EE UU. La Administración de Obama ha sido la más generosa en sus ayudas a la automoción y la más polémica al aprobar una ley que limita las importaciones de acero y que ha recibido las críticas de todos sus socios comerciales.
AUTOMOCIÓN
El Gobierno de Obama inyectó 60.000 millones de dólares a GM y Chrysler para evitar la sangría de puestos de trabajo que estaban sufriendo (desde 2008 habían despedido a 350.000 trabajadores). La medida no evitó que las dos industrias se declararan en bancarrota poco después y tuvieran que hacer una reestructuración de su modelo de negocio para evitar el cierre. Ahora sí, por primera vez en mucho tiempo, la industria del automóvil de Estados Unidos ha salido de los números rojos y mejora sus resultados de ventas. Aunque el coste sigue siendo muy alto para los contribuyentes.
norteamericanos. Sólo se han recuperado 55.000 puestos de trabajo y de las ayudas recibidas, GM, que fue la más beneficiada (con 50.000 millones de dólares) de momento sólo ha devuelto 6.700 millones.
BUY AMERICA
Mucho más controvertida por las repercusiones que pueda tener en el comercio internacional ha sido la cláusula “compra americano” de Barak Obama, con la que se pretende restringir la compra de acero extranjero. Las críticas de la UE y otros socios comerciales le obligaron a rebajar las limitaciones impuestas inicialmente, pero no se ha eliminado. Esta ley exige que en los proyectos de obras públicas sólo se utilice hierro, acero y bienes manufacturados en Estados Unidos, una medida que a ojos de los fabricantes europeos de acero, representados a través de la asociación Eurofer, es unclaro caso de proteccionismo que va en contra de la normativa de la OMC.
Entre las primeras perjudicadas por la aplicación de esta nueva ley se encuentra la española CAF (Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles), a la que Metro de Houston ha retirado un contrato de compra de 103 trenes por valor de 252 millones de euros por violar la normativa federal y la Buy America. Antes había realizado contratos similares con Sacramento, Pittsburgh y Washington.
FRANCIA. El anuncio de Sarkozy de crear un Observatorio del Producto de Francia para garantizar que los componentes de los productos fabricados allí sean también galos puede crear un precedente con consecuencias imprevisibles.
OBSERVATORIO DEL PRODUCTO DE FRANCIA
El ministro de Industria galo, Christian Estrosi, anunciaba hace un mes esta medida como una forma de “promover el patriotismo industrial francés”. Todavía no se ha dado a conocer el alcance real de esta nueva forma de patriotismo, pero todo indica que las autoridades galas podrían obligar por ley a que todos los productos fabricados en Francia contengan un porcentaje mínimo de componentes nacionales.
Algunos también ven como una decisión política la repatriación de la producción del Renault Clio Campus a
Francia (un modelo que antes se hacía en Eslovenia), pero los responsables de la firma gala lo atribuyen a necesidades de producción.
ESPAÑA. El Informe de la OMC considera una forma de proteccionismo las garantías y la compra de activos para garantizar la liquidez de la banca española y las ayudas a la automoción por valor de 4.000 millones de euros.
LOS PLÁTANOS DE CANARIAS
Estas medidas han puesto a nuestro país bajo sospecha, aunque cuentan con el visto bueno de la Comisión Europea. El Gobierno intenta también proteger la producción de plátanos de Canarias frente a las importaciones de Centroamérica. Ha ofrecido ayudas al transporte y pide que el plátano se considere un producto sensible, lo que permitiría imponer un arancel que proteja la producción canaria.
Miguel Sebastián también apeló al patriotismo ciudadano invitando a los consumidores a sustituir productos importados por nacionales para conservar el empleo y ayudar a salir de la crisis. Pero se quedó en una mera anécdota.
EL PATRIOTISMO COMO MARKETING
La otra cara de la moneda es el posicionamiento de algunas pymes como empresas que hacen productos made in Spain. Han convertido su opción de no deslocalizar en una estrategia comercial para atraer clientes, como la alicantina Wonders o el proyecto Cosido en España. El lema de la primera no puede ser más revelador: Hecho con amor en España.
Para los responsables de Wonders, esta filosofía es “fruto de una decisión estratégica meditada y un análisis detallado de las percepciones del consumidor”. Y lo explican de la siguiente forma:
“En determinados sectores, el público da por hecho que lo que compra se ha producido en una nave de China, aunque no haya sido así. Esa creencia trae, de manera inconsciente, ideas acerca de disminución de calidad, explotación de trabajadores, menos supervisión. Nosotros queremos transmitir la idea de que cuidamos los detalles”.
Esta apuesta se debe también a que ellos están convencidos de que lo español vende. Porque nuestra propia percepción de lo español ha cambiado (gracias al éxito de españoles que destacan a nivel mundial en la gastronomía, el deporte, el cine, etc.) y porque la llegada de productos low cost procedentes de Oriente ha favorecido la percepción de calidad de lo fabricado en nuestro país.
INICIATIVAS DE FUERA…
Que para aprovechar el tirón del patriotismo no hace falta tener nacionalidad española lo demuestran también firmas como la francesa Renault, que destaca en su publicidad que sus coches están fabricados en España. Lo que importa es dónde se hace, no el origen de la marca. Otras, incluso, echan mano del patriotismo sin haber conservado toda la producción en su país de origen, como la británica New Balance: sólo los modelos de mayor calidad se fabrican en Inglaterra, pero hacen un guiño al consumidor con este compromiso.