Es el caso de la bilbaína Panda, que entre finales de los 90 y los inicios de la década del 2000 fue capaz de hacerse con una posición muy interesante en el mercado mundial de los antivirus. Luego, la potencia de las dos grandes del sector, la aparición de nuevas marcas y la multiplicación de antivirus gratis por Internet provocaron una drástica caída de su facturación, de la que no se ha recuperado.
Otra empresa, muy prometedora y que creció a fuerte ritmo, es la gallega Blusens. Despegó con mucha fuerza con sus reproductores mp3, en los que llegó a ser líder del mercado, pero no ha podido mantener el tipo ante la competencia de las grandes marcas. Sus ingresos han ido cayendo y el pasado mes de octubre tuvo que presentar concurso de acreedores para su filial española, la principal.
Ha habido también problemas continuos entre las empresas de equipos informáticos y electrónica de consumo, que surgen por olas en España. Es el caso de la madrileña Supratech, que en algún momento llegó a estar entre las primeras en marca blanca. O de Rainbow, en su día, una marca reconocida en periféricos. También Infinity Systems, que hace años arrasó con los primeros portátiles españoles, Airis, entraría después en una etapa de decadencia. El último caso de empresa de hardware con problemas es NPG, que fabrica todo tipo de equipos, desde televisores a tablets. Lo más grave es que después de salir a Bolsa en abril, presentó, con retraso, unos resultados pésimos para el 2013, una bajada de ventas desde los 14,4 millones del 2012 a los 8,7 millones del año pasado. ¿Resultado? Se está hundiendo en el parqué bursátil.