Los últimos cambios laborales introducidos por decreto por el Ejecutivo han extendido los contratos de formación hasta los 30 años y han suprimido el límite de contratos temporales, que estaba en dos años. En teoría, ambas medidas buscan mejorar el mercado laboral. En la práctica, contribuyen a incrementar la precarización de unos colectivos que se ven abocados a soportar condiciones poco ventajosas. Porque, como denuncia Carlos Obeso, profesor de ESADE y director del Instituto de Estudios Laborales, “en España, el problema no es la ley, sino cómo me puedo aprovechar yo de la ley y, en la mayoría de las ocasiones, la aprovechan para precarizar”.
El riesgo de la precarización
En lo que se refiere a los becarios, existe una tendencia al alza “por introducir becarios que asuman puestos de estructura para rebajar costes”, resume Eduardo Quero, coordinador nacional de Randstad Profesional. Hay empresas donde casi el 80% de los trabajadores son becarios y es un fenómeno que se ha extendido a sectores donde esta fórmula no estaba tan extendida, como era el caso de los despachos y oficinas, banca, periodismo o investigación. A largo plazo tiene consecuencias preocupantes. Como señala Quero, “se retrasa la emancipación de los jóvenes, disminuye la cotización de la Seguridad Social y se crea una sensación de agravio comparativo claro entre los trabajadores en esta situación que ven cómo, a igual responsabilidad, reciben mucho menos salario que sus compañeros”.
Y en lo que se refiere a la empresa, se arriesga, de nuevo, a una pérdida en la calidad final del trabajo. Lo más sangrante es que no contribuye a reducir el alto índice de desempleo juvenil: por encima del 40%, el más alto de toda Europa.
En cuanto a la temporalidad, se están produciendo disfunciones claras al amparo de la nueva normativa, que deja en suspenso hasta el 2013 el límite de encadenamiento de contratos temporal. Pero, además, se está apostando por fórmulas todavía más desventajosas para el trabajador, como los contratos a tiempo parcial. Un dato resulta llamativo: la pasada temporada veraniega, en la que se batieron récords de llegada de turistas, se realizaron bastantes menos contrataciones temporales que otros años.