Otra pasa por la capacidad que tenga la empresa para cambiar las condiciones del mercado, renegociando con clientes y proveedores las condiciones de cobro y pago. Esta opción es compleja, porque existen mercados donde las reglas de juego están profundamente incrustadas y son los grandes proveedores los que marcan las condiciones de negocio y las pequeñas empresas que operan en ellos tienen poco o nulo poder de negociación.
En esos casos, dependerá de qué papel juegue cada pequeña empresa dentro del negocio de sus grandes proveedores. Si son necesarias o vitales dentro del core business de esos grandes proveedores, las posibilidades de renegociar las condiciones serán mayores.
También será importante planificar, analizar y valorar los crecimientos, porque a mayor facturación, mayores serán los recursos financieros que necesitará una empresa para crecer.
Otra de las opciones será la de reducir estructuras, eliminando clientes y líneas de negocio no rentables para la empresa, enfocando el crecimiento hacia mercados internacionales.
También, ante la bancarización de las empresas y el recorte del crédito bancario, las compañías tendrán que salir a buscar fuentes alternativas, no sólo inversores privados (tanto las tres F como inversores profesionales) sino incluso valorar la posibilidad de buscar potenciales socios en competidores, clientes y proveedores.
Fondo de sostenibilidad
“Para solucionar este problema, Ceaje ha pedido al Gobierno –por activa y por pasiva– la creación de un fondo de sostenibilidad que avale, al menos, con el 50% a todas esas empresas que demuestren la viabilidad de sus negocios. Para ello, proponemos reformular el sentido del ICO, que actualmente es un banco público con criterios de scoring tan duros o más que los de la propia banca comercial” señala Andrade.
“El ICO debe reformularse y ser un instrumento de aval para las empresas con proyectos viables. La banca comercial está acusando a las empresas de no ser fiables, de no tener proyectos viables y eso no es real. No sólo me refiero a los proyectos de nueva creación, sino que hay muchas empresas, con muchos años en el mercado, que han venido demostrando a lo largo de los años una trayectoria de viabilidad. Ahora mismo, España está destinando muchos recursos a emprendimiento y ese dinero se podría canalizar en forma de préstamos, porque no queremos subvenciones, para ayudar a esas empresas a que puedan crecer, consolidarse, salir a nuevos mercados, crear empleo y, en definitiva, poder seguir viviendo”, añade Andrade.
La presidenta de Ceaje tiene claro que las empresas deben desbancarizarse, “porque no llega esa reforma bancaria definitiva que haga que la banca sea sensible a conceder préstamos, sino que se dedica a la venta cruzada de miles de productos, a la captación de pasivo y no de verdad a lo que debería ser, que es prestar dinero. Y si no lo hace y nadie les obliga con una reforma, tenemos que buscar alternativas de financiación”.
Más créditos
Ceaje ha pedido una estrategia país “que incluya la consolidación de proyectos. Eso obligaría a los bancos a facilitar préstamos en un porcentaje del total de sus operaciones”. Y también que se homogeneicen las sociedades de garantía recíproca (SGR). “A través de la Ley de Emprendedores, se metió una coletilla que dice que las SGR deben tener un mínimo de capital, con lo cual algunas tendrán que fusionarse o desaparecer, pero no hay nada que las regule. Por lo que cada una hace lo que le da la gana en su territorio y están politizadas, cuando son un instrumento vital para el crecimiento de las empresas”.