Marruecos lleva ya 10 años empeñado en convertirse en el país de referencia del norte de África y su política económica empieza a dar sus frutos.
En los últimos cinco años ha mantenido un crecimiento medio del PIB del 4,8%, ha contenido la inflación por debajo del 2% y ha reducido su deuda, que ha pasado de 73% del PIB en 2000 al 49% en 2010. Además, la inversión pública se ha triplicado para mejorar infraestructuras clave para la industria, el comercio y el turismo, entre otras, la modernización del Puerto de Tánger, la creación de 24 parques industriales de nueva generación, varios centros de formación y la puesta en marcha en 2009 de la Agencia Marroquí de Desarrollo de Inversiones (AMDI), que es la principal responsable de vertebrar los nuevos programas de inversión y desarrollo.
Esta agencia tiene su propia sede en Madrid desde el año pasado, para facilitar la inversión de las pymes españolas en el país alauí.
ESPAÑA, SOCIO CLAVE
Marruecos cuenta con un Estatuto Avanzado con la UE que lo convierte en un país privilegiado en las relaciones comerciales con los países de nuestro entorno. Y por cercanía, España es una pieza clave en estas relaciones comerciales, del mismo modo que Marruecos lo es para las empresas españolas que exporten allí, como puerta de entrada a otros 18 países africanos. Todas estas facilidades explican que en 2010, las inversiones españolas hayan aumentado un 76% y las francesas un 51%.
PRINCIPALES MERCADOS PARA LAS PYMES
Las pymes son una piedra angular de todo este proceso. Hay oportunidades para todo tipo de industrias auxiliares de las principales actividades que se quieren potenciar: aeronáutica, automoción, electrónica, energías renovables, etc., que acaparan la mayor parte de las ayudas y exenciones fiscales contemplados en el Plan de Desarrollo del Gobierno Marroquí. Otras oportunidades para invertir:
Formación. “Existe una enorme brecha entre las necesidades del mercado laboral y la formación de los marroquíes. Por eso, los centros de formación profesional son una gran oportunidad y en especial los que sirvan para formar trabajadores de las principales áreas estratégicas”, asegura Jamal-Aghmani, ministro de Empleo de Marruecos.
Marruecos aspira a crear empleos de calidad por lo que también la enseñanza de idiomas, en gestión empresarial, en conocimiento de las nuevas tecnologías, etc. y todo lo que ayude a mejorar la formación de su principal fuerza laboral (los jóvenes) es una fuente de oportunidades.
Sus responsables tienen claro que no quieren replicar el modelo asiático produciendo productos básicos, sino que aspiran a impulsar industrias de valor añadido.
Construcción. Este sector, en un país en el que todo está a medio construir, es también una enorme fuente de oportunidades. “Se necesitan cerca de un millón de viviendas. El Estado está concediendo ayudas para acceder a ellas. Pero hay que pensar que deben ser construcciones de bajo precio, en torno a los 20.000 euros”, explica Enrique Egea, presidente de la Confederación General de Empresarios de Marruecos (CGEM).
Turismo. Marruecos aspira a convertirse en un competidor clave de otros destinos turísticos, como España. Así, con el Programa Azur 2020 han puesto en marcha la construcción de muchas cadenas hoteleras para atraer turismo de playa y balnearios. Pero también hay oportunidades en el desarrollo de un turismo más “europeo”, con agencias que oferten un turismo más sostenible y empresas que impulsen la marca Marruecos, entre otras.
Material eléctrico. “Hay un potencial enorme para autónomos que ofrezcan servicios de instalaciones para nuevas construcciones y lo pueden explotar de tres formas: con una oferta de formación, a través de centros de calificación profesional o por una central para recoger y gestionar los pedidos”, explica Egea.