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01 Jun, 2023

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Todos los negocios de ‘los Alcántara’, la familia más emprendedora de la TV

No es un hacha para esto los negocios, pero sí podemos tomar al protagonista de la serie Cuéntame, Antonio Alcántara, como referencia para ver cómo ha evolucionado el mundo de la empresa en nuestro país durante las últimas décadas.

Cuéntame

Ya dijo Winston Churchill que “el éxito es ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”. A Antonio Alcántara, el protagonista de la serie Cuéntame en una trayectoria de sube y baja, no le faltan los fracasos aunque le falla a veces el entusiasmo, aunque nunca tanto como para tirar la toalla en su camino hacia la prosperidad. 

La idea del personaje de ficción es mostrar al hombre hecho a sí mismo. De conserje en el Ministerio de Agricultura, de repente veremos a un personaje cada vez más desenvuelto y emprendedor dispuesto a casi todo para labrarse un camino mejor que el que le auguraba el pueblo.

Tras muchos escarceos y tentativas fallidas, el personaje de Alcántara no empieza a saborear las mieles del éxito hasta una edad avanzada, unas mieles que no son tantas en contraste con el coste personal y familiar que tiene que pagar por sus múltiples intentonas vapuleadas por el contexto. Valga también el personaje como reflejo, aunque sea ficticio, de lo que fue la mentalidad emprendedora de nuestro país durante la últimas décadas.

La suerte solo pasa por las puertas de las grandes urbes

Nacido en 1926 en un pueblo de Albacete, Antonio Alcántara Barbadillo, no deja escapar la ‘oportunidad’ que se le presenta al ofrecerle un trabajo en Madrid, aunque sea como ordenanza en el Ministerio de Agricultura. Él y su mujer, Mercedes Fernández (Merche) deciden trasladar su residencia a la capital a la edad de 42 años y con dos hijos. La suya es la historia de muchas otras familias que ya, desde los tiempos franquistas, empezaron a abandonar los pueblos para desembarcar en las grandes urbes en busca de nuevas oportunidades, aunque fuese dando forma a los barrios más humildes de las capitales.  

Quién mejor socio que un amigo: ‘Alcántara y otros’

Ye en Madrid, en el año 1968, Antonio Alcántara tiene que compaginar su puesto matinal de ordenanza con otro vespertino en la imprenta de don Pablo. Aquí es donde le surge la primera oportunidad para emprender después de que don Pablo pusiese a la venta una Minerva, máquina tipográfica de pequeñas dimensiones y ya algo anticuada. Alcántara decide comprarla para montar su propio negocio, pero como no tiene dinero suficiente, consulta con sus amigos para reunir entre todos el capital necesario. Funda así ‘Alcántara y otros’, razón social muy típica de entonces, cuando la empresa solía bautizarse con el mismo nombre del fundador.

El otro problema es que, además de buscar a los socios entre su grupo de amigos, ninguno de ellos tiene ni experiencia en el sector ni experiencia empresarial, salvo que se acepte como tal la profesión de callista de Desi, el quiosco de prensa de Cervan (Tony Leblanc) o la taberna de Tinín (Quique San Francisco).

Con estas mimbres, difícil que un negocio prospere. El desorden en la gestión empresarial, los sucesivos impagos de los clientes y la demanda interpuesta por uno de los empleados  (que decidieron contratar en lugar de sus propios empleos) provoca el cierre de esta primera andadura empresarial.

La corruptela inmobiliaria:‘Construcciones Nueva York’ 

La segunda oportunidad para adentrarse en el mundo de los negocios le llega otra vez a Alcántara de la mano de don Pablo. Su antiguo jefe en la imprenta da el salto al sector inmobiliario, ya por entonces algo dado a la especulación y las corruptelas. ‘Construcciones Nueva York’ es el nombre de la nueva empresa en la que don Pablo, buscando más fidelidad que profesionalidad, ofrece a Alcántara el puesto de gerente. Ni Síndrome del Impostor “ni leches” que diría el mismo Alcántara, quien asume el ostentoso cargo sin más miramientos. Esto le abre las puertas a un dinero más abundante y al trato con la alta sociedad de Madrid a la que vende viviendas residenciales que nunca llegarán a construirse. Acusados de estafa y con la empresa en ruinas, se dará cuenta de que ha sido el “tontolaba” de la trama y que el cargo de director gerente no obedecía a otro motivo que descargar la responsabilidad legal sobre él.

Las mujeres también emprenden, pero en ‘sus cosas’: Meyni

Sumido en la depresión y de vuelta en su puesto de ordenanza, ahora será Merche quien asuma las riendas del emprendimiento en la familia. Después de tres años cosiendo pantalones para unos grandes almacenes, Merche pasa de representar el típico papel de mujer consagrada a la familia a emprendedora. En 1969 decide asociarse con su amiga y vecina Nieves para crear una boutique de moda. Nace así Meyni (acrónimo de ambos nombres). Al poco tiempo la empresa se hace con un buen prestigio, tanto que aparece de nuevo don Pablo en escena, esta vez ofreciéndose como socio capitalista de la marca. Con su entrada nace el Grupo Ramírez Sañudo consiguiendo que Alcántara deje de nuevo el Ministerio y se erija en jefe de ventas de la nuevas empresa. Dos años después, en 1971, la crisis vuelve a estar de nuevo detrás del cierre del negocio al tocar de lleno al socio capitalista.

El negocio del made in Spain: ExpoSov

Los problemas en la boutique de Meyni provocan divergencias y tensiones entre el matrimonio pero Alcántara decide seguir su recorrido de la mano de donde Pablo, aunque nada de lo que ha hecho con él hasta entonces le haya salido bien.  El nuevo negocio de don Pablo es Exposov, una empresa dedicada a la exportación de todo tipo de productos españoles a la todavía Unión Soviética. No obstante, como el contexto de la crisis nacional se mantiene, Exposov se disuelve a los pocos meses de entrar en funcionamiento. 

Al fin y al cabo, todo es papel: Alcántara Rotopress

A finales de 1972, Antonio decide volver a trabajar por cuenta ajena. Lo hace como encargado de la imprenta, Gráficas Hermanos Usillos, un mundo que ya conoce. Poco después, la imprenta empieza a tener problemas con amenaza de quiebra. Para mantener su puesto de trabajo los empleados proponen constituirse en cooperativa con Alcántara como gerente. Se mantiene al frente de la cooperativa de 1973 a 1976 aunque sigue participando de algunos de los negocios montados por don Pablo, ya excarcelado.

En verano de 1976, se disuelve la cooperativa y Alcántara la adquiere. Por fin, a los 50 años, se convierte en propietario único de su empresa, que llamó Alcántara Rotopress. Don Pablo, para quien el mundo de los negocios es más cuestión de actitud que de conocimiento o experiencia en un área determinada, aparece de nuevo en escena, ahora para animarle a fundar una revista, Por Supuesto, dedicada al destape y la actualidad política donde Toni Alcántara, el hijo y abogado convertido en periodista, asumirá el cargo de director. En el otoño de 1978 y tras sufrir un infarto, Antonio vende la imprenta y cierra la publicación.

A rebufo de las autonomías: Estandartes y Banderas

Tras un tiempo dedicado a la política, donde llega a alcanzar el puesto de director general del ministerio de Agricultura, el mismo en el que fue ordenanza, Antonio Alcántara se emplea en un concesionario como vendedor de coches. Ahí permanece hasta que tiene una nueva visión de negocio: fabricar todo tipo de banderitas, alentado por el nacimiento las autonomías. El mercado no parece muy grande, pero aún así funda la empresa Estandartes y Banderas, ubicada en lo que antes era la tienda de electrodomésticos de suamigo y antiguo socio Desi. Aunque los inicios fueron complicados, logran hacerse un hueco en el mercado, y se hacen con una importante cartera de clientes, entre ellos la Junta de Andalucía.

Lo de siempre: la venta de aceite

Siguiendo con su estela de emprendedor en serie multifracasos, en 1981 Alcántara recibe la propuesta de un nuevo negocio, esta vez para vender en Madrid garrafas

de aceite de oliva procedentes de Sevilla. Lo vende a granel por los barrios y cuando está a punto de cerrar un acuerdo con un inversor americano interesado en exportar aceite a Estados Unidos, estalla el escándalo del aceite de colza al que se le atribuyó ser el desencadenante de la neumonía atípica que sufrieron miles de personas en España. Alcántara fue señalado por los vecinos en el escándalo. No lo quedó otra que cerrar el chiringuito. 

Negocios de la tierra: Bodega Alcántara Fernández e Hijos

Después de ser juzgado por la venta del aceite de colza, aunque saliese libre de culpa, Antonio Alcántara decide poner tierra por medio y regresa a su pueblo, Sagrillas. Ahora ya parece que residir en un pueblo sea impedimento para emprender. Lo hace como productor de vino fundando una bodega con un antiguo amigo Rodolfo Miravete, ‘el bragazas’, casado con Margaret, una enóloga inglesa. Desde el inicio del proyecto todo son problemas, así que desiste para aliarse con un nuevo socio, Mauro Valcarcel, el más rico del pueblo, con el que también acaba rompiendo. Al final funda Bodega Alcántara Fernández e Hijos, con el que Alcántara se propone dejar un legado empresarial a sus hijos, aunque sea más propenso a regalar el vino que a cualquier personalidad que a cobrarlo pensando que esta es la mejor forma de captar grandes clientes.

El destape y el ocio nocturno: Club 2001

En 1981, fallece don Pablo inesperadamente. Antonio fue llamado por sorpresa a la lectura del testamento donde le comunican que es heredero de una participación en el Club 2001. Al presentarse en su nuevo local, Antonio descubre que se trata de un club de alterne un negocio que, después de tantos años de represión, funcionaba bastante bien por entonces.

El divertimento para la tercera edad: Viajes Milano

Aquí parece haber un descosido en el relato, porque el siguiente negocio y el último en el que vemos a Antonio Alcántara es al frente de una agencia de viajes, suponemos que con el dinero reunido con los otros negocios. La agencia: Viajes Milano, la monta en 1987 de la mano de su amigo Santos y está especializada en los viajes del  IMSERSO. Entonces Antonio Alcántara ya tiene 61 años y aunque el nombre de la empresa lo puso en nombre de su mujer, lo cierto es que el negocio ocasiona graves desavenencias en el matrimonio. Así que cada uno decido emprender su propio camino por separado. El negocio de Viajes Milano, prospera en los meses previos a la celebración de Los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 y de la Expo de Sevilla de 1992, y Mercedes se embarca en un nuevo proyecto para descubrir que la vida en solitario no es más sencilla que en pareja. Hasta que Antonio sufre un accidente y la pareja de reconcilia.

Cuéntame en tiempos del Covid

La serie, retomada en la 21 temporada recientemente, hace un descosido de varias décadas y nos traslada hasta el momento actual, con un Antonio Alcántara de 94 años y víctima del Covid.