Para explicar cómo ejecutar este enfoque, ilustran todo el proceso con el ejemplo de un hotel, aunque todos los pasos que indican son aplicables en la práctica a negocios de cualquier sector. Bustillo y Juste apuntan las siguientes técnicas:
Eliminar todo lo prescindible.
Para ello puede plantearse ofrecer habitaciones de categoría única. De este modo, podrán decorarse todas de la misma forma y comprar para todas el mismo tipo de cama, recurriendo a los mismos proveedores. No habrá jacuzzi ni gimnasio. Lo único que se está vendiendo es un lugar para dormir.
Invertir en tecnología.
Habrá que informatizar todo lo posible el hotel, pues aunque suponga una inversión inicial importante, el ahorro final será mayor.
Eliminar intermediarios.
Una de las máximas del low cost es el “háztelo tú mismo”. ¿Por qué pagar un porcentaje de las reservas a una agencia si puedes crear un sistema de reservas por Internet para que el cliente gestione su habitación?
Trasladarse a la Red.
Para hacer efectivo el paso anterior, es importante que la inversión en tecnología cuente con Internet como pilar básico: trasladando parte del negocio a la Red se ahorra mucho dinero.
Establecer extras.
Que el hotel no ofrezca servicio de desayuno o minibar, permitirá ofrecer estos servicios como extras.
Una vez calculado el recorte de gastos, el hotelero podrá fijar el precio de sus habitaciones muy por debajo de lo que costarían en un hotel tradicional. Un verdadero low cost.
