EMPRENDEDORES.: ¿Qué es exactamente la diplomacia corporativa?
MANUEL EGEA: Es un instrumento de dirección estratégica empleado sobre todo por multinacionales en el marco de una política exterior corporativa. Es imprescindible hoy por la necesidad de gestionar la incertidumbre geopolítica y regulatoria de ciertos mercados y les permite adoptar directa o indirectamente roles políticos y sociales que, indudablemente, les aportan una ventaja competitiva en términos de poder y capacidad de influencia. Las compañías dejan de ser únicamente actores económicos y se convierten, además, en actores sociales y políticos dentro de las sociedades que las acogen.
EMP.: ¿Estamos hablando en definitiva delobbies?
M.E.: La acción de lobby estaría dentro de la diplomacia corporativa, efectivamente, pero esta es mucho más amplia. Engloba cuatro instrumentos que se aplican por separado: inteligencia competitiva, networking, reputación corporativa y lobby. Cuatro instrumentos que toman como referencia las funciones diplomáticas estatales: observación, información, representación y negociación.
EMP.: ¿Debe haber una figura concreta dentro de la empresa que desempeñe esta función?
M.E.: El encargado de estos cometidos es el diplomático corporativo, un asesor jurídico capaz de funcionar como una suerte de barómetro o conocedor de las condiciones climáticas con las que convive y a las que se enfrenta la entidad a la que asesora, que además tenga capacidad de negociación y un rol político. Hoy en día muchas empresas españolas practican la democracia corporativa sin haberla formalizado en su estructura: Inditex, Técnicas Reunidas o Repsol, que por lo general cubren esa función desde áreas como la Responsabilidad Social Corporativa e incluso áreas legales o regulatorias.
EMP.: ¿Por qué ahora este libro? ¿Es más necesaria que antes la diplomacia de las empresas?
M.E.: La globalización y la interconexión mundial entre acontecimientos ha provocado que las multinacionales se vean sometidas a una sobreexposición y un nivel de conflicto superiores al de otras empresas, a los que hoy se añade una serie de riesgos geopolíticos y geoestratégicos que les afectan más que nunca. De ahí que se haya generado la necesidad urgente de saber adaptarse, de reaccionar en tiempo real e incluso de anticiparse a las oportunidades y riesgos en mercados exteriores. Pensemos, por ejemplo, en lo que un escenario totalmente inesperado como el Brexit significa hoy para empresas como las aerolíneas, que a toda prisa deben intentar renegociar sus relaciones comerciales Gran Bretaña-UE para no perder tu trozo del pastel; o el desafío que va a suponer a la industria financiera la incursión en su sector de gigantes tecnológicos como Facebook.
EMP.: ¿Se puede decir que hay unas empresas más expuestas a estos riesgos que otras?
M.E.: En general, las multinacionales, y en especial las que operan en sectores clave como el suministro de electricidad o gas natural, el petróleo, el transporte, la telefonía o las infraestructuras.
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