La micromovilidad está de moda. A pesar de la pandemia, las empresas dedicadas a las motos, bicicletas y patinetes compartidos han encontrado su oportunidad, y podrían dar un vuelvo definitivo en 2021. En este sentido, un informe de la consultora McKinsey & Company afirma que, aunque los confinamientos paralizaron su actividad, la pandemia va a impulsar estos medios de transporte.
Tanto es así, que la consultora considera que el volumen de negocio del sector podría situarse entre los 300.000 y los 500.000 millones de dólares para 2030. Entre las principales causas, el director del Centro de la Movilidad Futura considera que se debe a la percepción de seguridad de los usuarios. “El transporte público no se considera seguro y no todo el mundo tiene acceso a un vehículo privado. La gente ha optado más y más por la micromovilidad”, explica.
En este sentido, los datos hablan por sí solos. Según los datos recogidos por el diario El País, los usuarios de transporte público de las grandes ciudades españolas han caído un 45%. “El miedo al contagio en metros, trenes y autobuses parece una de las claves de esta bajada. La consecuencia, según los operadores y expertos consultados, es la mayor crisis del transporte público de la historia”, explican.
Los retos de las empresas de micromovilidad en 2021
Así, 2021 puede ser el año definitivo para que las empresas de micromovilidad den un salto definitivo. Para ello, el primero de los retos a los que se enfrentan es el cambio de mentalidad de los usuarios, del coche a este tipo de transportes. Según McKinsey & Company, el 60% de los desplazamientos en coche tienen una extensión menor de ocho kilómetros. En este sentido, las empresas de micromovilidad deberán convencer sobre la idoneidad de las bicicletas o los patinetes en este tipo de trayectos.
Unificar aplicaciones. Este es otro de los grandes retos a los que se enfrentan las empresas de micromovilidad en 2021 para lograr situarse como una alternativa seria al transporte público tradicional. Utilizar una app en cada ocasión para poder usar las bicicletas, patinetes o motos de cada compañía puede convertirse en un suplicio para los usuarios. Por eso, un agregador que consiga unificar todos los servicios en una sola interfaz podría ser el gran triunfador del 2021 en el sector.
Una regulación común. Las empresas de micromovilidad llevan tiempo alertando sobre la necesidad de aprobar una regulación común para todas las ciudades. Las diferentes normativas dificultan la actividad de las compañías, y algunas reclaman un apoyo más serio a los nuevos medios de transporte, “creando más carriles bici, eliminando plazas de parking para coches o subiendo los precios de estas”, proponen.
Siguiendo esta línea, varios ayuntamientos españoles ya están sacando a concurso público la concesión de licencias para aumentar el parque de vehículos dedicados a la micromovilidad en sus ciudades. Por eso, compañías de patinetes eléctricos como Bird ya han anunciado que desembarcarán en 10 ciudades españolas a lo largo de 2021.
La lucha contra el vandalismo. Sin embargo, no todo depende de las compañías de micromovilidad. El vandalismo se ha convertido en un problema en algunas zonas, donde los usuarios abandonan las bicicletas o patinetes en mitad de la calle, en algunos casos tras haberlos robado. A pesar de ello, McKinsey no considera que este problema pueda ser una amenaza seria para la viabilidad de las empresas. “El fenómeno de la micromovilidad tiene el potencial de revolucionar la industria”, afirman. Para ello, “los actores de la micromovilidad probablemente tendrán que hacer lobby por la industria y tendrán que darle forma en las ciudades clave” en 2021.