Podría tratarse de una de las miles de inversiones de Jeff Bezos en sectores experimentales, pero podría tener más importancia que el resto durante las próximas décadas. Se trata de la industria del rejuvenecimiento, un sector que ya está incorporando a los mejores científicos del mundo para investigar nuevas fórmulas que nos permitan vivir más y mejor.
En concreto, la compañía Altos Labs es propiedad del fundador de Amazon y Yuri Milner, uno de los inversores tecnológicos más importantes de Silicon Valley. Juntos decidieron invertir en el sector del rejuvenecimiento, creando grandes centros de investigación en Estados Unidos, Reino Unido y Japón.
Para ello, la empresa ha contratado a los grandes científicos expertos en rejuvenecimiento del mundo. El más famoso es Shinya Yamanaka, ganador del Premio Nobel de Medicina en 2012. Pero también dos españoles, Manuel Serrano y Juan Carlos Izpisúa, reconocidos investigadores internacionales en la materia.
El enorme futuro del sector del rejuvenecimiento se demuestra teniendo en cuenta los salarios astronómicos que Altos Labs paga a sus investigadores. Según MIT Techonology Review, estos científicos cobrarían más de un millón de dólares al año por investigar nuevas formas que nos permitan vivir más y mejor. “Gracias a una empresa privada tenemos libertad para ser audaces y explorar”, ha explicado Serrano.
En una antigua entrevista, el científico reconocía la posibilidad de que existan “terapias antienvejecimiento en un futuro relativamente próximo, en diez, 20 o 30 años. Dudo que eso nos haga inmortales, pero vamos en esa dirección”. Ante esta afirmación, parece lógico que los grandes emprendedores e inversores del momento hayan decidido formar parte de esta apuesta por el futuro de la salud.
El rejuvenecimiento, una industria arriesgada que puede terminar en fracaso
Otra de las motivaciones de los multimillonarios para invertir en el sector del rejuvenecimiento son las exitosas pruebas realizadas con animales durante los últimos años. En este sentido, algunos laboratorios han conseguido revertir los efectos de la edad, como la ceguera, en ratones.
Sin embargo, adaptar esa tecnología a los humanos parece una tarea mucho más complicada y que, en el mejor de los casos, requerirá de una gran cantidad de tiempo e inversión para llegar a materializarse. En este sentido, el investigador Alejandro Ocampo, que trabajó en el mismo laboratorio que Izpisúa, se muestra escéptico. “Creo que se está moviendo demasiado rápido. No sé si deberíamos tener de cinco a ocho empresas de rejuvenecimiento”, explica, teniendo en cuenta que apenas hay investigaciones concluidas sobre este tema.
A pesar del alto riesgo de la inversión, si las empresas dedicadas el rejuvenecimiento consiguen triunfar en los próximos años, estaríamos ante un negocio exclusivo y multimillonario, que confirmaría a magnates como Jeff Bezos el éxito de invertir en sectores que hace apenas unos años parecían reservados a la ciencia ficción, como el turismo espacial con el que ya triunfan el propio fundador de Amazon, Richard Branson o Elon Musk.