Salir de los confines de la Tierra para fundar una nueva civilización en la Luna. Es uno de los argumentos preferidos en las películas de ciencia ficción, y podría hacerse realidad en no mucho tiempo. Más de 3.400 proyectos en todo el mundo investigan en este momento cómo cultivar en el satélite, un primer paso para hacer realidad un sueño recurrente en la carrera espacial que ha cobrado fuerza de nuevo tras el descubrimiento de agua en la Luna.
“Vamos hacia la Luna, no solo en términos de equipamiento y tecnología, sino también con nuestra gente”, ha afirmado Jan Wörner, director general de la Agencia Espacial Europea, tras la firma de un acuerdo con la NASA que permitirá explorar la Luna y plantear una futura incursión en Marte. La investigación busca obtener algunas claves que ayuden a pensar en un posible asentamiento humano en la Luna. Una de ellas, casi la más importante, tiene que ver con la alimentación.
En este sentido, más de 3.400 proyectos están en marcha. Entre todos, hay uno español, Green Moon Project. Fundado en la Universidad de Málaga por el ingeniero José María Ortega, de tan solo 27 años, podría probarse en 2022 de la mano de una misión espacial china. La investigación parte de las similitudes entre el terreno de Lanzarote y la superficie lunar. “El regolito basáltico de Lanzarote es muy similar al de la Luna”, explica Ortega. El proyecto busca averiguar “cómo obtiene la planta los nutrientes para crecer” en este tipo de superficies, y sería clave para acortar los plazos en la primera colonia lunar.
El proyecto se probará en la Luna en 2022
La protección natural de la Luna contra la radiación podría hacer posible las hipótesis de Ortega, quien cree que la falta de gravedad puede ser un factor positivo para el desarrollo de las plantas. “La menor gravedad, como hipótesis, permitiría a la planta un desarrollo más rápido al ser más fácil el transporte de nutrientes, pero esto no se sabrá hasta que se experimente. Puede que no sea así”, explica en un reciente reportaje.
Por eso, Green Moon Project está negociando con China para probar su investigación sobre el terreno. En una misión espacial del país asiático que podría arrancar en 2022, y que podría enviar semillas de plantas hortícolas previamente seleccionadas en experimentos en la Tierra para estudiar sus idoneidad de crecimiento, nutrientes y generación de recursos in situ en nuestro satélite, donde se experimentará con ellos dentro de un invernadero espacial, que deberá garantizar la entrada de luz, la temperatura, humedad y presión media necesarios para la supervivencia de las plantas.
En la investigación preliminar también está participando Innoplant, una compañía española especializada en la tecnología e investigación agrícola que ofrece soluciones de optimización a agricultores, cooperativas y viveros de toda España. Sin duda, un proyecto con sello español que puede marcar un antes y un después en la carrera por fundar la primera ciudad en la Luna. No obstante, los plazos son largos. Para Ortega, los primeros invernaderos operativos en la superficie lunar podrían verse a mediados de siglo.