de existir. Cada proceso de fusión bancaria nos supuso una amortización al 50% de nuestra financiación, ya que a todos los bancos nacionalizados les pusieron corsés, obligándoles a reducir sus balances un 50%”, apunta.
García subraya que, “al recortarnos el acceso a la financiación, en 2012, los bancos nos deterioraron de una manera salvaje. Nos dedicamos a recibir pedidos y a no poder suministrarlos, porque nos centramos en pagar a los bancos los préstamos anteriores y a no poder comprar nada. Sólo ese año dejamos de suministrar 55 millones de euros de pedidos recibidos con compañías aseguradas en Crédito y Caución, que nos hubiera permitido escalar de 60 a 90 millones de euros con facilidad y superar los 100 en muy poco tiempo. Si tienes una empresa que sólo en España factura 60 millones y, de repente, no la dejas comprar, donde podías ganar dinero, pierdes una barbaridad. Y eso nos lleva a la situación en la que estamos: en preconcurso de acreedores en una de las ocho sociedades del grupo”. García aclara que “si las grandes superficies me pasan un pedido, que fabricamos y pagamos al contado y lo cobramos a 120, sin financiación bancaria no puede haber negocios que sobrevivan”.