¡Seamos sinceros! Cuando se nos ocurrió juntar a Iñaki Arrola, Carlos Blanco y Eneko Knorr teníamos un poco de miedo… de que llegado el momento de la sesión de fotos y de la entrevista posterior, alguno de ellos (o los tres) vetara a los otros.
¿Por qué? Porque pensábamos –somos muy mal pensados– que, tal vez, en el mundo de los inversores había rencillas, envidias o disputas por haberse ‘robado’ unos a otros buenos proyectos. Pero nos llevamos una muy grata sorpresa: no solo no se ‘odiaban’ sino que, además de que se admiraban mutuamente, los tres acababan de coinvertir en un mismo proyecto… que, por cierto, no quisieron desvelarnos “hasta que no lo anuncien sus fundadores”.
¿Y por qué ellos? En los tres se da una misma mezcla. Primero fueron emprendedores y, después, inversores. Los tres han conocido los sinsabores de poner en marcha un proyecto y de lanzarlo al mercado. Y los tres han decidido volcar sus experiencias y su dinero para ayudar a otros a que desarrollen sus ideas de negocio.
Tras una intensa y entretenida sesión de fotos, hablamos con ellos sobre tendencias, oportunidades, inversiones… Y esto fue lo que nos contaron (en nuestro canal de Youtube podrás ver los vídeos de la entrevista).
Buenas oportunidades
No creen que falte ni dinero en el mercado ni proyectos interesantes para invertir. “Estamos en un momento en el que hay mucho dinero, sobre todo, en las fases intermedias y creciendo la parte de capital growth [crecimiento]. Entre los fondos que ya había y los que han nacido, hay bastante dinero para invertir en startups en los próximos 2-3 años. Y también hay buenos proyectos”, sostiene Blanco.
Arrola considera que eso es una muy buena noticia para los emprendedores: “Antes no había muchas opciones para elegir, porque los fondos eran los que eran. Ahora, con todos los fondos y dinero que hay, si un proyecto es bueno, tiene muchas opciones donde elegir”. Y como recalca Blanco, “los emprendedores están empezando a escoger inversores. En ocasiones, en los buenos proyectos no podemos invertir lo que nos gustaría, porque tenemos que dar ‘codazos’ con el inversor de al lado, y cada uno se ve ‘obligado’ a reducir la cantidad que quiere invertir, porque no cabemos todos. Y eso es señal de que el mercado está bien”.
Arrola recuerda –en tono de broma– que “nos acabamos de ‘pelear’ los tres en una inversión. Nos hemos hecho hueco para que entrásemos a la vez en el proyecto…”. Knorr subraya que donde sí podía haber más problemas de falta de dinero es en los proyectos en fase pre-semilla. Blanco argumenta ese punto: “Quizá donde sí ha habido cierto frenazo ha sido en la parte de business angel. A lo mejor, no hay tanto business angel de los primeros 50.000 euros, mientras que nosotros invertimos a partir de 200.000”.
‘Feeling’ con los emprendedores
Blanco recuerda que, cuando analiza una posible inversión, empieza hablando con el emprendedor sobre sus aficiones y sobre qué cosas ha hecho. “Sigo mirando mucho a la persona líder del proyecto. Eso también depende mucho de en qué fase se invierte. Un fondo que invierte a partir de 300.000 euros mira más las métricas y el business plan, pero para los que somos un super angel fund o para los business angel todavía tiene mucho peso el feeling y la intuición que tengas con el emprendedor. Muchas veces se apuesta por casi una hoja en blanco”.
Además de fijarse en el líder del proyecto, Blanco afirma que, “en segundo lugar, miro el equipo. Y después, el mercado. Y ahí me fijo en su tamaño, en cuánto mueve ese mercado en tradicional. Me encantan los mercados tradicionales con un buen volumen. También que el mercado offline esté fragmentado, por ejemplo, venta de pisos, seguros…, cualquier negocio en el que no haya un líder en el mercado tradicional, y que esté poco digitalizado. Y ahí hay infinidad de oportunidades”.
Knorr añade que, “en fases seed, donde los números no están claros, y donde igual todavía no hay un producto, es cierto que nos tenemos que fiar del emprendedor, de la intuición, de ese feeling con el emprendedor”.
Arrola confiesa que una cosa que están haciendo desde K Fund, el fondo que ha confundado, es invertir en emprendedores que no tienen métricas, “y que también habéis hecho vosotros en este proyecto en el que hemos invertido los tres. Nos estamos fijando en emprendedores que están desarrollando producto. Y eso es una novedad en la estrategia inversora, porque antes había que tener determinados números para invertir y ahora ya hay casos de inversores, como nosotros, que nos fijamos en personas que no tienen métricas y que probablemente han hecho cosas antes”.
Blanco recalca que cada vez más mira el track record del emprendedor, “dónde ha trabajado antes, qué cosas ha hecho… Nos fiamos más del emprendedor que ya ha hecho cosas antes que del que no las ha hecho nunca”. Knorr reconoce que prefiere invertir “en un emprendedor que haya fracasado antes que en un consultor de una gran compañía”.
Otra tendencia es que está habiendo un aumento en la edad del emprendedor. “En EEUU, la edad media del emprendedor cuando funda una empresa –dice Blanco– está en 47 años y, en España, ha pasado de 32 a 37 en solo un año. Cada vez más, me llegan proyectos de equipos de emprendedores mayores de 40 con experiencia previa en otros proyectos. Y también veo que la gente tiene ya más aprendida la idea de que el equipo debe ser multidisciplinar. Algunos de nosotros llevamos años diciendo que los equipos deben integrar a un técnico, a un vendedor y a uno de marketing y parece que ya nos hacen caso y empiezan a venir equipos que cojean menos que antes”.
Experiencia en otras startups
Para Knorr, el hecho de que esos emprendedores sean más mayores, “es señal de un ecosistema maduro. Son personas que ya no solo han montado otras empresas, sino que además han trabajado en otras startups viendo cómo funcionan. Y esa experiencia también es muy buena. Cuando trabajas en una startup la gente aprende mucho. He tenido gente trabajando en mis empresas que ahora son muy buenos emprendedores y de eso estoy muy orgulloso”.
En opinión de Blanco, las canteras son muy importantes. “En el caso de Barcelona, hemos tenido dos buenas como Grupo Intercom y eDreams, de las que han salido 15 o 20 emprendedores de éxito. Por eso, es necesario que haya casos de éxito y gente buena y todo eso lo que hace es retroalimentarse. Precisamente, he cofundado Housfy, que va muy bien, y en el equipo fundador, el CEO viene de Groupalia, el CPO había fundado otra empresa y el CTO estaba trabajando en otra startup de éxito. Si coges gente que ha trabajado, fundado o dirigido en startups, tienes más probabilidades luego de ejecutar más rápido y de hacerlo bien. La diferencia es que los que creamos negocios ya sabemos desde el principio los perfiles más adecuados para montar, por ejemplo, un SaaS o un marketplace… Ya se tarda menos tiempo en crear el equipo ideal. Antes tardábamos un par de años en ver una startup con el equipo ideal”.
Según Arrola, antes había mucha aspiración local “y ahora hay más internacional. Hay buenos proyectos españoles que quieren salir fuera”. Blanco pone un pero a esa afirmación: “Estoy de acuerdo con eso, pero sigue habiendo una carencia del idioma inglés. Hace poco hablé con un emprendedor que me decía que su proyecto podía expandirse a tal y cual mercado y cuando le pregunté si su director de ventas hablaba inglés me dijo que no. ¿Y es socio de la compañía? No puedes tener managers que no hablen nada de inglés. En España, hay una enorme carencia de idiomas con respecto a países como Portugal o Italia. Conozco varios casos, y yo soy un ejemplo, de emprendedores de éxito que tienen esa carencia en su nivel de inglés”.
¿Y sobre oportunidades de inversión?
Cada vez hay más proyectos B2B. “Hace tres años –afirma Blanco– los negocios que nos llegaban eran 80% B2C. Ahora está más igualado, y quizá, hay más B2B. Me llaman la atención, desde el punto de vista de tecnología, blockchain, inteligencia artificial, big data… Y en cuanto a mercados, todos aquellos que tienen que cambiar radicalmente como el de la logística o el de los seguros, que va con retraso. Hay un montón de segmentos de mercados tradicionales donde Internet y el móvil tienen un peso muy pequeño y han de cambiar de forma radical”.
En el caso de Knorr, “estoy como loco con las criptomonedas. España todavía está en una fase muy incipiente y falta por ver cuáles son las herramientas o los productos que se van a crear sobre esto. Y como mercados, Asia es el gran desconocido tanto para las empresas americanas como para las europeas. La tendencia siempre ha sido Latinoamérica y deberían fijarse más en Asia que es donde está el crecimiento mundial. Indonesia, por poner un ejemplo, es un país que tiene 250 millones de habitantes…”.
Arrola confiesa que “cada vez más me encuentro con industrias nuevas que no conocía, como pueden ser los verticales. Nos estamos encontrando por primera vez con oportunidades de inversión en mercados que todavía no están del todo creados y con emprendedores españoles que nos dicen que están creando algo muy novedoso en ellos”.
Blanco asegura que también hay una fusión off-on. “Compañías como Hawkers, Housfy o Glovo ¿qué son: offline u online? ¿tienen más de branding y diseño o más de Internet? Cada vez más los negocios digitales se parecen a empresas tradicionales, pero con un componente tecnológico muy alto, que es el que marca la diferencia”.
También les preguntamos cómo se comportan ellos, una vez que han invertido: ¿son de los que dejan hacer a los emprendedores o de los que están muy encima de ellos? Knorr asegura que, “como emprendedor con Ludei he tenido inversores muy buenos como Iñaki”. Y Blanco aprovecha para preguntarle a Knorr cómo fue el día que tuvo que decirle a Arrola, como inversor, que la empresa no iba bien. “¿Cómo se lo tomó?”.
“Nuestro mayor problema –argumenta Knorr– fue que estuvimos a punto de conseguir una ronda en China, pero la ronda se cayó y la empresa estuvo a punto de morir. Hoy sigue viva, pero ya no es lo que pensamos que podría ser si se hubiera cerrado la ronda con el grupo chino. Lo importante es que los inversores sean comprensivos. Creo que si inviertes, tienes que confiar en el emprendedor y no hay que estar diciéndole lo que tiene que hacer. Prefiero tener como inversor a gente que haya sido antes emprendedora. El que lo ha sido, te entiende mucho mejor. Cuando las cosas van mal, el inversor-emprendedor entiende por qué pueden ir mal las cosas”.
Según Blanco, “el emprendedor, hoy en día, prioriza el smart money, es decir, prioriza al inversor-emprendedor frente al inversor solo financiero. Como inversor, que sean ellos, los emprendedores, los que me pidan. El otro día, me dijo Yaiza Canosa [de GOI] que buscaba un director financiero y le eché una mano en la búsqueda. Creo que el inversor sí está para ayudar y no para fiscalizar. La percepción que tengo de los nuevos fondos que han nacido en los últimos 3-4 años, como los nuestros, es que son más activos, son más de ayudar que pasotas”.
“En nuestro caso, con Vitamina K –subraya Arrola–, ya demostramos que intervencionistas no fuimos y que siempre intentamos echar una mano, porque como ya hemos montado nuestras empresas de Internet, y unas han ido bien y otras, mal, sabemos que esto de emprender, de fácil no tiene nada, que desgraciadamente hay mucho romanticismo y que si las cosas salen mal, vamos a perder dinero contentos”.
Blanco recuerda que el porcentaje de quiebras [operaciones que no salen de forma favorable] está en torno al 40-50%. “En mi caso –dice Arrola– he tenido suerte y a mí no me ha pasado”. “Yo no llego –afirma Blanco– al 30% con 12 años de inversiones y algunas de ellas de mucho riesgo. Es un poco ley de probabilidades. En nuestros números, debemos asumir que un 40-50% de las compañías van a ir mal”.
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