¿Cómo se adapta la producción de una fábrica a un mercado que se ha convertido en una gran morgue? “Abriéndonos a mercados que no están tan afectados por la crisis”, explica con una lógica aplastante su director general, Jordi Guimet. Y esa apertura supone tanto explorar nuevos sectores (laboratorios y empresas químicas) como espacios físicos (Estados Unidos y Japón, principalmente). Pura lógica, pero no es una decisión sencilla. “Antes de la crisis teníamos la capacidad completa. Vas trabajando con un crecimiento sostenido de un 10% y no te planteas cambiar a otros sectores. Cuando desaparece esa base sólida y consolidada de clientes, tienes que buscar otros”, comenta Guimet.
NUEVOS SECTORES Y MERCADOS INTERNACIONALES
Pero empecemos desde el principio para comprender en qué consiste exactamente esta reorientación. Plasticband se dedica a la producción para embalajes: cinta adhesiva, fleje, cajas, palets… “Fabricamos tanto la maquinaria para crearlos como el consumible”, explica su director general. Un producto que en realidad se puede utilizar en muchos sectores. Ahí su principal fortaleza. Pero cualquier cambio exige esfuerzo y previsión. “Lo primero que hicimos fue formar a la plantilla. No es lo mismo embalar un ladrillo que embalar una aspirina. También hemos tenido que cambiar para enfocar el negocio más a la exportación. Tenemos una cuota pequeña y ahora intentamos aumentarla”.
AJUSTES DE PRODUCCIÓN
Plasticband tiene que enfrentarse también a la presión de las multinacionales. “Empresas locales sólo quedamos dos o tres”, comenta. Pero no se han arrugado ni han perdido su ambición.
“Sí hemos tenido que hacer un pequeño ajuste. Hemos pasado de 40 empleados a 30, que es lo que más duele. Tenemos claro que cuando pase la crisis no vamos a volver a ser como antes. Estamos haciendo cambios internos, de mejora de producto, de confianza en el futuro, de calidad, etc. Los nuevos clientes, que son farmacéuticas, pequeños laboratorios y empresas de cosmética, son muy exigentes, mucho. Pero cuanto más exigentes sean, más vamos a mejorar”, asegura.
Para mantener contentos a sus clientes, les ofrecen algo que las grandes no tienen a su alcance, y que no implica un coste importante: “Ofrecemos un producto muy personalizado y muy a medida del consumidor. Personalizamos cada pedido con el nombre del cliente en el embalaje. Así, cuando el consumidor recibe el producto, está viendo la publicidad de nuestro cliente”, dice.
En definitiva, se trata de ofrecer más para no tocar los precios porque “éste es un mercado con unos márgenes muy ajustados. Estamos haciendo cambios de procesos, para ser más agiles y flexibilizar la producción. Nos tenemos que adaptar más a la demanda. Antes hacíamos lotes más grandes; ahora son más pequeños”, continúa Guimet.
El resultado del proceso es que “la facturación ha caído entre un 20 y un 25%. Hay menos clientes, pero también menos fabricantes. Muchos han cerrado. El mercado se ha equilibrado. Sabemos que estamos preparados para pasar bien la crisis”, asegura.
SU CONSEJO: “La clave es no tener miedo al cambio ni a invertir en futuro. Hemos gastado en formación de personas y en orientar la fábrica de otra forma, pero vemos la crisis como la excusa perfecta para hacer cosas más divertidas”