Los productos de lujo, sean ropa, complementos o perfumería, son un valor seguro frente a las recesiones, como se puede observar por las cifras de negocio de las grandes casas en épocas de crisis. Según Fátima Sánchez, presidenta de Mandhala, una consultora de imagen y estilo de vida especializada en servicios a clientes de alto poder adquisitivo, “la mayor parte de las empresas de lujo no se están viendo muy afectadas por la ralentización. O crecen o se mantienen”. Y vale tanto para el lujo exclusivo como las segundas líneas de las grandes casas. “En el primer caso –apunta Fátima– porque ese tipo de clientes no se ve afectado por la crisis; en el segundo, porque se trata de una categoría de consumidor de nivel alto, el llamado Masstigio, que sigue consumiendo lujo, aunque sea perfumes, corbatas o bolsos. Quiere sentirse bien y pensar que todo va de maravilla”.
No es teoría. El incremento de las cuentas de los grandes grupos de lujo en el primer trimestre le dan la razón a la presidente de Mandhala.