Los miedos están asociado a fechas como Halloween pero en el caso de los emprendedores va mucho más allá. El miedo es algo inherente a las personas. Se dispara frente a lo desconocido, ante ese proyecto empresarial que quieres poner en marcha. Tu sueño. Pero también se puede convivir con él sin que bloquee tu iniciativa emprendedora.
- 1. Miedo al fracaso
- 2. Miedo al día después del fracaso
- 3. Miedo a fallarle a la gente que ha confiado en ti
- 4. Miedo a delegar
- 5. Miedo a arriesgar el patrimonio personal
- 6. Miedo a lo desconocido
- 7. Miedo a salir de la zona de confort
- 8. Miedo a no poder afrontar los pagos
- 9. Miedo a no conseguir clientes
- 10. Miedo a perder la creatividad
- 11. Miedo a hablar en público
- 12. Miedo a no poder motivar
- 13. Miedo a no conseguir estabilidad
- 14. Miedo a estropear la relación con tus socios
- 15. Miedo a las trabas burocráticas
- 16. Miedo a que se acaben las ayudas económicas
- 17. Miedo a crecer demasiado rápido y no estar preparado
- 18. Miedo a no saber crecer
- 19. Miedo a equivocarte en la expansión
- 20. Miedo a no saber diferenciarse de la competencia
- 21. Miedo a no saber afrontar la sucesión
- 22. Miedo a equivocarte con el modelo de negocio
- 23. Miedo a no saber vender o negociar
- 24. Miedo a no saber introducir/explicar tu producto/modelo
- 25. Miedo a perder al gran cliente
- 26. Miedo a equivocarse
- 27. Miedo a no saber gestionar el stock y la estacionalidad
- 28. Miedo a la soledad
Estos son los 28 principales miedos a los que suele enfrentarse el emprendedor en su día a día:
1. Miedo al fracaso
Este podría ser el miedo por antonomasia del emprendedor: el miedo a fracasar, a que no salga adelante el proyecto, a equivocarse en el rumbo. Ese fracaso se manifiesta de muchas maneras, por ejemplo en que no le guste el producto y/o servicio a nuestro cliente; en que no sea posible interesar a inversores que participen en nuestra ‘gran idea’, en no atraer profesionales con el talento necesario para formar un buen equipo.
En España, a diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos, se estigmatiza el fracaso a todos los niveles, tanto si quieres emprender como si eres un trabajador asalariado.
Cómo vencerlo: Intenta compensarlo creando un plan de empresa muy completo, en el que se incluyan muchos escenarios posibles y diferentes planes de contingencia. Acaba asimilando que no hay nada exento de riesgo y que pocas veces se cosecha un éxito sin haber tenido en el proceso algún que otro fracaso o contratiempo. El miedo al fracaso se puede gestionar entendiendo que es de los pequeños fracasos de donde más se aprende. Son ocasiones únicas para reflexionar y, a partir de ahí, generar un modelo que tenga éxito.
2. Miedo al día después del fracaso
Es un idea común que está muy mal reconocida la figura del empresario: cuando hay una trayectoria de éxito, se achaca a la suerte, y, cuando hay un fracaso, a su ineptitud. Por eso, entre los miedos habituales está “el día después al fracaso”, que no tengas fuerzas para comenzar a construir de nuevo y que, además, tenga esa mala imagen de inepto que no me permita ser asalariado
Cómo vencerlo: Consigue mantener dormido el miedo gracias a la ilusión y el esfuerzo para evitar que ese día llegue. Realmente no está superado, es cierto que algunas veces está más latente y otras lo gestiono mejor, ya que habitualmente soy quien motiva al equipo y, por tanto, me impregno de esa motivación.
3. Miedo a fallarle a la gente que ha confiado en ti
Este es uno de los miedos también más extendidos: la sensación de culpa ante la posibilidad de que si las cosas no van como tienes pensado, vas a poner en peligro la seguridad o los ahorros de inversores, clientes o empleados. Suele preocupar especialmente fallarle, sobre todo, a la gente que ha dejado trabajos estables por unirse a él porque detrás también hay familias.
Cómo vencerlo: Tener un cofundador te ayuda a gestionar la montaña rusa emocional del emprendedor. Y si no lo tienes, intenta desahogarte con otros emprendedores conocidos que puedan aportarte puntos de vista diferentes. En cualquier caso, no está de más que te plantees que tus empleados son personas adultas que voluntariamente han decidido arriesgarse a entrar en tu empresa. Esa reflexión te ayuda a relativizar el miedo.
4. Miedo a delegar
Si hay un mantra que el emprendedor se repite, es ese de que nadie entiende el proyecto como él mismo, por eso uno de sus grandes miedos es delegar en terceras personas, algo imprescindible para poder impulsar el proyecto. “Esta situación suele llegar más pronto que tarde,” recuerda Ander Michelena, cofundador de Ticketbis. “En nuestro caso fue muy evidente. Tanto Jon Uriarte como yo veníamos del sector financiero y Ticketbis era un modelo de negocio puramente tecnológico: necesitábamos incluir nombres propios que dieran más cuerpo al proyecto”, recuerda.
Cómo vencerlo: La manera de superar este temor está en incorporar personas que se involucrasen en el proyecto de manera personal: que un trabajador tuviera un alto grado de motivación por el proyecto es un requisito tan importante como su experiencia y formación profesional. Con esta máxima, nace la seguridad de que el proceso de delegación sería en realidad una forma de ampliar la fuerza de la empresa.
5. Miedo a arriesgar el patrimonio personal
El temor a arruinarse es inherente a emprender, pero si esa situación puede afectar a tu patrimonio personal, el miedo puede convertirse en pánico. “Soy emprendedora y madre de familia (madre soltera). La responsabilidad de la casa recae entera sobre mis hombros. Mi principal miedo es no conseguir crear un negocio rentable con los recursos que tengo (económicos, principalmente), llegar a endeudarme en cantidades importantes, no poder hacer frente a los gastos corrientes de la casa y que esto pueda afectar a la vida de mi hija”, afirma una emprendedora.
Cómo vencerlo: La filosofía del método lean es muy práctica en estos tiempos. “Estoy desarrollando los productos y las campañas de marketing gracias a mis ahorros y a las ayudas y subvenciones que voy obteniendo, y manteniendo un control muy estricto de todos los costes hasta que empiece a vender y consiga buenas métricas”, indica.
6. Miedo a lo desconocido
Llámese inseguridad, incertidumbre… La aversión al riesgo es uno de los miedos y frenos mentales más poderosos que existe en las personas y que, además, tiene una razón biológica: en el cerebro se activan hasta 24 áreas más ante una situación de resultado incierto que frente a otra claramente negativa. “En mi caso, el miedo que aparece siempre cuando empiezo un proyecto es a lo desconocido. Cuando inicias una aventura empresarial no sabes lo que te vas a encontrar, los problemas burocráticos, los financieros… Tienes miedo a las situaciones desconocidas que pueden aparecer, lo que puede sobrevenir o si vas a poder responder ante lo imprevisto”, explica un conocido empresario.
Cómo vencerlo: Los miedos se superan trabajando cada día más y más, y sobre todo buscando asesoramiento de expertos o de socios que ya tengan experiencia en el sector y que han hecho que el camino haya sido más corto y fácil. Sin olvidar la importancia de rodearte de un buen equipo humano, al que hay que mantener motivado.
7. Miedo a salir de la zona de confort
Emprender es siempre una aventura y, como tal, conlleva riesgos. Cuando el emprendedor se plantea arrancar con un proyecto, es habitual que tenga un trabajo estable e incluso una familia e hijos, lo que condiciona mucho la decisión de emprender por miedo o por responsabilidad. Y necesita creer que lo que está haciendo es lo correcto para él y especialmente para su familia.
Cómo vencerlo: Hay que entender que puede más la pasión y la confianza en una idea, que sabíamos potente, que esos miedos. No te quedes con la duda y el remordimiento de no saber si hubieras sido capaz. Además, los hijos son una motivación extra para hacer las cosas bien y lograr que el proyecto salga adelante. Una buena estrategia para vencer este temor es plantearse el desafío en términos de pérdidas: analizando las muchas cosas que pierdo si me quedo como estoy.
8. Miedo a no poder afrontar los pagos
“He sido toda mi vida emprendedor. El único miedo que recuerdo de los inicios era la posibilidad de no llegar a pagar a los proveedores, los bancos, los empleados… Tenía el convencimiento de que el principal patrimonio que debía atesorar y cuidar para afrontar el futuro era mi propia reputación, por lo que la expectativa de no pagar me agobiaba, pues pensaba, en gran medida, que complicaría mi futuro como empresario”, explica el creador de una empresa de vending.
Cómo vencerlo: Hay dos formas de luchar contra los impagos: una, aumentar ingresos y, otra, reducir gastos. En la segunda opción, hay que reducir estructura y subcontratar cuando es necesario, diversificar, alargar plazos en préstamos. Según Pepita Marín, cofundadora y CEO de Weareknitters, “el miedo a quedarnos sin caja, creo que nunca pasará hasta que no sea un negocio más estable y con menos crecimiento, porque el riesgo es real. Ahora bien, ese miedo lo que hace es que estés muy atento y es el mejor remedio para tenerlo controlado, es uno de esos casos en que el miedo es ‘bueno’”. En cuanto al de perder la reputación, una buena clave, es racionalizarlo. Si trabajas duro y vives austeramente, nadie razonable puede censurarte por no llegar a pagar. No todos los fracasos económicos ni todos los impagos son iguale”.
9. Miedo a no conseguir clientes
Parafraseando aquella serie de los 80, el atrevimiento tiene un precio y es aquí donde vas a empezar a pagarlo. O algo así deben pensar aquellos emprendedores que apuestan por modelos disruptivos o propuestas inexistentes en determinados mercados en los meses iniciales de sequía de ventas. “Mi empresa está situada en un pequeño pueblo de la provincia de Teruel y uno de mis principales miedos fue la aceptación que tendría mi negocio en los habitantes del pueblo y de la comarca, ya que hasta el momento en el que abrí no había ningún negocio parecido”, confiesa un emprendedor.
Cómo vencerlo: “Lo primero que hicimos fue lanzar campañas a las personas de nuestro alrededor, haciendo trabajos pequeños, pero bien hechos para que el boca a boca fuera funcionando. La clave: trato cercano y trabajos a medida”.
10. Miedo a perder la creatividad
Cuando la creación, la innovación y el diseño constituyen el leitmotiv de tu proyecto, no es extraño que de vez en cuando te invada ese miedo a quedarse seco mentalmente. Es el principal miedo del creador de una agencia creativa en Eventos y Comunicación: “Creamos comunicación en vivo a través de las experiencias y sensaciones, que aportan valor a nuestros clientes y que dotan a sus eventos de comunicación de un elemento diferencial. Con estas premisas, no es de extrañar que mi principal miedo es que falte la creatividad en mí o en mi equipo”.
Cómo vencerlo: “Para luchar contra ese miedo, hemos apostado por dinamizar la creatividad transversal en la empresa, motivando y formando cada día para perder el miedo a reinventarse, adaptarse y sorprender permanentemente, y por tener la humildad de reconocer que siempre lo puedes hacer mejor, más divertido, más eficiente”, explica.
11. Miedo a hablar en público
El emprendedor tiene que dar la cara y, en muchas ocasiones, presentar su proyecto ante potenciales inversores, clientes, proveedores, futuros socios e incluso ante emprendedores como él. Y no siempre es fácil hablar en público. Hay a quien no le gusta ser el centro de atención, pero como fundador eres la cara de la empresa y debes aparecer en medios y hacer conferencias para difundirlo al máximo.
Cómo vencerlo: La comunicación no deja de ser un habilidad directiva como otra cualquiera, con lo cual se puede trabajar y practicar. Debes saber que los miedos sólo se pasan superándolos. Las primeras cinco veces te da pánico, pero con el tiempo se supera.
12. Miedo a no poder motivar
Pepita Marín reconoce que a la hora de emprender ha sentido muchos miedos: “Al fracaso, porque dejábamos un trabajo bueno como auditores en PwC en 2010, en plena crisis, pero también hay otros miedos que no parecen importantes, pero que lo son, y mucho, tales como no saber gestionar al equipo, no saberles motivar o que se vayan”.
Cómo vencerlo: La gestión de equipos es todo un arte en el que es posible entrenarse y formarse. No está de más ser humilde y reconocer nuestras carencias en este terreno y dejarse asesorar. En el caso de Marín, “leo muchísimo para hacerlo lo mejor posible e intento aprender de otros”.
13. Miedo a no conseguir estabilidad
“Con el paso del tiempo, con pareja e hijos, uno de los mayores miedos está en garantizar la protección y el bienestar de la familia y para alcanzarlo tu mayor prioridad pasa a ser la continuidad y el desarrollo de la empresa, quieres que tenga un futuro importante e inquieta la posibilidad de que no sea así. En la medida en que has sido coprotagonista en construir algo produce inquietud la posibilidad de que no tenga un buen futuro. Todo emprendedor quiere dejar huella”, indica una empresaria del sector de la logística. Es lo que se define como el “miedo a no conseguir ejecutar mi visión en el proyecto”.
Cómo vencerlo: El miedo a que la empresa vea truncado su futuro se vence construyendo un proyecto que pueda tener vida más allá de la propia situación personal. Para vencerlo hay que entender que ser paciente, persistente y consecuente con tus decisiones acaban llevándote a tu puerto.
14. Miedo a estropear la relación con tus socios
Las relaciones personales son siempre fuente de problemas, especialmente en el caso de los socios y máxime si estos son familia. Esa es, de hecho, la principal preocupación de una emprendedora que ha creado, junto a su marido, una empresa: “Mi principal miedo ha sido y sigue siendo la relación con mi marido, ya que él es mi socio. Me preocupa que los problemas laborales se trasladen al hogar y con esto nuestra relación y, por extensión, la que mantenemos con nuestros hijos se vea perjudicada”.
Cómo vencerlo: “Mantenemos normas como la de evitar hablar de trabajo delante de los niños; separar las opiniones sobre los asuntos domésticos de los laborales y, sobre todo, tener el mismo respeto que le tendríamos a un socio con el que no mantuviésemos una relación personal”. Cuanto más claras estén las condiciones, mucho mejor y aún más si se fijan por escrito.
15. Miedo a las trabas burocráticas
En algunas ocasiones, el miedo puede provocarlo la propia naturaleza del producto. Eso es lo que le pasó a un empresario con su producto estrella: el huevo frito congelado. Un producto único en el merado y con garantías sanitarias a nivel mundial. Al tratarse de un producto nuevo, el principal miedo eran los posibles choques con los departamentos de salud de las distintas administraciones, tanto nacionales como extranjeras, por las posibles trabas burocráticas para poder comercializar el producto: “En los primeros años el gran gran temor era cómo legalizarlo, porque hasta entonces nadie había comercializado huevos pasteurizados de forma individual”.
Cómo vencerlo: La clave pasa por conocer muy bien las peculiaridades del sector en el que te vas a introducir y anticiparte a cualquier reticencia u obstáculo administrativo. “El sector de la alimentación tiene unas barreras muy altas, tanto legales como de mercado, y es importante demostrarle a todo el mundo que tu producto es seguro y de altísima calidad”.
16. Miedo a que se acaben las ayudas económicas
Uno de los grandes miedos a la hora de emprender es conseguir la financiación necesaria. Por eso, para muchos emprendedores, la solución pasa por obtener ayudas y subvenciones. “En mi caso, pude capitalizar el paro para comenzar mi actividad y tirar de los ahorros”, explica el creador de un proyecto para desarrollar imagen 3D fotorrealista. “Pasado ese primer año y medio, pude optar a una oficina en un vivero para emprendedores, lo cual me dio un salto cualitativo muy importante. Luego incrementaron la inversión mínima para optar a las ayudas municipales hasta los 5.000 euros, lo que lo alejó de las micropymes”.
Cómo vencerlo: Depender de las ayudas públicas es una estrategia peligrosa porque siempre llegan tarde y a menudo cambian los requisitos a mitad de la partida. Por eso, nuestro consejo es que busques alternativas de financiación. Una buena opción es la cooperación: “He creado una red de colaboradores freelancers para abordar proyectos de más envergadura. Digamos que hemos formado un circuito cerrado en el que contamos con todos sin necesidad de una estructura mayor de empresa”.
17. Miedo a crecer demasiado rápido y no estar preparado
Se puede morir de éxito y, a los efectos que nos ocupa, se puede, incluso, entrar en pánico por el éxito, explica un emprendedor: “He visto casos de pánico a que te vaya bien. Me refiero a estar delante de la oportunidad decisiva para la empresa y no saber cómo reaccionar para aprovecharla o directamente rechazarla por miedo. Una de las situaciones que puede considerarse que causa más inquietud es la de creer que no puedes hacerte cargo de un proyecto debido a su magnitud. Acuden a ti clientes importantes que necesitan de una inversión más elevada en tiempo, dinero o recursos de la que la empresa está acostumbrada a hacer”.
También es posible que puedas tener miedo a crecer muy rápido y verte en poco tiempo con un equipo muy grande a tú cargo.
18. Miedo a no saber crecer
Es, de alguna forma, la otra cara de la moneda. “Han pasado tres años desde la creación de nuestra empresa y, una vez superada las fases de confiar en tu potencial como empresa, de definición de servicios, de captación de clientes…, me asalta un miedo que considero es natural: hacernos mayores. A nivel empresarial, implica dar un salto y asumir que debes seguir estando al pie del cañón cada día y que no puedes fallar. Ahora tu empresa ya tiene un nombre, tus servicios tienen una forma y tu cliente ya confía en ti y eso debe mantenerse”, explica la creadora de una agencia de traducciones.
Cómo vencerlo: “Me apoyo en mi socia y juntas seguimos trabajando en la confianza en el proyecto y en la confianza mutua. Asumir que es un proceso natural de nuestra faceta que habrá acabado en unos meses, es también una clave fundamental para superarlo. Entremedias, también hemos estandarizado algunos procedimientos y profesionalizado muchas áreas”.
19. Miedo a equivocarte en la expansión
Hablan la-fundadora de un pequeño estudio de diseño y comunicación: “Empezamos con inversión económica 0 y 100% de riesgo personal, por lo que hemos vivido en primera persona muchos de los miedos del emprendedor. Uno de los puntos de inflexión fue abrir sede en otra ciudad. En este momento tenemos dos, en Sevilla y Madrid, y obviamente no se vende igual en un sitio que en el otro. Eso es algo que también terminas aprendiendo, a virar y adaptarte al entorno conforme lo vas necesitando”.
Cómo vencerlo: “Ser empresaria se convierte en una forma de vida, aplicable por supuesto al terreno profesional, pero también al personal. Te hace ser más comprometida, escuchar más, tener más mano izquierda… Y elegir mejor las batallas”, afirma. Para minimizar los riesgos en la expansión, es importante analizar bien los costes y realizar exhaustivos análisis del mercado para adaptar tu estrategia a los gustos locales.
20. Miedo a no saber diferenciarse de la competencia
Una de los miedos del emprendedor es identificar correctamente esa ventaja competitiva que le va a permitir diferenciarse de la competencia. Si además se adentra en mercados maduros, el miedo a no conseguirlo se acrecienta. Eso es lo que le ocurrió a la fundadora de una clínica dental: “Es un sector sobresaturado, con mucha competencia de profesionales independientes y franquicias, por lo que el miedo era si sería posible diferenciarme del resto o estaría abocada a competir en precio”, señala.
Cómo vencerlo: “Somos una clínica de barrio, con un equipo pequeño de profesionales, con más de 500 pacientes fidelizados. Apostamos por el boca a boca, campañas de salud junto a la asociación vecinal, promociones”, explica. Lo cierto es que ese miedo se vence sabiendo que el producto y servicio que se ofrece es diferente. Una vez conocido, los clientes se muestran más receptivos. Eso se traduce en una labor comercial y de marketing muy extensa. Así que échale imaginación y busca qué estrategias puedes aplicar de otros sectores al tuyo.
21. Miedo a no saber afrontar la sucesión
Masaltos.com es una empresa dedicada a la venta online de calzado para hacer siete centímetros más altos a los hombres. La empresa comenzó su actividad en 1993 y abrió su primera página web en 1994, siendo la empresa andaluza más antigua en Internet y también de España. Los fundadores de la empresa se jubilaron a finales de 2015, por lo que pasó a la segunda generación. “El principal miedo, en nuestro caso es pensar si podrás hacerlo igual de bien que tus padres, si podrás superarlo o, al menos, igualarlo”, explicaba Antonio Fagundo, CEO de Masaltos. “Es difícil pasar de ser el hijo del jefe a convertirte en el jefe”.
Cómo vencerlo: Nunca está de más dejarse asesorar y rodearse de gente con más talento. La humildad es fundamental. “Es cierto que mis padres siempre me asesorarán en todo, pero también lo es que ahora, cuando estás solo, no tienes a quien preguntar. Firmas tú, así que lees y relees todo. Ya no te dejas llevar por los impulsos. Por eso una clave es rodearte de un buen equipo de trabajo”.
22. Miedo a equivocarte con el modelo de negocio
Tan peligroso es llegar tarde como demasiado pronto. Identificar cuál es el momento oportuno es uno de los grandes retos de todo emprendedor, porque un error de cálculo puede dar al traste con años de esfuerzo. Eso es algo que le preocupa especialmente al emprendedor Javier Megías: “Mi mayor miedo es perder el tiempo haciendo algo que no vaya a ninguna parte. Aunque a los fundadores de startups lo que nos mantiene vivos es la esperanza de arreglar algo que sentimos que está roto en el mundo, la realidad más pragmática es que emprender es un trade-off entre un futuro potencial (con su retorno económico y ver cumplido nuestro sueño) y un coste de oportunidad (de lo que podrías tener, por ejemplo, trabajando para otro). Por eso me asusta estar invirtiendo lo más valioso que tengo, mi tiempo, en algo que no funcione”.
Cómo vencerlo: “En mi caso, lo gestiono principalmente de dos formas: por un lado, recordándome por qué tomé la decisión de dejarlo todo para crear Startupxplore y, por otro, intentando estar lo más pegado a los clientes aprendiendo sobre sus necesidades, para que todo lo que hagamos sea realmente útil”. En efecto, analiza muy bien al mercado y adáptate a las expectativas y necesidades de tu cliente. La flexibilidad es un activo.
23. Miedo a no saber vender o negociar
Entre los muchos tipos de emprendedor que existen hay dos que se complementan muy bien: el que es muy bueno en el trato con los clientes y el que destaca en el desarrollo técnico. Cuando falla uno de los elementos, el tándem se resquebraja. Es un poco lo que le pasó al principio a Javier Vidorreta, que fundó Vidorreta Desing: “Para una persona de formación técnica como yo, me daba vértigo el desarrollo de competencias comunicativas y de gestión, y no saber si vas a conseguir nuevos proyectos”.
Cómo vencerlo: “En mi caso, apoyándome en mi entorno y personas de confianza que saben más que tú y siempre están dispuestos a ayudar”. Efectivamente, esa es la clave: busca asesoramiento en quien sabe más y, si es posible, trata de integrar en tu equipo perfiles que complementen y cubran tus carencias.
24. Miedo a no saber introducir/explicar tu producto/modelo
Cuando tus productos son muy novedosos, puedes correr el riesgo de que el mercado no esté preparado para ellos. Ese miedo les quita el sueño a más de un emprendedor.
Cómo vencerlo: Con un servicio de divulgación y comunicación muy cercano y personalizado, dando charlas, participando en jornadas y trabajando el entorno digital para hacer ver la utilidad de tu empresa.
25. Miedo a perder al gran cliente
Existe una ley no escrita sobre la supervivencia de las empresas según la cual es necesario evitar quedarse entrampados con ese cliente Pareto que representa el 80% de nuestras ventas. El problema es que el día a día muchas veces nos empuja directos a sus brazos y cuando queremos darnos cuenta se ha ido dejándonos en la estacada. “Nuestro caso es muy significativo. Dice el refrán que más valen muchos clientes pequeños que uno grande. Pues bien, nosotros teníamos un cliente grande y el verdadero pánico vino cuando dejó de serlo”, explica un emprendedor.
Cómo vencerlo: “No fue para nada un camino de rosas. En esos meses tuvimos cambios internos, reestructuramos la empresa, reenfocamos la línea de negocio, intentamos reducir gastos. Decidimos cambiar e irnos al sector privado e hicimos un rebranding. Fue algo similar a crear una nueva empresa, con un nuevo público objetivo al que dirigirnos y con la carta de servicios adaptada”.
26. Miedo a equivocarse
Es otro de los miedos más habituales entre el colectivo emprendedor y muchas veces viene motivado por lo que afirma la fundadora de una empresa de servicios a mayores: “Mi principal miedo siempre ha sido fallar en la atención al cliente. Cuando desarrollas tu modelo de negocio, por un lado, crees que desde el minuto uno vas a tener clientes y, por otro que, además, vas poder darles a todos la máxima calidad. Pues bien, cuando alcanzas ese optimista número de clientes, has destinado tantos recursos a captarlos que te sientes desbordado”.
Cómo vencerlo: “Aunque con una mejora de previsiones y planificaciones este miedo se va superando, nunca pasa. A nuestro equipo le preocupa especialmente el miedo a no conseguir ese equilibrio entre atención de calidad y calidez a la hora de analizar, acompañar, negociar, solucionar y, por supuesto, cobrar, a muchos clientes, en una actividad tan sensible como es la de la mediación”. Una buena opción es crear protocolos de actuación ante situaciones críticas que eliminen cualquier sesgo de improvisación.
27. Miedo a no saber gestionar el stock y la estacionalidad
Muchas veces, el principal miedo es tan físico como saber gestionar el stock y hacer frente a la estacionalidad. Algo aparentemente tan básico es todavía una asignatura pendiente para muchos emprendedores. En el caso de la creadora de una empresa de guantes: “Mi mayor miedo está relacionado con el stock de producto y el clima. Mi producto, guantes, es estacional y sólo se vende en invierno, a pesar de que tenga bastante éxito como regalo de Navidad. De manera que si ese invierno no hace frío, no tengo tantas ventas como pueda prever. Es decir, tengo que valorar qué cantidades almacenar sin saber si hará frío o no. El cambio climático me afecta directamente. Mi miedo es que no haga frío en invierno y me tenga que quedar con todas las existencias sin vender”.
Cómo vencerlo: “Entendiendo que hay un factor externo que influye en la venta de mi producto, así que tengo que reforzar en la parte de marketing y publicidad, y vender en países con mucho frío, como Alemania”, explica. En efecto, una buena alternativa es buscar mercados donde puedas escalar las ventas.
28. Miedo a la soledad
Se está muy solo en la cumbre. “A mí, en ocasiones, me invade el miedo a la soledad, a no poder compartir tus inquietudes en tu círculo de amistades de toda la vida, porque, en la mayoría de los casos, las de ellos son otras. Esto se acentúa aún más en emprendedores que inician su aventura en solitario”, explca el fundador de una agencia de publicidad.
Cómo vencerlo: “Con el trabajo diario y la pasión del día a día. Disfrutando del camino y enfrentándonos a ellos una y otra vez. Aprendiendo de todo y de todos, preparándonos al máximo para aumentar la seguridad en mí mismo. Entrenando la confianza y el autocontrol. A nivel más práctico, participando en foros, asociaciones… en las que compartir experiencias y reflexiones con otros emprendedores. Y aumentando la formación y la información para ser cada vez mejores”, señala.
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