Dos profesores, Oliver Hart,de Harvard, y Bengt Holmström, del MIT, recibieron el Nobel de Economía por sus investigaciones sobre la teoría de contratos: “Se trata de pensar en todas las partes involucradas para que un contrato sea una situación en la que ganan todos”, tal y como el propio Holmström explicaba en la presentación de los premios. Sus aportaciones son claves para evitar conflictos en todos los ámbitos de la sociedad: desde el mundo de la empresa al matrimonio o la constitución de un país, todo está basado en contratos. Contratos que a veces no pueden anticiparse o prever situaciones futuras, pero que aplicando las ideas de los galardonados pueden establecer incentivos, controles y reglas sobre quién tiene la última palabra en caso de conflicto, que beneficie a todas las partes. Estas son algunas de sus aportaciones:
Retribuciones más objetivas para los directivos
Gran culpa de la crisis de la crisis financiera se originó porque las empresas están retribuyendo a sus directivos por sus resultados a corto o su precio en Bolsa. Una práctica que lleva a que los directivos trabajen con la vista puesta en esa recompensa, descuidando los efectos de su gestión a largo plazo y, a menudo, asumiendo mayores riesgos. Además, en los incentivos no se tiene en cuenta si los resultados se deben a circunstancias del mercado.
Para que los salarios sean más justos, Bengt Holmström propone que las retribuciones se fijen en función de resultados a largo plazo y se ofrezcan de forma gradual. Además, estos incentivos deben establecerse en función del tipo de mercado en el que opere la empresa. Así, en los sectores más volátiles se deberían establecer salarios fijos porque parte de los resultados posiblemente no sean atribuibles a la gestión del equipo directivo. Por contra, en los mercados más estables, lo ideal sería incentivar el trabajo con premios por resultados.
Privatizaciones de servicios
La teoría de contratos también ayuda a determinar si es conveniente o no privatizar servicios públicos. Y en qué términos hacerlo para que todos salgamos ganando. Una de las críticas que se hacen de forma habitual es que las empresas privadas recortarán costes aunque suponga una merma de la calidad. Del otro lado, dicen que cuando la gestión es pública no se tiene tan en cuenta la optimización de los recursos porque quien toma la decisión no obtendrá un beneficio directo.
Las investigaciones de Hart proponen modelos para conseguir máxima calidad y eficiencia de costes, sin decantarse por una gestión privada o pública en general sino dependiendo del tipo de servicio, ya que no es igual privatizar una prisión que un servicio de basuras. En definitiva, la aplicación de estas teorías permite generar hipótesis que den respuesta a todo tipo de conflictos, desde cómo retribuir mejor a los obreros en función del tipo de tareas que realizan, hasta determinar qué compañías deben fusionarse o no, o cuál es la proporción más adecuada entre deuda y capital en una compañía.