El consejo sería practicar la generosidad. “Hay marcas que están yendo un paso más allá y haciendo actos de bondad al azar”, comenta Saracco, y lo explica con un ejemplo: En Inglaterra, Interflora sigue los tweets de personas que viven en el país y cuando ven un cierto patrón les envían una flor física de regalo. También lo hace KLM en algunos vuelos. A clientes con geolocalizador en el móvil, al llegar a destino, le manda códigos de ofertas para 400 metros a la redonda, por ejemplo: “En la cervecería xxx te invitamos a una cerveza por ser cliente de KLM, enseña este código en la barra”.
A nivel práctico, el emprendedor puede utilizar las redes sociales para promocionar las acciones sociales que estás realizando, para explicar tu postura, para posicionarte ante determinados acontecimientos, para crear contextualización en torno a tu filosofía… Y vete más allá en tu relación con el cliente: envíale información de su interés, organiza eventos relacionados con tu actividad, proporciónale información adicional.
Imagínate en el restaurante del ejemplo, que envías un SMS o mensaje corto a tus clientes recordándole la hora y el día de la reserva. O que cuando llegan al establecimiento, reciben un cóctel de la casa mientras esperan. O al pagar las facturas, se les ofrece un pequeño presente. O haces saber que dispones de un menú en braille y letreros en las puertas de los aseos destinados a invidentes…