¿Dónde puede estar el suelo?
Es muy difícil prever el suelo de las Bolsas. Sobre todo, porque todos los que se han puesto hasta ahora han sido perforados como si fueran de mantequilla. Lo cierto es que la caída de los mercados prosigue y no parece que, de momento, vaya a tocar tierra. Algunos estudiosos de crisis anteriores se atreven a hacer un pronóstico: en escenarios similares, la caída de la Bolsa nunca ha superado el 50% desde sus máximos. En el caso de la española, el desplome desde los techos históricos de 2007 roza ya ese porcentaje. El problema es que esta crisis no se parece a ninguna otra.
¿Tiene fecha de caducidad esta crisis?
Por supuesto. Todas las crisis habidas han comenzado y han terminado. El problema en este momento es saber cuándo acabará la pesadilla. Decía estos días un analista de Bolsa que poner suelo a la caída es ahora mismo una pura lotería. Y así parece.
Lo que parece claro es que los mercados no han tocado suelo y que las caídas continuarán. Las Bolsas descuentan ahora un escenario de profunda recesión mundial y nuevas sacudidas financieras en un mercado seco de liquidez. En el caso español, es preocupante la dependencia de las grandes empresas españolas de América Latina.
¿Están las Bolsas en caída libre?
Sí. No lo decimos nosotros, lo dice Nouriel Roubini, economista de la Universidad de Nueva York, que fue el único que previó el cataclismo financiero actual… allá por 2004. “Lo que está ocurriendo en los mercados es la señal de que están en caída libre. Tratar de estabilizarlos es como que te lancen un cuchillo e intentar pararlo con las manos”. Lo que parece evidente es que la Bolsa está sumida en el pánico y los inversores están de-sapareciendo del mercado, por muy buenos precios que haya.
¿Cuáles son los nuevos focos de incertidumbre?
Básicamente, la extensión de la amenaza de recesión a los países emergentes, que hasta ahora han aguantando bien. En América Latina, la salida masiva del dinero invertido en deuda hacia países de “más calidad” ha provocado una depreciación de sus divisas que ha obligado a los bancos centrales a salir al rescate. Y, por ello, turbulencias. Los emergentes son muy dependientes de las materias primas. El desplome de los precios (sobre todo del petróleo) acentúa ese horizonte pesimista.
¿Es el momento de entrar en Bolsa?
Es un poco aventurado responder a esa pregunta. Es cierto que la sacudida de las Bolsas está dejando precios de ganga, pero también es verdad que las cotizaciones de hoy pueden ser caras mañana. Si decides entrar, hazlo de una manera selectiva, muy selectiva. Y pensando siempre en el medio y largo plazo. Dadas las convulsiones de un mercado en estado de shock, no conviene que te la juegues en busca del rebote del día, aunque sea del 20%.
¿Debo perseguir la rentabilidad por dividendo?
Sí, pero ¡cuidado!, que no todo es tan fácil como invertir en renta variable como si fuera fija. Evidentemente, buscar la rentabilidad por dividendo es un concepto de inversión defensivo, idóneo en momentos como el actual. También debes tener en cuenta otros criterios. Por ejemplo, la retribución al accionista en forma de dividendo no es sino una manera de repartir todo o parte del beneficio que genera la empresa. Y no olvides observar el negocio que generará esa empresa en el futuro cercano, su nivel de endeudamiento y su potencial de revalorización, entre otros aspectos.
¿Qué hago con mi fondo de inversión?
Depende de qué fondo tengas, cómo te vaya y las expectativas de recuperación, en función del tipo de fondo, a medio y largo plazo. Lo bueno que tiene la inversión en fondos es que puedes traspasarla de uno a otro sin deshacer la inversión y sin pagar peaje fiscal. Por tanto, si tienes posiciones en algunos que estén demasiado expuestos al riesgo de los mercados, deberías traspasarlas hacia otros más conservadores.
¿Y si el plan de rescate de los gobiernos sale mal?
Por ahora, las iniciativas de los principales países del mundo con multimillonarios planes de rescate de la banca han tenido un efecto efímero, aunque sí han servido para introducir el mensaje de que los Gobiernos respectivos no van a consentir que ninguna entidad financiera quiebre. Volviendo a Roubini, las inyecciones de liquidez y el aval a los préstamos son medidas correctas, aunque llegan tarde. Ahora hay que tomar otras más valientes, como bajar los tipos de interés y los impuestos.