Josep Coll es abogado y rockero. Y un emprendedor nato que no ha perdido el empuje y la ilusión a pesar de diferentes fracasos. “Me he arruinado formalmente dos veces, pero también he sido capaz de crear una empresa, Red Points, que ahora está entre los top seis”, asegura. Coll vendió su empresa hace un tiempo porque se siente emprendedor, no gestor.
Ahora lleva entre manos un nuevo proyecto Repscan para el control de la reputación online: “En una startup nunca ganas dinero, pero debes montar un sistema con recursos recurrentes que en un momento dado te puedan acercar. En todo caso, ganas dinero cuando alguien te compra el proyecto, en general porque quiere hacer algo similar y le sale más barato comprarte que empezar de cero”. Para su nueva startup ya ha conseguido rondas de inversión de 1,3 millones de euros.
Coll vivió el emprendimiento desde su propia familia. Su bisabuelo y su madre fueron emprendedores. Su abuelo era arquitecto de teatros y promotor. Pasó de comer con Frank Sinatra a la ruina por un crédito que pidió. “Los bancos no tienen ni memoria ni alma, se lo comieron vivo”, comenta.
Quizá por eso considera que para una startup la línea roja llega cuando se tiene que pedir un crédito al banco. “Una cosa es una póliza, otra un crédito. Nunca he solicitado uno. Si se tiene que pedir significa que se ha acabado la fiesta”.
Por otra parte, no cree en las startups que no facturan. “En eso soy muy catalán. Las startups deben facturar, no puede ser eso de dar cosas gratis. Hay quien dice: no cobro nada por el servicio durante unos meses para fidelizar. Para mí es un error porque, al final, si no tienes ingresos te encuentras con la boca del cocodrilo bien abierta”.
En cuanto a los precios, es importante aprender a ponerlos y si es un nuevo producto es difícil de valorar. “Normalmente miras los costos y lo incrementas un 20 o 30%. Hay que ver lo que el cliente está dispuesto a pagar. Yo creo en las buenas ideas y, si tienes una, hay mucho dinero en la calle y lo que debes hacer es convencer a terceros de que inviertan en tu empresa”.
Es consciente de las dificultades para lograrlo y cree que uno de los problemas para los que empiezan es el miedo a caminar solos. “A la gente la encuentras mientras avanzas. Pero tener el proyecto parado mientras buscas socios es un error que yo cometí. Tienes que moverte, caminar, pero no forzar. Y en el camino, encuentras gente maravillosa”.
“No puedes subir al Everest sin el sherpa al lado”
Josep coll
No te olvides del mentoring
Josep Coll considera que, para cualquiera que quiera crear una startup, es fundamental el mentoring. “No puedes subir al Everest sin el sherpa al lado. A mí me funcionó Red Points porque tuve un mentor, Didac Lee. Es duro, pero quien te quiere te dice las cosas. No hagas esto, te estás distrayendo con lo otro… Para emprender con éxito debes tener crítica de alguien. Y hablo de un mentor, no de un coach. Un mentor es alguien que ha subido la montaña, que ha montado una empresa similar a la tuya y que ha tenido éxito. Un coach no lo ha hecho. Pueden ir bien para el deporte o para adelgazar, pero no para montar una empresa”.
Coll ha hecho de mentor para otros, incluso durante un tiempo lo hacía gratuitamente, pero cobrando una pequeña cantidad destinada a una ONG. “Cuando yo hago mentoring lo primero es enviar una carta y le digo a la gente: si vienes a mí, pero no estás dispuesto a cambiar ni una coma, no hace falta que vengas. El mentoring no es hablar, es escuchar. Yo ahora tengo a dos, a Dídac Lee y a Savier Asanta. Y cuando me dicen alguna cosa reflexiono y rectifico. Si lo haces tienes media batalla ganada, por no decir entera”.
Según comenta, cuando la gente acude a él a veces hay un cierto autoengaño y la situación no es tan dramática. “La mayoría de problemas que plantean es porque se quedan sin gasolina o tienen problemas con los socios. En este último caso, está claro: o le pagas al socio y se va, o te lo comes y no hablas ni te preocupas más”, explica.
Estilo Mediterráneo
Josep Coll se define como un emprendedor de primeras etapas, aunque fue presidente de una empresa de 300 personas. Afirma que hay dos formas de dirigir una empresa: “La alemana, donde si sobran marineros se tiran al mar y donde no se tienen en cuenta algunos valores, y la mediterránea, una emprendeduría con valores, donde trabajamos mucho y nos divertimos en el trabajo”. Sin duda, él practica la segunda.
Habla del concepto zombies para definir a las personas que no aportan nada a un proyecto. “Un zombie es aquel que muerde a los demás, una persona tóxica que tienes que evitar al montar una startup. No quiere responsabilidades y cuando hay reparto del pastel pide: qué hay de lo mío. A veces, cuando es muy buen profesional, puedes optar por quedártelo, pero entonces te lo tragas y no hablas más de lo zombie que es. Lo asumes y punto”.
Quizá para evitar personas tóxicas, Coll tiene su propio método a la hora de fichar a cualquier nuevo empleado. Cada titular de departamento ficha a su propia gente, pero ha de tener el visto bueno de toda la plantilla. Así, ahora que la plantilla de su nueva empresa Repscan son doce personas, el nuevo candidato a un puesto de trabajo ha de pasar por doce entrevistas. “Hago partícipe a todo el equipo de cada persona nueva”, explica.
Por otra parte, Coll valora como fundamental la transparencia dentro del equipo. Cada día, a la una del mediodía, hacen una reunión en la que cada miembro del equipo resume las novedades de forma breve, incluido en CEO. Y colgadas en un panel están las cifras esenciales de la empresa. Y dentro del equipo, asume que habrá alguien raro. “En una empresa tecnológica, o te entiendes con los raros, o es imposible. En la música también nos entendemos muchos raros”.
Coll es de delegar y confiar. No cree en el teletrabajo. “Es como ir de gira y no viajar en grupo. No se puede hacer emprendeduría mediterránea a distancia”, concluye.
El emprendedor catalán se considera un hombre decidido y cree que uno de los problemas que mata a los creadores de empresa es la duda. “Hice una ruta en moto a Nueva Zelanda para recoger dinero para una fundación de cáncer infantil. En ningún momento pensé que no llegaría. Ahora en Repscan pienso: lo petaremos. La gente te pasa sus miedos. Un consejo es no emprender nada si tu pareja no te apoya o tienes un entorno vinagre, porque no funcionará”, concluye.
El libro
En Cómo montar una startup de éxito con 3.000 euros al cuarto intento Coll nos habla más de los fracasos que de los éxitos. Nos cuenta sus errores, su soledad como emprendedor, de cuando se arruinó… Se desnuda ante el lector hablando de los momentos más duros, incluso de cuando uno de su equipo, al que el denomina El Rata, decidió llevarse en una maleta toda su empresa, marcharse del país y pedirle un rescate por ella.
A pesar de todo, sigue confiando en la gente y no ha dejado ningún muerto por el camino. Pero como buen rockero, ni olvida ni perdona. La base de su libro es precisamente comparar los valores y formas de actuación de una banda de rock con una startup. Lleva en la sangre del emprendimiento y la música que, según asegura, “me dejará ella a mi pero yo a ella no”.